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Salud

Lunes 22 de Agosto de 2005

Asamblea Mundial de la Salud de los Pueblos reclama derecho universal a la salud

por Lim Li Ching

La Segunda Asamblea Mundial de la Salud de los Pueblos, celebrada en julio en Ecuador, reiteró su reclamo de realización del derecho universal a la salud, consagrado hace más de dos décadas en la Declaración de Alma Ata, “Salud para todos”.

La Segunda Asamblea Mundial de la Salud de los Pueblos, que se realizó del 17 al 23 de julio en Cuenca, Ecuador, reunió a más de 1.300 personas de 80 países. Su propósito era analizar problemas mundiales de salud y desarrollar estrategias para promover la “Salud para todos”.

Las raíces de la Asamblea pueden rastrearse hasta 1978, cuando gobiernos de 134 países participaron en una conferencia internacional convocada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la ciudad de Alma Ata, ahora conocida como Almaty, en Kazajistán. Allí, se comprometieron a alcanzar un nivel aceptable de salud para todos los pueblos del mundo antes del año 2000. Este objetivo fue consagrado en la Declaración de Alma Ata.

Sin embargo, esta promesa no se cumplió por diversas razones, y posteriormente fue marginada en las discusiones sobre políticas sanitarias. Para recordar este compromiso olvidado, en diciembre de 2000 se realizó la Primera Asamblea Mundial de la Salud de los Pueblos en Savar, Bangladesh, con 1.500 participantes de 75 países. Allí, movimientos populares y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo reiteraron la promesa de “Salud para todos” y urgieron a los gobiernos a tomarla en serio. La primera asamblea también procuró construir una solidaridad mundial y reunir movimientos y organizaciones para promover la salud de los pueblos en el contexto de la globalización.

La segunda asamblea procuró construir sobre el progreso realizado, continuó los debates de Bangladesh y consolidó alianzas con miras a crear un mundo más sano. Asimismo, reafirmó la importancia de la Carta de los Pueblos para la Salud, un documento de consenso surgido de la primera asamblea. La Carta es una declaración de la visión, los objetivos y los principios compartidos, y exhorta a la acción para unir a todos los miembros del Movimiento por la Salud de los Pueblos, una creciente coalición de organizaciones populares, grupos de la sociedad civil, ONGs, activistas sociales, profesionales de salud, académicos e investigadores.

Discusiones amplias

Cada mañana se realizaban dos sesiones plenarias paralelas, y cada tarde, ocho talleres. Los plenarios se concentraron en la salud como derecho humano fundamental; la militarización, la ocupación militar y sus efectos sobre la salud; la degradación ambiental y sus efectos en la salud; el objetivo de salud para todos; y una sesión final que procuró reunir las recomendaciones de los distintos talleres y esbozar el papel del Movimiento por la Salud de los Pueblos en los próximos años.

También se discutió una amplia gama de temas en los talleres: justicia y salud humana; encuentros interculturales sobre salud; comercio y salud; ambiente y salud; género, mujer y reforma del sector de la salud; capacitación y comunicación para la salud; el derecho a la salud para todos en una sociedad inclusiva; y la salud en manos del pueblo.

Se escucharon testimonios de todo el mundo. Los más conmovedores fueron los referentes a la brutal realidad de Irak y Palestina, donde la guerra y la ocupación amenazan la vida y la salud de la población, incluso de los médicos y otros trabajadores de la salud.

Médicos participantes de la asamblea afirmaron que más de cien doctores en medicina fueron muertos por la violencia contra personal de la salud y pacientes en Irak, en los últimos dos años de ocupación estadounidense.

Sólo en 2004, setenta y un profesores de medicina fueron asesinados o intimidados para que abandonaran el país. “En los hospitales iraquíes hay una completa inseguridad que ha provocado muchas víctimas”, declaró Salam Ismael, secretario general de Médicos por Irak, una asociación independiente formada en 2003.

Las víctimas del Agente Naranja en Vietnam no fueron olvidadas, dado que los horribles efectos de la intoxicación con dioxina persisten hasta hoy, treinta años después del fin de la guerra. También estuvieron presentes el Plan Colombia y las fumigaciones con herbicidas para matar las plantas de coca en ese país. Un participante latinoamericano tras otro denunció a ese Plan como una “guerra biológica contra los pueblos de Colombia, Ecuador y Perú, disimulada como control de drogas”. Las consecuencias sobre el ambiente y la salud humana son inmensas y evidentes.

