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Irak


Resurgence No. 4 - 2003

Partidos religiosos chiítas llenan el vacío en el sur de Irak

por Juan Cole

La opinión pública occidental está descubriendo que los chiítas de Irak pueden estar unidos en su odio hacia el desaparecido régimen baathista, pero están muy divididos en cuanto a sus planes de posguerra.

Los partidos y milicias chiítas de Irak cayeron hace poco en la brecha resultante del colapso del Partido Baath, especialmente en las ciudades que son santuario religioso. Este hecho debe haber resultado muy chocante para el subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, que a principios de marzo prefirió como aliados de Estados Unidos a los iraquíes, en lugar de los saudíes, con el argumento de que eran seculares y “mayoritariamente chiítas, una clara diferencia con los wahhabistas de la península, y no hacen tanto problema por el hecho de que las ciudades santas del Islam estén en su territorio”.
Wolfowitz y otros políticos favorables a la guerra tenían razón en cuanto a que la mayoría de los chiítas, procedentes de la clase media educada de trabajadores de fábricas, son nacionalistas iraquíes seculares. Pero se equivocaron mortalmente al no prestar atención al poder de las fuerzas religiosas e ignorar la importancia de las ciudades santuario de Najaf y Karbala. La fantasía neoconservadora de Irak se encuentra ahora con el verdadero Irak, en la tierra, en las ciudades santuario y en los pueblos más pequeños, en su mayoría chiítas, del sur del país. La opinión pública occidental está descubriendo que los chiítas de Irak pueden estar unidos en su odio hacia el desaparecido régimen baathista, pero están muy divididos en cuanto a sus planes de posguerra.

Las rivalidades de Najaf

El clérigo que lidera en Najaf –ciudad santuario de la figura santa de Ali b. Abi Talib, primo y yerno del profeta Mahoma- es el gran ayatolah Ali Sistani, de 73 años. Nacido en Mashhad, Irán, llegó a Najaf (560.000 habitantes) en 1952 y se quedó para siempre. Al igual que muchos integrantes de la clase dirigente, rechaza la teoría del ayatolah Ruhollah Jomeini según la cual el gobierno clerical o “la vigilancia de la jurisprudencia” –doctrina por la cual Jomeini agitó siglos de quietismo entre los clérigos chiítas y contribuyó con la Revolución de Irán, en 1979. Sistani y sus seguidores también han criticado las violaciones de los derechos humanos cometidas en el Irán posrevolucionario.
No mucho después de la entrada de las tropas estadounidenses a Najaf, el 8 de abril, Sistani realizó una proclama pública pidiendo a los chiítas que no interfirieran con los soldados, declaración que Wolfowitz se apresuró a citar como “la primera fatwa proestadounidense”. (La proclama no era una verdadera fatwa o ley). Sin embargo, la semana siguiente, Sistani insistió en que Irak fuera gobernado “por los mejores entre sus hijos”. Es probable que el portavoz e hijo mayor, Muhammad Rida Sistani, estuviera destilando el pensamiento de su padre cuando dijo: “Los estadounidenses son bienvenidos, pero no creo que sea bueno que se queden por mucho tiempo”.
Cuando los militares estadounidenses arrestaron brevemente al jeque Muhammad al-Fartusi y a otros dos clérigos que habían sido enviados a Bagdad el 21 de abril, 5.000 chiítas hicieron una furiosa manifestación desde el céntrico Hotel Palestina. Al Fartusi había sido enviado por los dirigentes de Najaf a Bagdad para dar el sermón del viernes en la mezquita de al-Hikma ante una congregación de 50.000 fieles. Su sermón decía en parte que Estados Unidos no podía imponer una “democracia” formal en Irak, con libertad de expresión individual y negarle a los iraquíes el derecho a crear su propio gobierno.
Sistani es el ayatolah más anciano de Najaf, desde que Muhammad Sadiq al-Sadr fue asesinado en 1999 por orden del hijo mayor de Saddam Hussein, Uday, por atreverse a desafiar al ex dictador de Irak. Hoy, Muqtada al-Sadr, hijo del clérigo convertido en mártir, es uno de los principales rivales de Sistani en Najaf. En 1999, después de la muerte de su padre, Muqtada se ocultó. Organizó a los chiítas más pobres de Najaf y Kufa, y estableció su autoridad también en los barrios marginales del este de Bagdad, donde viven entre dos y tres millones de personas.
El movimiento Sadr que lidera Muqtada insiste en que sólo se debe seguir a Muhammad Sadiq al-Sadr y se niega a que clérigos inmigrantes iraníes como Sistani tengan autoridad en Irak. Estas ideas son poco ortodoxas para los chiítas usuli que predominan en Irak e Irán. Según los usuli, está prohibido seguir las enseñanzas de un jurisprudente muerto y se admite que los chiítas sigan a cualquier otro, vivo y de su elección. Muqtada tiene la edad adecuada para adquirir esa autoridad.

