Servicio Informativo de la Red del Tercer Mundo sobre la OMC La
invasión de los seis hombres verdes Tácticas
sucias a máxima velocidad en la IV Reunión Ministerial de la OMC Doha,
Nov. 12 Por Tetteh
Hormeku, (TWN) -- Los métodos no democráticos y manipuladores que han
caracterizado las operaciones de la OMC se han acelerado al máximo apenas
seis horas después de la apertura de la Cuarta Conferencia Ministerial de
la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Doha, Qatar. Seis
individuos con poderes indefinidos y aparentemente ilimitados fueron
nombrados de manera no transparente para resolver los elementos de un
documento de consenso que será finalmente adoptado como Declaración
Ministerial. Actuando sin referencia a ningún procedimiento establecido y
acordado en común, se espera que estos seis individuos, llamados los
“amigos del Presidente” de la Conferencia, lleven a cabo consultas con
los delegados, y sobre la base de estas consultas, produzcan lo que a su
juicio sean los puntos de consenso a ser adoptados en la Declaración
Ministerial. Muchos
observadores en Doha ven esta nueva situación como un empeoramiento de
los métodos antidemocráticos, manipuladores y secretos de “sala
verde” que excluyeron a numerosos países de Africa y a otros países en
desarrollo y condujeron al colapso de la Tercera Conferencia Ministerial
en Seattle hace dos años. Esta vez, los métodos antidemocráticos y los
poderes de “sala verde” se concentraron en las manos de seis
individuos. En una conferencia de prensa, Martin Khor, director de la Red
del Tercer Mundo señaló que la “sala verde” se transformó ahora en
los “hombres verdes”. Se
supone que los seis “Amigos del Presidente”, presentados ante la
consternación general de los delegados de los países en desarrollo,
deberán tratar seis temas sobre los cuales debe haber consultas. Los
“Amigos” son el ministro de Comercio de Canadá, que se encargará los
temas de inversión, competencia y compras del gobierno de Singapur; México
tratará los temas relativos a TRIPS; Chile, los temas de Ambiente;
Singapur se ocupará de la Agricultura, Suiza, los temas de Implementación;
y Sudáfrica las reglas de la OMC. Todos estos países apoyan el
lanzamiento de una ronda de negociaciones en todos o en algunos de los
nuevos y controversiales temas. El
criterio con el cual fueron escogidos es un secreto para la mayoría de
los delegados. Es un secreto también la identificación de los temas para
la consulta. Fueron anunciados de una forma que no ofreció espacio para
la objeción a los delegados. De hecho todo el proceso alrededor de los
“seis hombres verdes” ha sido descripto como un golpe de estado bien
ensayado llevado a cabo por el secretariado de la OMC. El
proceso comenzó con la ceremonia de apertura de la Cuarta Conferencia
Ministerial el viernes 9 de noviembre. El secretariado de la OMC logró
contrabandear el disputado borrador de la declaración preparado desde
Ginebra en la sencilla ceremonia de apertura. La mayoría de los países
en desarrollo ya habían planteado serias objeciones a este borrador. Por
ende, luego de que el Emir de Qatar y otros hicieron sus discursos de
apertura de tono ceremonial, y en la confusión de la partida de su
Eminencia, el Presidente del Consejo General, Embajador Stuart Harbinson,
hizo la presentación del ahora infame borrador de declaración. Dado que
no se trataba de una sesión de trabajo sino de una sesión ceremonial, y
en la confusión de abrir paso al Emir que saludaba a sus invitados, los
delegados no tuvieron la oportunidad de objetar o no consideraron oportuno
objetar, como lo hubieran hecho si el Embajador Harbinson hubiera
presentado su disputado texto como documento de trabajo. El
significado pleno de esta maniobra golpeó a los delegados en la mañana
del día siguiente, el sábado 10. En la reunión de los Jefes de Delegación
de todos los estados miembro, el Ministro de Comercio qatarí, que en su
carácter de anfitrión de la Conferencia Ministerial también es el
Presidente de la Conferencia, anunció a los delegados que ellos (los
delegados) habían acordado en la ceremonia de apertura el texto
presentado por el Embajador Harbinson y, por lo tanto, ahora este texto
era el documento de trabajo para toda la conferencia. Sobre esta base
anunció entonces un plan de trabajo para llevar adelante la discusión.
