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No. 109 - Noviembre 2000

Agricultores reclaman moratoria de arroz transgénico

por Mae-Wan Ho

Una multitudinaria reunión celebrada en Tailandia congregó a agricultores, activistas, funcionarios de gobierno, académicos e investigadores del arroz con el objetivo de asegurar la protección oficial de la biodiversidad y el saber indígena.

Agricultores de toda Tailandia se reunieron el 15 de agosto, en el Museo para la Cultura y la Agricultura, de la Universidad Kasetsart, en los alrededores de Bangkok, en ocasión del Foro del Arroz. Activistas, funcionarios del gobierno, académicos, estudiantes e indígenas se dieron cita para escuchar a los oradores, entre los cuales figuraban destacados profesores universitarios y del Ministerio de Agricultura, el líder de las tribus Karen e invitados del exterior. También Monsanto envió una representante.

El evento se realizó en el marco de los preparativos para la larga marcha que tuvo lugar poco después, en setiembre, en protesta por la introducción de organismos modificados genéticamente (transgénicos) a Tailandia.

Rapee Sakrik, dos veces Rector de la Universidad y mejorador de orquídeas, abrió la sesión matutina recordando la importancia de esas flores en la cultura nacional, pues habían contribuido a que los tailandeses desarrollaran una percepción en profundidad de las cosas sutiles de la vida.

Ampón Kittiampon, subsecretario del Ministerio de Agricultura y Cooperación, se lamentó de que el conocimiento moderno no incluyera el saber tradicional, y que el énfasis en la eficacia en función del costo haya dejado de lado valores sociales. La reciente crisis económica ofreció una oportunidad para evaluar el equilibrio entre la conservación cultural y las demandas externas. "El arroz es el sustento de nuestra sociedad", manifestó. "La exportación es importante pero no puede ser el centro". La influencia externa y los derechos de propiedad intelectual socavan el conocimiento tradicional. Además, si los agricultores tienen que comprar las semillas, lo que está en juego es la seguridad alimentaria misma.

Joni, líder de los Karen, expresó que para ellos, "el arroz es vida" y que perder la semilla es perder la vida misma. Toda su cultura gira en torno al arroz. El espíritu del arroz se eleva al cielo cada año y antes de plantarlo se realiza una ceremonia.

Los Karen solían plantar 100 variedades de arroz, de las cuales ahora quedan sólo cinco. Responsabilizó a los académicos y a las autoridades por no comprender la agricultura de quema (itinerante), que funciona en ciclos de cuatro años. Plantar arroz en el mismo lugar durante cuatro años seguidos condujo a la pérdida tanto de cultivos de arroz como del bosque.

Variedades de arroz

El profesor Prapas, mejorador de arroz del Ministerio de Agricultura, y Day-ene Siripatra, de la Fundación Khoaw Kwan (Espíritu del Arroz), dieron diferentes versiones de la historia del cereal en Tailandia.

Según Prapas, antes había cuatro ministerios y uno de ellos era el ministerio de asuntos del arroz. El Departamento del Arroz, que luego se convirtió en el Instituto de Investigación del Arroz, realizaba investigaciones sobre aspectos sociales y culturales de ese cultivo y no tan solo modificaciones genéticas. Durante el reinado de Rama V, Tailandia exportaba arroz, pero el precio era muy bajo, por lo que el rey organizó una competencia de variedades. Esto provocó el desarrollo de muchas variedades y durante varios años Tailandia ganó los 10 primeros premios de la competencia del arroz organizada por Canadá. Actualmente, sólo queda el arroz Jasmine. En aquella época, hace 45 o 50 años, el principal interés de los agricultores era plantar para su propio consumo. Ahora el objetivo está puesto en la exportación y el alto rendimiento. Prapas sugirió que la ingeniería genética podría ser utilizada en variedades tradicionales para aumentar el rendimiento y el sabor, o para resistir plagas.

Day-ene Siripatra manifestó, por el contrario, que la práctica de plantar arroz cambió cuando los británicos obligaron a Tailandia a abrir su mercado. Después de eso, Tailandia implantó sistemas de riego y estaciones de investigación del arroz, y organizó competencias. El Instituto de Investigación del Arroz fue creado para obtener variedades que fueran buenas para la exportación. De las 10 variedades que obtuvieron premios en Canadá, nueve no se utilizaron más, aunque quedaron guardadas en el banco de semillas.

Después de la Segunda Guerra Mundial, Tailandia firmó un contrato con Estados Unidos. El Dr. Love, un especialista del arroz proveniente de ese país, fue a Tailandia para enseñar a funcionarios de gobierno a hacer la colecta de variedades de arroz. Se recolectó un total de 120.000 variedades, que Love se llevó a Estados Unidos. ¡Así que la piratería no es nada nuevo!. El arroz Jasmine actual también fue creado por los propios agricultores.

