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No. 141/142 - Julio/Agosto 2003

Proyecto para un Nuevo Siglo Americano

Dinero sangriento

por William Rivers Pitt

Los impulsores de la invasión de Estados Unidos a Irak integran el Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, un grupo cuyo objetivo es transformar a Estados Unidos en un imperio planetario por la fuerza de las armas. El autor desenmascara las personalidades y megaempresas que están detrás de ese grupo.

El Proyecto para un Nuevo Siglo Americano es un grupo fundado en 1997 que, desde su nacimiento, alentó la guerra contra Irak. El grupo fue impulsor del proyecto de ley para la liberación de Irak y, luego, de su aprobación. Dicha ley constituye un barniz de legalidad para los objetivos últimos del conflicto. El nombre de cada uno de los importantes miembros del Proyecto figuraba en una carta entregada al presidente Bill Clinton en 1998, en tono de reproche por no haber implementado la ley enviando soldados a Bagdad.

El Proyecto para un Nuevo Siglo Americano ha canalizado millones de dólares de impuestos hacia un grupo de opositores a Saddam Hussein llamado Congreso Nacional Iraquí y hacia el heredero impuesto del gobierno de ese país, Ahmed Chalabi, a quien un tribunal de justicia de Jordania sentenció, en ausencia, a 22 años de cárcel por 31 cargos de fraude bancario. Chalabi y el Congreso Nacional Iraquí han ido consiguiendo apoyo para su causa prometiendo contratos de explotación petrolera a todo el que los ayude convertirse en gobierno de Irak.

El Proyecto para un Nuevo Siglo Americano creó un nuevo grupo llamado Comité para la Liberación de Irak. Dicho grupo, integrado por miembros del Proyecto, se lanzó a "educar" a los estadounidenses a través de cables informativos que explicaban la necesidad de la guerra en Irak. El grupo se reunió con la Asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, para estudiar las vías y modalidades más adecuadas a este nuevo tipo de información.

Los miembros del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano son:

* Dick Cheney, vicepresidente de Estados Unidos. Fue secretario de Defensa de George Bush padre.

* Lewis Libby. Principal asesor de seguridad nacional de Cheney.

* Donald Rumsfeld, secretario de Defensa.

* Paul Wolfowitz, secretario de Defensa adjunto.

* Eliot Abrams, miembro prominente del Consejo de Seguridad Nacional de Bush, que obtuvo el perdón de George Bush padre en el escándalo Irán-Contras.

* John Bolton, subsecretario de Control de Armas y Seguridad Nacional del gobierno de George W. Bush.

* Richard Perle, ex funcionario del gobierno de Ronald Reagan y actual presidente de la poderosa Junta de Políticas de Defensa.

* Randy Scheunemann, presidente del Comité para la Liberación de Irak. Fue ayudante de seguridad nacional de Trent Lott y asesor de Rumsfeld en Irak en 2001.

* Bruce Jackson, presidente del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, cargo que asumió luego de años de actuar como vicepresidente del fabricante de armas Lockheed-Martin. También presidió el subcomité de Seguridad Nacional y Política Exterior de la Plataforma del Partido Republicano durante la campaña electoral de 2000. Su sección de la Plataforma pidió explícitamente el derrocamiento de Saddam Hussein.

* William Kristol, columnista de la revista Weekly Standard, del magnate de la prensa conservadora Rupert Murdoch, que también es dueño de Fox News Network.

"Pax Americana"

El Proyecto para un Nuevo Siglo Americano se propone establecer en todo el planeta lo que sus integrantes llaman Pax Americana. El objetivo esencial consiste en transformar a Estados Unidos, la única superpotencia en este momento, en un imperio planetario por la fuerza de las armas. Un informe de 2000, titulado "La reconstrucción de las defensas de Estados Unidos", describe el plan, que requiere un incremento general del gasto en defensa y varios escenarios de guerra a fin de establecer el dominio estadounidense. Lo primero se logró con el primer plan presupuestal de Bush, que destina al sector de Defensa el monto pedido en el informe de 2000, y hay varios acuerdos en marcha respecto de las guerras a llevar adelante.

