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No. 67 - Mayo 1997

SOJA TRANSGENICA

Posibles efectos en la salud humana

por Beatrix Tappeser y Christine von Weizsacker

Los intentos de la empresa Monsanto de comercializar una soja manipulada genéticamente para hacerla resistente a un herbicida de glifosato, fabricado por la propia trasnacional con la marca Roundup, originó protestas en todo el mundo.

Monsanto ha realizado numerosos estudios sobre la soja transgénica y su repercusión potencial en la salud humana. No obstante, si nos detenemos en los informes es posible identificar fácilmente una omisión científica ostensible: los consumidores ingerirán soja transgénica cultivada en campos tratados con glifosato, pero las pruebas se hicieron con soja transgénica cultivada en un terreno en el cual no se aplicó ese plaguicida.

Se trata de un error científico de tal magnitud que invalida cualquier resultado.

Se han identificado cuatro grupos de problemas asociados con el uso de glifosato en legumbres y con las consecuencias de los cultivos de alimentos transgénicos en general:

1. El glifosato es el tercer plaguicida que provoca más problemas de salud entre los trabajadores rurales del estado de California.

2. La aplicación de glifosato da origen a la producción de fitoestrógenos en las verduras, que actúan igual que las hormonas en los organismos de los mamíferos que las ingieren, por lo que podrían causar graves alteraciones en el sistema reproductivo. Los datos sobre el contenido de estrógeno de las plantas de Monsanto no reflejan el alcance real de este problema, porque las plantas probadas crecieron en un ambiente libre de glifosato.

3. Las pruebas de Monsanto en cuanto al potencial alergénico son cuestionables. Para que una planta sea resistente a un herbicida, como en el caso del cereal resistente al glifosato, se le introduce una nueva proteína (o enzima). La presencia de una nueva proteína en la planta y en los alimentos que la planta produce tiene el potencial de provocar reacciones alérgicas. Monsanto sólo hizo pruebas con personas que se sabía eran alérgicas a la soja, pero el tipo de prueba utilizado no comprobó la reacción a las nuevas proteínas. Cualquier investigador de campo sabe que no es posible probar de antemano la reacción alérgica a proteínas nunca antes consumidas por los seres humanos. Además, los últimos estudios publicados por científicos suizos evaluaron las diferencias del potencial de alergia de los cultivos comunes y los cultivos manipulados genéticamente. Los científicos concluyeron que el uso de técnicas de ingeniería genética provoca una mayor incidencia de problemas alérgicos.

4. Otro problema consiste en que la ingeniería genética produce "efectos de posición". En los organismos vivos, los genes se vinculan de manera intrincada a través de redes que se mantienen en un delicado equilibrio. Se ha comprobado que la introducción de nuevos constructos de genes -a menudo consistentes en partes de material genético de cuatro o cinco tipos de organismos diferentes- en cualquier lugar de la larga cadena de la molécula de ADN, provoca alteraciones en esa fina red. El "efecto de posición" puede provocar cambios no deseados en la concentración de los productos metabólicos de la planta. Este parece ser el caso de la soja transgénica de Monsanto. El cereal muestra ciertas diferencias en la composición oleaginosa, comparado con la soja no transgénica, pero los estudios de Monsanto no incluyen toda la información. También hay diferencias en el nivel de los inhibidores de tripsina, proteínas que inhiben las actividades de degradación de las proteasas, el primer escalón del proceso digestivo. Los inhibidores de tripsina se caracterizan por ser antinutritivos. Pero, nuevamente, las cifras que figuran en los estudios son incompletas.

Impactos ambientales de la soja transgénica

El glifosato, al igual que otros herbicidas, tiene como finalidad el control de la maleza, es decir que está concebido para reducir la diversidad biológica vegetal del terreno y sus alrededores. Los herbicidas lo logran de manera devastadora. A diferencia de otros herbicidas, el glifosato no podría ser utilizado en campos de cultivos en crecimiento ya que mata no sólo al grupo seleccionado sino a todas las plantas verdes. La introducción de un gen de resistencia al glifosato permite ahora ampliar su campo de aplicación.

Tampoco debe olvidarse otro aspecto del uso de herbicidas. Diversas plantas, que son calificadas como "maleza" por quienes promueven el monocultivo de alto insumo para el mercado mundial, son "verduras", "medicina", "forraje", "compost" y "flores" para muchos agricultores. La pérdida de diversidad de las plantas también significa invariablemente la pérdida de diversidad de animales y organismos del suelo. Se sabe que los herbicidas son tecnologías autodestructivas: invariablemente las malezas se inmunizan y el herbicida debe ser reemplazado por otro.

La soja transgénica, como el resto de las plantas transgénicas, está asociada con un riesgo específico de bioseguridad. Diversos estudios científicos han demostrado que los transgenes se transmiten a los "parientes" silvestres con efectos potencialmente perturbadores sobre la flora y la agricultura.

Otros efectos adversos

Además de su potencial fitodestructivo, se comprobó que el glifosato tiene otros impactos directos en la diversidad biológica:

* Es venenoso para los peces.

* Permanece en el suelo durante largos períodos. Lechuga, cebada y zanahoria plantadas un año después de la aplicación de glifosato han incorporado pequeñas cantidades de este producto químico. La degradación del glifosato da origen a metabolitos como el ácido amino-metil-fosfónico, que puede permanecer en el suelo hasta tres años.

Los gobiernos, los agricultores y los consumidores deberían pensar cuidadosamente sobre estos problemas. Tal vez no quieran embarcarse en la producción de un cultivo que:

* provoca un mayor uso del herbicida glifosato;

* puede agregar problemas en materia de bioseguridad;

* está asociado con la acumulación de metabolitos en gran medida desconocidos que ya han demostrado algunos efectos tóxicos en los suelos y cursos de agua.

Beatrix Tappeser es jefa del Departamento de Evaluación de Riesgos de la Ingeniería Genética del Instituto para la Ecología Aplicada de Freibur, Alemania.
Christine von Weizsaecker es directora del Programa Biodiversidad/Biotecnología/Bioseguridad, y vicepresidenta del Consejo Asesor del Grupo de Prueba de Consumidores de Alemania.






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