La Revolución Verde

En los 60, el Banco Mundial y la Fundación Rockefeller introdujeron la Revolución Verde en Tailandia. Su énfasis en el rendimiento elevado con alto uso de insumos externos provocó una drástica pérdida de variedades tradicionales. Se les dijo a los agricultores que reemplazaran sus variedades tradicionales por las nuevas, que resultaron ser muy vulnerables a las enfermedades.

Y ahora, Norman Borlaug, padre de la Revolución Verde, llegó a Tailandia para promover los transgénicos. Para Day-ene, la experiencia indica que los transgénicos no son el mejor camino a seguir.

Uno tras otro, los agricultores presentes hicieron uso de la palabra con testimonios vehementes y a veces encolerizados. "El arroz Jasmine ha perdido fragancia porque el Ministerio de Agricultura promueve variedades nuevas. Estas se cruzan con las anteriores y les hacen perder fragancia. Los agricultores están endeudados porque los comerciantes reducen el precio debido a la pérdida de fragancia", señaló uno de ellos. "Debemos recuperar las variedades tradicionales y el gobierno debe aumentar su precio", apuntó otro. "Antes se plantaba cantidad de arroz con fragancia, pero como el gobierno desarrolló variedades para exportación y puso énfasis en el rendimiento, los agricultores dejaron de plantarlas", dijo un tercero. "Para conservar variedades de arroz, el gobierno debe comprar variedades diferentes", se arguyó.

Los agricultores confirmaron que el uso de plaguicidas y fertilizantes provocaba muchas enfermedades, mientras que las variedades tradicionales nunca dieron tantos problemas. También puntualizaron que el beneficio de la plantación de arroz consiste en que provee de alimento y pienso para los animales, así como un excedente para su venta en el mercado. "Sin la planta del arroz nos empobrecemos", aseguraron y reclamaron una agricultura más integrada.

Al concluir la sesión, Joni deploró que la gente perdiera su tendencia natural a la cooperación por culpa de la cultura del dinero. Day-ene reclamó un cambio de paradigma en lugar de tan solo intentar poner remiendos al existente. La forma holística es integrar agricultura con cultura: el arroz como vida y no el arroz como mercancía.

La primera sesión de la tarde se refirió a los aspectos técnicos del arroz transgénico, y confirmó lo que ya se había dicho en la mañana. Yo di un panorama del estado de resistencia a los cultivos transgénicos en todo el mundo, y expliqué qué es la ingeniería genética y cómo amenaza no sólo la seguridad alimentaria sino también nuestros valores más profundos.

Devlin Kuyek, de la organización no gubernamental GRAIN, con sede en Barcelona (www.grain.org), hizo un análisis muy útil del arroz transgénico manipulado para resistir la roya bacteriana. El Instituto Internacional de Investigación del Arroz realizará pruebas de campo en el sudeste asiático, empezando en Filipinas. Las Directrices de Bioseguridad de Filipinas establecen actualmente que "la manipulación genética de organismos será permitida únicamente si el objetivo último es el bienestar de la humanidad y del entorno natural, y únicamente si se ha establecido claramente que no existen o no se prevén enfoques alternativos que sirvan al bienestar de la humanidad y el entorno". Resulta que sólo las variedades de la Revolución Verde son susceptibles a la roya bacteriana y no las variedades locales. En los hechos, el Instituto Internacional de Investigación del Arroz ha provocado la roya bacteriana y ahora propone utilizar el arroz transgénico para resolver el problema. Pero la experiencia ha demostrado que esta estrategia no funcionará, ya que la roya bacteriana simplemente mutará en una nueva forma.

El mito del “arroz dorado”

Lene Santos, también de GRAIN, habló sobre el mito del "arroz dorado" -manipulado para producir pro-vitamina A en el grano no integral-, al que anuncian como la cura de la deficiencia de vitamina A que afecta a una gran parte de la población del Tercer Mundo. Señaló que los pobres y desnutridos tienen deficiencia de muchas vitaminas y nutrientes, y que el problema no se resuelve solamente con la pro-vitamina A. Hay casi 70 patentes sobre el arroz dorado, de propiedad de 32 compañías. La variedad modificada es un tipo de arroz templado que no resulta apto para su plantación en zonas tropicales.

Por último, el representante de Monsanto expresó que esa empresa sólo intenta mejorar la calidad de vida de la población del Tercer Mundo, y que siempre se puede optar por no utilizar cultivos transgénicos. China y Singapur, dijo, promueven y utilizan con entusiasmo la tecnología.