Los hombres del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano están en posición perfecta para ver cómo sus planes de política exterior, elaborados en 1997, se vuelven realidad. Ellos controlan la Casa Blanca y el Departamento de Defensa, y a través de estas instituciones, también dominan a las fuerzas armadas y al servicio de inteligencia. Además, el Congreso, de mayoría republicana, está a sus pies, dispuesto a aprobar casi cualquier cosa que propongan.

El primer paso para establecer esta Pax Americana fue sacar a Saddam Hussein de Irak y crear un protectorado estadounidense. El objetivo subyacente es triple: 1) obtener el control sobre los yacimientos de petróleo para financiar todo el proyecto; 2) enviar una advertencia a todos los líderes religiosos y políticos de Medio Oriente; y 3) establecer un área de entrenamiento militar en Irak para posibilitar futuras invasiones y derrocamientos de gobiernos de la región, incluso de algunos que hoy son aliados de Estados Unidos.

Otro de los firmantes del Proyecto para un Nuevo Siglo Americano, el periodista Norman Podhoretz, cuantificó este aspecto del gran plan en la columna publicada en setiembre de 2002 en el periódico Commentary. En esa ocasión, Podhoretz señaló que los gobiernos que "realmente merecen ser derrocados y cambiados no se limitan a los tres miembros del ‘Eje del Mal’ identificados con nombre y apellido (Irak, Irán, Corea del Norte). Dicho eje debería extenderse, al menos, hasta Siria, Líbano y Libia, así como hasta los ‘amigos’ de Estados Unidos tales como la familia real saudita y Hosni Mubarak, de Egipto, junto con la Autoridad Nacional Palestina, ya sea que su líder sea (Yasser) Arafat o cualquiera de sus secuaces". Según Podhorotz, ésta es la base para lograr "la reforma interna del Islam y su modernización, algo necesario desde hace mucho tiempo".

Las armas de destrucción masiva fueron una cortina de humo. Los defensores de la liberación y democratización de Irak son unos cínicos. En lo profundo, ni siquiera se trata del petróleo. El objetivo de esa guerra es de naturaleza ideológica, se trata de una cruzada para "reformar" la religión islámica de los gobiernos y las sociedades de Medio Oriente. Una vez logrado esto, el camino hacia el imperio quedará libre.

Réditos comerciales

Sin embargo, la ideología sólo sirve para conversar en la barra de un bar. Tiene que haber algo más, un símbolo de que vale la pena tomar las acciones del caso, tanto para los involucrados como para tentar a otros que aún no participan.

O sea, dinero.

Es bien sabido ahora que Dick Cheney, antes de ser vicepresidente, fue presidente y ejecutivo principal de la empresa petrolera Halliburton, de Dallas. Mientras estuvo en ese cargo, según datos brindados por ejecutivos de la industria petrolera y por la Organización de las Naciones Unidas, Halliburton cerró un negocio de 73 millones de dólares con Irak, cuando gobernaba Saddam Hussein. Mientras trabajaban cara a cara con el derrocado presidente iraquí, Cheney y Halliburton planeaban capitalizar su derrocamiento. En octubre de 1995, el mismo mes en que Cheney fue nombrado ejecutivo de Halliburton, la empresa anunció un acuerdo que la ubicaría primera en la lista en caso de estallar la guerra en Irak. Su trabajo sería tomar el control de los pozos petroleros incendiados, apagar el fuego y prepararlos para su explotación.

Otra megaempresa que se beneficiaría de la guerra en Irak es Brown & Root, una subsidiaria de Halliburton. Parecería que Brown & Root está en el negocio de la construcción y, por lo tanto, recibirá una parte de los 900 millones de dólares destinados por el gobierno estadounidense a la reconstrucción de puentes, rutas e infraestructura básica en Irak. Esta es sólo la punta del iceberg, ya que los pozos de petróleo también deberán ser reparados una vez que Halliburton apague los incendios.

Pero aún más ominosa es la negociación en curso de Brown & Root, que consiste en la construcción de bases militares estadounidenses permanentes. Actualmente hay 12 bases permanentes de Estados Unidos en Kosovo, de cuya construcción y mantenimiento se ha ocupado hasta ahora Brown & Root, con réditos multimillonarios. Si alguien se pregunta por qué el gobierno de Estados Unidos no ofreció una estrategia de salida a los planes de guerra de Irak, la presencia de Brown & Root debería servirle de respuesta. No tenemos planes de salida. Es probable que Brown & Root construya bases permanentes en Irak, para poder organizar y dirigir ataques a otros países de Medio Oriente.