La ciudad de Saddam cambia de nombre

El movimiento Sadr parece autoritario e intolerante, además de que sus principales seguidores son los habitantes de los barrios empobrecidos y tiranizados por los matones del Partido Baath. El movimiento Sadr estuvo implicado en el asesinato en masa de un ayatolah rival, Abd al-Majid al-Khoei, que contaba con el apoyo de Estados Unidos y había llegado a Najaf luego de una década de exilio en Londres. Ese mismo 10 abril, los miembros de dicho movimiento rodearon la casa de Sistani y el ayatolah Said al-Hakim, sobrino de Muhammad Baqir al-Hakim, líder del Consejo Supremo de la Revolución Islámica de Irak, exigiendo que ambos dejaran Najaf de inmediato. Este intento de golpe contra el liderazgo de la ciudad santuario fue detenido cuando 1.500 chiítas tribales llegaron desde la zona rural para proteger a Sistani y al-Hakim.
Muqtada menosprecia a Sistani porque nunca salió de su quietismo para oponerse a Saddam Hussein. Y lo mismo opina de los políticos y clérigos exiliados que ahora vuelven a Irak, por lo cual insulta, por ejemplo, a Ahmad Chalabi y al secular Congreso Nacional de Irak. El movimiento Sadr quiere que Irak sea una república islámica, aunque no como la de Jomeini en Irán. Las informaciones sobre los barrios marginales de Bagdad indican que Muqtada es idolatrado y que la mayoría de los milicianos armados que patrullan ahora en la ciudad Sadr (antes ciudad Saddam) son sus seguidores. Según un programa, hace poco detuvieron un intento de infiltración de una milicia chiíta rival en la ciudad, la Brigada Badr del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, procedente de Teherán. Al igual que la mayoría de los clérigos chiítas, Muqtada quiere que los estadounidenses se vayan de Irak lo antes posible.