Devlin, por su parte, advirtió que según versiones de una fuente que él tiene en China, ese país sufre ahora el mismo problema con el algodón de Monsanto que el que sufrieron los agricultores de Estados Unidos: los copos de algodón se caen cuando se les aplica el herbicida Roundup. Pero el contrato los obliga a guardar silencio.

Peligroso

Monsanto fue puesto en tela de juicio por un profesor de la Universidad de Príncipe de Songkla, quien destacó la importancia de proteger a Tailandia por ser un centro de biodiversidad del arroz. También advirtió sobre los peligros que acarrearía la liberación de arroz transgénico. Tailandia tiene una enorme cantidad de variedades de arroz, todas distintas en fragancia y color -gamas de amarillo, rojo y negro-, ricas en todo tipo de vitaminas y minerales.

Alguien del público intervino para decir: "¡Monsanto, no trates de empujarnos!. Los académicos y funcionarios del gobierno deberán tratar de entender claramente cómo proteger el mundo natural. Pero en lugar de eso, Tailandia es dominada por un grupo de científicos representantes de empresas que procuran obtener beneficios económicos del mundo en desarrollo para el mundo desarrollado. Los pequeños agricultores generalmente son forzados a realizar acuerdos contractuales, o sobornados, y no tienen escapatoria. En Filipinas estamos tomando una posición firme antes de que entren los cultivos transgénicos".

La última sesión se dedicó a los derechos de propiedad intelectual, y los oradores fueron el profesor Chakkrit, un académico del Departamento de Derecho, y Bantoong, del Instituto de Biodiversidad. Tailandia tiene proyectos de ley amplios para proteger sus recursos genéticos, los bosques y especialmente su rica tradición de hierbas medicinales, que está siendo recuperada para su utilización en la salud pública, en un esfuerzo por resolver el tema de los costos elevados de los medicamentos importados y promover el intercambio de conocimiento y recursos. Se combina el conocimiento científico occidental con el conocimiento científico indígena, y las agencias estatales, ONGs y académicos participan en la tarea de recuperar medicinas tradicionales. Se han establecido disposiciones para registrar invenciones bajo la propiedad de comunidades, ONGs, curanderos, monjes y personas individuales. Este modelo debería ser tenido en cuenta por otros países, ya que servirá para contrarrestar la biopiratería de las empresas así como el monopolio insustentable de las mismas sobre los alimentos y la salud.

Un vocero del Departamento de Investigación Agrícola manifestó: "Nuestra biodiversidad es nuestro tesoro nacional. El problema es cómo proteger nuestro tesoro, que incluye frutos tropicales y microorganismos". Subrayó la necesidad de conservar organismos vivos en la naturaleza y no sólo en bancos de genes. En el Instituto de Investigación del Arroz, en Tailandia central, ya se han recolectado 30.000 variedades de arroz, pero no está claro que puedan guardarlas. "En cuanto a los transgénicos, no permitimos su uso comercial, sólo la investigación".

Esto provocó la protesta airada de los agricultores. "El gobierno nos lleva en la dirección equivocada. Hasta ahora no sabíamos nada de los transgénicos, pero gracias a este seminario las cosas han cambiado. Los institutos de investigación se han dedicado a crear variedades sensibles a los fertilizantes y dependientes de los plaguicidas, y ahora los transgénicos son mucho peores. ¡Está en riesgo nuestra vida!", señalaron. "Nos han mentido. Se han obtenido patentes a partir de modificaciones introducidas en nuestras variedades. Y han agregado vitamina A a nuestras variedades para obtener más ganancias”. "Tenemos que conseguir los nombres de los agricultores de Tailandia que no quieren transgénicos, y decirle al Departamento de Agricultura que no los obligue".

"Patentar el arroz es robarnos nuestro sustento". "Todavía tenemos muchas variedades pero corremos el riesgo de perderlas debido a las políticas gubernamentales. Al gobierno no le importa la forma de vida tradicional de las montañas. El gobierno dice que la gente no sabe y que destruye recursos naturales con el modo de agricultura itinerante de quema, y las encarcela. Es el gobierno el que destruye nuestras variedades de arroz, primero a través de la Revolución Verde y ahora con los transgénicos".

En un debate por televisión, realizado dos días después, Suthep Limtongkul, director del Instituto de Investigación del Arroz, anunció que habían puesto todo el arroz transgénico en el banco de genes y que no se realizarían más investigaciones. Pero los agricultores quieren que se destruya.


Mae-Wan Ho, del Instituto de Ciencia en la Sociedad, es profesora adjunta de Biología en la Universidad Abierta del Reino Unido y miembro de la Fundación National Genetics de Estados Unidos.




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