El hecho de encontrarse en el centro de la acción no es una novedad para Halliburton y Brown & Root. Ambas empresas han trabajado con los gobiernos de Argelia, Angola, Bosnia, Birmania, Croacia, Haití, Nigeria, Rwanda y Somalia durante los peores capítulos de la historia de dichos países. Varios grupos ambientalistas y defensores de los derechos humanos sostienen que Cheney, Halliburton y Brown & Root estuvieron directamente involucrados en los desastres. Durante "la guerra contra el terrorismo", Brown & Root fue contratada por el Departamento de Defensa de Estados Unidos para construir celdas para los detenidos en la Bahía de Guantánamo, Cuba. El pago por ese trabajo fue de 300 millones de dólares.

Cheney se integró oficialmente al Proyecto para un Nuevo Siglo Americano en 1997, cuando aún organizaba acuerdos entre Halliburton y Hussein. Un año después, Cheney y los miembros del grupo comenzaron a organizar una campaña pública a favor de la guerra en Irak.

Otro actor con un marcado interés tanto en la guerra con Irak como en el aumento del gasto público en Defensa es el Grupo Carlyle, una empresa privada internacional de inversiones constituida en 1987 que maneja un capital de más de 12.500 millones de dólares. Sus intereses se extienden por más de 164 compañías, en los sectores de las telecomunicaciones y de la defensa. Entre sus principales miembros se encuentran varios ex integrantes del gobierno de Reagan y de Bush padre. El ex presidente Bush padre es asesor de Carlyle, al igual que James Baker III, que desde hace mucho tiempo asesora a la familia Bush y fue secretario de Estado.

Una de las empresas que adquirió Carlyle es United Defense, una fábrica de armas de Arlington, Virginia. United Defense le suministra vehículos de combate al Departamento de Defensa de Estados Unidos, así como también apoyo para casos de incendio, sistemas de disparo de armas, vehículos anfibios de asalto, servicios de apoyo para combate y armamento naval. Concretamente, United Defense fabrica el vehículo de combate Bradley, el transporte blindado de tropas M113, el vehículo de recuperación de tanques M88A2, el Grizzly, el M9ACE, el Composite Armoured Vehicle, el M6 Linebacker, el M7 BFIST, el Armored Gun System, el vehículo de comando y control M4, el vehículo de batalla, el Paladin, el Crusader y tecnología de generadores de pulso electromagnéticos. En otras palabras, todo lo que se necesita para hacer crecer un Departamento de Defensa, una guerra en Irak y un imperio militar como el estadounidense.

Un grupo que no obtendrá provecho de la participación de Carlyle en las mejoras militares de Estados Unidos es la familia de Osama bin Laden. La fortuna de la familia fue amasada por Mohammed bin Laden, el padre de Osama, que levantó un imperio multilmillonario gracias a los contratos de construcción firmados con el gobierno de Arabia Saudita. El Grupo Saudi BinLaden trabajó con Carlyle durante años. En particular, estaban en el Fondo II de Carlyle, cuya cartera de clientes incluye a United Defense y otros fabricantes de armas.

Un artículo publicado el 27 de setiembre de 2001 en The Wall Street Journal, con el título "La familia Bin Laden podría obtener provecho de las mejoras en Defensa debido a sus vinculaciones con un banco estadounidense", describe claramente esta relación. El "banco" en cuestión era el Grupo Carlyle. Un artículo publicado al día siguiente en el mismo periódico, titulado "La familia Bin Laden mantiene intrincados lazos con Washington – El clan saudí tiene acceso a republicanos influyentes", ahonda aún más en el tema. En octubre de 2001, Bin Laden Saudí y Carlyle rompieron relaciones de mutuo acuerdo. Justo a tiempo.

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William Rivers Pitt es periodista de The New York Times y autor de dos bestsellers: War on Iraq (Guerra en Irak), junto con Scott Ritter, publicado por Context Books, y The Greatest Sedition is Silence (La mayor sedición es el silencio), editado en mayo por Pluto Press.

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Scott Lowery colaboró en la investigación para este artículo.




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