Hacia Karbala

El Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, presidido por Muhammad Baqir al-Hakim, es una rama del Partido Revolucionario al Da´wa al-Islamiyya, fundado a fines de la década del cincuenta. Al-Hakim fue obligado a irse a Teherán en 1982 a raíz de la persecución de figuras claves de dicho partido iniciada por Saddam. El Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak tiene un ala paramilitar de entre 10.000 y 15.000 luchadores armados, probablemente entrenados por la Guardia Revolucionaria de Irán y comandados por Abd al-Aziz al-Hakim. Se sabe que los al-Hakim son simpatizantes de los radicales como el ayatolah Ali Jamenei, sucesor de Jomeini como líder supremo de Irán.
El Consejo Supremo formó parte del Congreso Nacional de Irak y recibió quince de los 65 escaños del consejo de gobierno provisorio que se formó durante la reunión de la oposición iraquí en Londres, en diciembre de 2002. Las figuras del Consejo Supremo participaron en las reuniones del Departamento de Estado de Estados Unidos para derrocar a Saddam e hicieron declaraciones a la prensa acerca de sus negociaciones con la oficina del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, en cuanto al papel reservado a la Brigada Badr, que lucharía junto a las tropas estadounidenses durante la invasión. Dado que el gobierno de George W. Bush había clasificado como parte del “eje del mal” a los que apoyaban al Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak desde Irán, esta alianza fue de un cinismo increíble.
Sin embargo, en enero de 2003, la ideología superó al pragmatismo y el gobierno de Bush cortó bruscamente sus relaciones con el Consejo Supremo. El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Zalmay Khalilzad, intentó diluir la influencia del Consejo en el Congreso Nacional de Irak, aparentemente con la ayuda de la oficina del vicepresidente Dick Cheney. Luego, en las reuniones con los grupos opositores de Turquía, a fines de enero, Khalilzad dijo públicamente que Estados Unidos pensaba gobernar Irak durante un tiempo luego del “cambio de régimen”, en lugar de crear un gobierno provisorio iraquí. Muhammad Baqir al-Hakim denunció de inmediato este plan diciendo que equivalía a una ocupación colonial y amenazó a los soldados estadounidenses con un ataque de la Brigada Badr si prolongaban su estadía. Se sintió traicionado por este revés de la política de Washington.
Estados Unidos advirtió a Irán que no permitiría la entrada de fuerzas de la Brigada Badr durante la invasión. Al-Hakim sostiene que, de todos modos, entraron al país. El 17 de abril, hombres armados de la Brigada Badr controlaban la ciudad de Baquba (de 163.000 habitantes), cercana a la frontera con Irán, y una fuerza de la Brigada le permitió al clérigo Sayyid Abbas, del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, ocupar la mansión del alcalde de Kut (de 360.000 habitantes). Cuando los marines trataron de intervenir, una multitud de 1.200 personas se reunió a cantar consignas contra el líder del Congreso Nacional Iraquí, Ahmad Chalabi, y los soldados decidieron retirarse. Los militares estadounidenses marginaron a Abbas en una reunión el 19 de abril, pero luego, el clérigo organizó un encuentro al anochecer que según la prensa fue “más grande que nunca”. Según el corresponsal de The Daily Telegraph, “el señor Abbas fue vocero de pedidos que ya son generales: un estado islámico para Irak y el fin de la ocupación estadounidense”.
Abd al-Aziz al-Hakim, del Consejo Supremo para la Revolución Islámica en Irak, volvió a Irak el 16 de abril y llegó a Kut para los festejos, supuestamente para prepararle el camino a su hermano mayor. El menor de los al-Hakim declaró en una entrevista que el Consejo Supremo trabajaría en colaboración con otros partidos durante la nueva etapa de Irak. El 18 de abril, en Kut, dijo en una entrevista televisiva: “Seguiremos optando por un sistema político nacional, pero al final, el pueblo iraquí organizará un sistema islámico republicano”. Agregó que la voluntad de los chiítas de hacer prevalecer el sistema islámico ganará las elecciones democráticas, ya que representan 60 por ciento de la población.
El 18 de abril, Muhammad Baqir al-Hakim, aún en Teherán, citó a los chiítas a una reunión en la ciudad santuario de Karbala, el día 22, “para oponerse a un gobierno provisorio estadounidense y defender la independencia de Irak”. El portavoz del Consejo Supremo, Abu Islam al-Saqir, agregó: “Para el pueblo iraquí, la dominación estadounidense no es mejor que la dictadura del brutal régimen que había impuesto Saddam Hussein”. Decenas de miles de chiítas iraquíes se dirigieron hacia la ciudad para conmemorar el martirio del nieto del profeta Mahoma, Hussein, que murió en una batalla en la llanura de Karbala, durante el siglo VII. El recurso de Muhammad Baqir al-Hakim a la simbología de Karbala con fines políticos es una manera de comparar a los militares de Estados Unidos con Yazid, el contrincante de Hussein en la batalla que para los chiítas constituyó el martirio del opresor del imán.

“Nadie nos representa”

