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Viernes 7 de Noviembre de 2003

Estados Unidos acusado de hipocresía con los derechos de la mujer

por Ushani Agalawatta

Si Estados Unidos realmente apoyara los derechos de la mujer, ratificaría el Convenio para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres (CEDAW en inglés), dicen grupos de derechos de la mujer.



Grupos de derechos de la mujer acusan a los Estados Unidos de actuar con hipocresía con relación a los derechos de la mujer luego de haber presentado una iniciativa sobre la participación política de la mujer en la Asamblea General de las Naciones Unidas. El proyecto de resolución exhorta a las naciones a “promover y proteger los derechos de la mujer en condiciones de igualdad con el hombre”, y combatir todas las formas de discriminación que marginan e impiden la participación plena de la mujer en la sociedad.

Pero los grupos rápidamente señalaron que los Estados Unidos sigue siendo el único país industrializado que no ha ratificado un tratado mundial en materia de derechos de la mujer.

“La administración Bush de última está cortejando a las mujeres en todo el mundo con su propuesta de que las Naciones Unidas adopten una resolución exhortando a todos los países a promover la igualdad y la participación política de la mujer, pero para que verdaderamente ocurra un cambio tenemos que salir de la retórica e instalarnos en la realidad”, manifestó June Zeitlin, directora ejecutiva de la organización WEDO (Women's Environment and Development Organisation/Organización de la Mujer para el Medio Ambiente y el Desarrollo), en un comunicado de prensa [de mediados de octubre].

La resolución de los Estados Unidos se contrapone con la posición de Washington sobre el Convenio para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres, que ya cuenta con 23 años. Adoptado en 1979 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, dicho Convenio define la discriminación contra la mujer y establece normas de acciones internacionales y nacionales para asegurar la participación plena de la mujer en la sociedad.

A la fecha, el Convenio ha sido adoptado por 174 países. Afganistán, bajo el liderazgo del presidente Hamid Kharzai, que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos, se convirtió hace poco en el 171er estado en ratificarlo.

El Convenio fue aprobado el año pasado por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, pero nunca fue votado por el senado en pleno. Su ratificación requiere 67 votos a favor, de un total de 100 votos del senado.

“He ahí hay una excelente oportunidad”, expresó Zeitlin. “En un abrir y cerrar de ojos, el Presidente Bush podría reunir 67 votos en el senado controlado por los republicanos, para ratificar de inmediato el Convenio. Esto permitiría en un instante convertir en realidad las palabras de apoyo a los derechos de la mujer, y daría cierta credibilidad a la presión que Estados Unidos ejerce sobre otros países para que garanticen esos derechos”.

Los representantes de Washington ante la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer reconocen que el Convenio incluye un artículo sobre la participación política de la mujer, pero dicen que la resolución actual es otra forma de destacar el tema.

“Obviamente, el Convenio no solucionó el problema ... algunos países que lo han firmado son los que han cometido las peores violaciones de los derechos humanos de las mujeres”, declaró Ellen Sauerbrey a IPS. “La cuestión de la participación política de la mujer es mucho más grave en las regiones subdesarrolladas del mundo. En algunos países las mujeres todavía no pueden siquiera votar, pero no hay un solo país en el que las mujeres hayan podido realmente tener igualdad de expresión en el proceso político”, añadió.

“El motivo de la resolución es que se cree que este concepto, muy próximo y querido para nosotros en los Estados Unidos, es de interés en muchas partes del mundo, y que si la resolución se aprueba en las Naciones Unidas se estaría haciendo una declaración acerca de lo que piensa la sociedad internacional sobre la participación política de la mujer”.

El 7 de octubre, WEDO y otros 18 grupos enviaron una carta al Embajador de los Estados Unidos ante la ONU, John Negroponte. En ella abordaron lo que llamaron la dificultad principal de la resolución. “Para que ocurra un cambio real es necesario exigir a los países que rindan cuentas del grado de representación equitativa de las mujeres en todos los aspectos de la toma de decisiones. El Convenio ofrece no solamente palabras sino un mecanismo de aplicación para aplicar medidas dirigidas a lograr la igualdad”, expresaba la carta.

Pero “el proyecto de resolución solo serán palabras huecas porque, tal como está, el proyecto no tiene mecanismos de aplicación o de seguimiento”, declaró en una entrevista la Coordinadora de Género y Gobernanza de WEDO, Dors Mpoumou.

Después de siete consultas, el proyecto de resolución ahora menciona al Convenio, agregó, pero el texto tan solo “recuerda” el tratado, lo que significa que todavía es vinculante solamente para los países que lo han ratificado.

“Nos emociona cuando los Estados Unidos hablan de las cuestiones de la mujer, pero las acciones dicen más que las palabras. Queremos que ratifiquen el Convenio”, enfatizó Jennifer Jackman, de la organización feminista con sede en Washington, Feminist Majority Foundation. “La resolución”, manifestó, “tan solo crea la ilusión de que Estados Unidos es activo en el empoderamiento de la mujer”.

Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes, y los estados miembro no tienen la obligación de aplicarlas.

Sin embargo, Sauerbrey dice: “Realmente, creo que al final de la Asamblea General muchos países retornan con esas resoluciones, las toman en serio y reconocen realmente que esa es la sociedad mundial realizando una declaración de que los derechos de la mujer deben ser respetados”. Expresó que el proyecto de resolución es independiente de la deliberación del departamento de justicia de los Estados Unidos sobre la ratificación del Convenio.

La organización con sede en Nueva York, HRW (Human Rights Watch/Control de los derechos humanos), dice que la oposición de los Estados Unidos al Convenio se basa en que lo acusa de ser un tratado “tóxico” que impone un “feminismo radical”. El grupo descalifica las críticas por considerar que carecen de fundamentos. En su sitio web por la campaña del Convenio se argumenta que no infringe la soberanía de los estados, no adopta una posición oficial sobre el aborto y no exige la legalización de la prostitución, si bien la recomienda en ciertos países.

El historial de los Estados Unidos en materia de participación política de la mujer no es muy bueno. Según una calificación de la representación política de la mujer en el país, realizado por la Unión Interparlamentaria, Estados Unidos figuró en la posición 60 de 125 países evaluados. Suecia, Holanda y Dinamarca se ubican en las posiciones 1-3, con una representación de la mujer de más del 35%.

“En contraste, en los Estados Unidos las mujeres sólo conforman el 14% del Congreso y el 22% de las legislaturas estatales; los derechos de la mujer se han retrotraído lentamente desde la década de 1980”, dice WEDO.

Servicio Informativo de la Red del Tercer Mundo/IPS

Acerca de la autora: Ushani Agalawatta es corresponsal de Inter Press Service, con cuyo permiso se reproduce el presente artículo.

Este artículo puede ser reproducido citando al autor, como fuente original al Servicio Informativo de la Red del Tercer Mundo y (si corresponde) la revista u organismo cooperador involucrado en el artículo. Rogamos nos envíe copia de la publicación.




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