Otro tema de discusión fue la falta de acceso a los medicamentos y al cuidado de la salud debido a políticas neoliberales prescriptas por instituciones financieras multilaterales, y en particular al régimen de propiedad intelectual impulsado a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC) y acuerdos bilaterales y regionales de libre comercio. Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, colocó estos problemas en el contexto de la globalización y urgió a la asamblea a reivindicar el derecho a la salud como un derecho humano fundamental.

También se discutieron otros aspectos de la globalización, con énfasis en la usurpación del control de las políticas sanitarias por intereses empresariales, lo que lleva a la destrucción ambiental, contaminación tóxica y negación de los derechos al agua, la alimentación y la vida misma. Las privatizaciones y un régimen comercial injusto han privado a personas de todo el mundo del derecho a la salud.

La degradación ambiental también plantea enormes desafíos a las comunidades y su salud. En particular, las industrias extractivas de la minería y el petróleo han provocado derramamiento de sangre, militarización, contaminación tóxica de la tierra y el agua, cáncer y otras enfermedades. El uso de pesticidas en la agricultura también provocó un daño indescriptible a la salud humana y animal, y al ambiente.

Hay una “epidemiología mercenaria” en juego. Por ejemplo, algunos científicos y médicos financiados por empresas niegan cualquier vínculo entre los efectos contaminantes de la industria del petróleo y la creciente incidencia de cáncer en algunas comunidades. La asamblea de Cuenca exhortó a recuperar el conocimiento y la ciencia para el bien público y a liberarlo del control empresarial, aplicando siempre el principio cautelar.

Además, advirtió, la ingeniería genética representa riesgos para la salud y el ambiente. Una propuesta de un comité asesor de la OMS que permitiría realizar ingeniería genética con reservas del virus de la viruela y ampliar las investigaciones sobre ese virus representa una grave amenaza a la salud pública y la bioseguridad, y podría crear nuevas armas biológicas.

Otras nuevas tecnologías como la nanotecnología y los bioquímicos no letales (como el gas utilizado para el “rescate” de rehenes en un teatro de Moscú en 2003) también presentan peligros. Por eso, la asamblea recomendó “una prohibición del patentamiento de formas y procesos biológicos, de la liberación de organismos transgénicos al ambiente y del desarrollo y uso de cualquier arma bioquímica”.

La asamblea de Cuenca también fue el marco para el lanzamiento del Informe Global de Salud 2005-2006. También conocido como el Informe Alternativo sobre la Salud Mundial (paralelo al Informe sobre la Salud Mundial publicado anualmente por la OMS), el documento es producto de la colaboración entre expertos en salud, ONGs, grupos comunitarios, trabajadores de la salud y académicos.

El informe presenta una evaluación de las inequidades en materia de salud y atención de la salud, y desafía a importantes instituciones, como la OMS, que inciden en la salud.

Estrategias

La Segunda Asamblea Mundial de la Salud de los Pueblos también ofreció oportunidades de discusión, reflexión y, más importante, de creación de estrategias. La Declaración de Cuenca, emitida en el último día de la asamblea, prometió:

* Establecer el derecho a la salud en una era de globalización económica.

* Promover la salud en un contexto intercultural.

* Promover el derecho a la salud para todos en el contexto del género y la diversidad personal.

* Proteger el derecho a la salud en el contexto de la degradación ambiental.

* Garantizar la salud de los trabajadores en un mundo globalizado.

* Defender el derecho a la salud de la guerra, la militarización y la violencia.

* Luchar por una atención primaria de la salud integral, y por sistemas nacionales y locales de salud sostenibles y de calidad.

* Fomentar el crecimiento del Movimiento por la Salud de los Pueblos.

Para cumplir esos objetivos, se elaboraron varias estrategias, entre ellas la documentación, el análisis y la difusión de conclusiones científicas sobre asuntos clave; la creación de conciencia; el trabajo con organizaciones de base y comunidades; la construcción de asociaciones y apoyo a la lucha de activistas; la construcción de solidaridad internacional con los oprimidos y afectados por desastres naturales y conflictos civiles; y presión ante gobiernos nacionales, la Organización de las Naciones Unidas y agencias nacionales e internacionales para influir en el proceso de decisión.

La asamblea concluyó con un llamado a los pueblos a exigir y a luchar por un mundo en que la salud sea un derecho, y a trabajar por la salud para todos.

------------ Lim Li Ching es investigadora de la Red del Tercer Mundo.




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