A pesar de haber dado nacimiento al Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak, el partido al-Da’wa al-Islamiyya es una organización aparte, con un grado de compromiso con el gobierno islámico. Tiene facciones en Londres, Teherán e Irak, pero sólo los representantes de Londres quisieron relacionarse con los estadounidenses. Se ha dicho que muchos iraquíes de al-Da’wa, al igual que el movimiento Sadr, son leales al gran ayatolah libanés Muhammad Hussein Fadlallah. Fadlallah nació y se educó en Najaf, pero se fue a Londres en 1965. El movimiento islámico Hezbolah de Líbano, al cual Fadlallah ya no está afiliado directamente, amenazó a los soldados estadounidenses en Irak. Además de su rama de Teherán, al-Da’wa, igual que el movimiento Sadr, prefiere a los políticos nativos de Irak y rechaza la “vigilancia de la jurisprudencia” de Jomeini, en favor de las teorías sobre el gobierno islámico que planteó Muhammad Baqir al-Sadr, asesinado por orden de Saddam Hussein en 1980. (Era tío de Muhammad al-Sadiq al-Sadr, fundador del movimiento Sadr y también asesinado por el régimen de Saddam.).
Un líder más moderado de al-Da’wa, Ibrahim al-Jaafari, se negó a participar en la reunión de líderes organizada por Estados Unidos cerca de Nasiriyya el 16 de abril, alegando que no iba a cooperar con el gobierno militar extranjero. Su opinión parece ser predominante en el partido, que organizó una protesta el 15 de abril en Nasiriyya (de 535.000 habitantes) contra la conferencia del general retirado Jay Garner, director de la Oficina de Ayuda Humanitaria y Reconstrucción que Washington designó para administrar a Irak en la posguerra. La prensa informó que los manifestantes eran “miles” y cantaban: “¡No queremos a Saddam! ¡No queremos a Estados Unidos! ¡Sí queremos libertad! ¡Sí queremos al Islam!”. Las pancartas decían: “Nadie nos representa en una conferencia”. El 19 de abril, al-Jaafari firmó una carta de un conjunto de países vecinos de Irak pidiendo el establecimiento inmediato de un gobierno provisorio tecnocrático, sugiriendo que al-Da’wa es un partido menos religioso que otras facciones chiítas. Entre los líderes de al-Da’wa en Nasiriyya se encuentra Muhammad Bakr al-Nasri, un importante clérigo que acaba de regresar del exilio del que se dice que es el “guía filosófico” del partido. Los funcionarios de al-Da’wa temen que las capacidades paramilitares del Consejo Supremo para la Revolución Islámica de Irak y las del movimiento Sadr, que son superiores a las suyas, los dejen fuera de competencia política.

Un vacío que se llena

Una de las grandes sorpresas de las dos semanas siguientes a la caída del Partido Baath en Irak, fue el modo en el cual los líderes religiosos chiítas y los partidos se deslizaron de inmediato hacia el vacío. Este proceso se vio facilitado por la escasez de tropas estadounidenses terrestres, de acuerdo con el plan militar de Rumsfeld que rechazó el pedido del Pentágono de multiplicar las fuerzas militares.
Entre los principales centros chiítas, sólo Basora parece haber resistido a esta tendencia, quizá en parte debido a las diferentes políticas adoptadas por los comandantes británicos instalados allí, y en parte debido a la influencia de la clase media y sectores trabajadores seculares chiítas. Fuera de Basora, los chiítas seculares no lograron organizarse y carecen de fuerzas paramilitares. Puede ser que muchos estén atónitos por la humillante derrota.
Los partidos políticos religiosos y movimientos chiítas tienden a ser jerárquicos y autoritarios a pesar de su apariencia popular, de acuerdo con las convicciones Usuli sobre la necesidad de prestar una obediencia ciega a la jurisprudencia. La exigencia religiosa chiíta de crear un Estado islámico generará un conflicto con los sunitas árabes y los kurdos, que no están dispuestos a tolerar el gobierno de un ayatolah o a que se les impongan las estrictas leyes chiítas. Los kurdos tienen sus propias milicias. El historiador Ervand Abrahamian ha comparado la ideología del Irán de Jomeini con los movimientos colectivos de la Argentina de Perón. Los neoconservadores, que esperaban que las milicias chiítas lucharían contra el ejército de Saddam Hussein junto con lo soldados estadounidenses, han desatado esta suerte de política de masas en el otrora rígidamente controlado Irak.

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Juan Cole es profesor de Historia de Medio Oriente y Asia meridional en la Universidad de Michigan y es autor de Sacred Space and Holy War: The Politics, Culture and History of Shi’ite Islam (Espacio sagrado y guerra santa: política, cultura e historia del islam chiíta, I.B. Tauris, 2002).

Esta es una versión editada del artículo publicado en Middle East Report Online www.merip.org, un nuevo servicio de análisis de Middle East Research and Information Project (Proyecto de Investigación e Información sobre Medio Oriente).







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