Este plan incluyó la designación de los seis “hombres verdes”. A
continuación anunció un cronograma de discusiones sobre los temas
identificados empezando inmediatamente con la agricultura. Según los
informes, lo que siguió fue prácticamente farsesco. Aparentemente,
luego de anunciar su cronograma, el Presidente estaba a punto de proceder
de inmediato a la discusión del tema de la agricultura cuando el director
general de la OMC, sentado junto a él en la mesa de la presidencia, le
llamó la atención sobre el hecho de que algunos delegados querían
plantear temas de procedimiento. Sin saber que los micrófonos estaban
encendidos, el Presidente susurró algo como “pero se supone que no
deberíamos darles tiempo para esta clase de discusiones”, lo cual fue
escuchado por todos los delegados. Transigió, sin embargo, y algunos países
en desarrollo, entre ellos, India, Uganda y Zimbabwe, plantearon serias
objeciones de procedimiento que debían ser corregidas. Sin esperar que
estos temas fueran discutidos, el Presidente procedió a invitar a otros
países a hablar sobre el tema de la agricultura, pero se negaron. El
resultado fue que el Presidente solamente anotó los puntos de
procedimiento planteados y procedió con el asunto del día tal como lo
había planteado. En resumen, escuchó, pero simplemente ignoró lo que se
dijo, y procedió como si no se hubiera dicho nada contra la agenda que
había anunciado. La táctica
de ignorar sencillamente las opiniones en contrario ha emergido ahora como
parte del arsenal de trucos utilizados por los miembros poderosos de la
OMC para desestimar las demandas de los países en desarrollo. En lugar de
no consultar como en el pasado, la artimaña ahora es consultar pero
ignorar los puntos de vista opuestos a la persona que hace la consulta.
Esto fue exactamente el método adoptado por el Director General de la
OMC, junto con el Presidente del Consejo General, el Embajador Harbinson,
durante las discusiones en la preparación del borrador en Ginebra que
ahora ha sido establecido como el documento de trabajo de la conferencia. En
efecto, a fines de setiembre, el embajador Harbinson produjo un primer
borrador de la declaración. Los países en desarrollo lo denunciaron
agriamente como un documento sesgado porque sólo incluía los temas
propuestos por los países desarrollados, mientras que se excluían los
temas planteados por los países en desarrollo. Los países en desarrollo
plantearon nuevamente sus temas, junto con textos específicos que deberían
ser incluidos en el borrador revisado. El embajador Harbinson escuchó
todo esto, pero produjo un segundo borrador que excluyó incluso los temas
de interés de los países en desarrollo que estaban en el primer
borrador; y no incluyó ninguna de sus propuestas de revisión del primer
borrador. Esto
arroja luz sobre el rol que los seis “hombres verdes” están jugando
ahora en la Conferencia Ministerial en curso. Como se dijo anteriormente,
los seis individuos operarán sin ninguna indicación en términos de
procedimiento acerca de a quién consultar y cómo. Tampoco hay ningún
procedimiento para chequear si las opiniones de las personas que están
consultando están siendo reflejadas en el documento que se esté
produciendo y, por lo tanto, en el documento final que se supone debe
alimentar. Y finalmente, no hay mecanismo por el cual los delegados puedan
agregar otros temas a los que los hombres verdes hayan identificado. En
resumen, los Amigos del Presidente se han establecido para operar según
su propio saber y entender, en cuanto a lo que se considera base de
consenso, y utilizando sus propios métodos. Hay dos pistas que pueden
explicar el contenido del criterio de los hombres verdes. Los cinco amigos
individuales del Presidente provienen de países que apoyan el lanzamiento
de negociaciones en uno u otro de los nuevos temas. En segundo lugar, en
una reunión informativa con ONG estadounidenses, la delegación comercial
de EE.UU. dejó entrever su vinculación con el diseño y la implementación
del plan para nombrar seis amigos del presidente como el método de
trabajo de la Conferencia Ministerial. De esta
forma, los “seis hombres verdes” representan una connivencia entre la
administración de la OMC, la Conferencia Ministerial y los países
poderosos para asegurar que el resultado de la Ministerial refleje su
voluntad e intereses. Con ello han demostrado que en su desesperación están
preparados para arrasar con las reglas y procedimientos correctos. Hasta el
momento, los informes de las delegaciones sobre cómo parece funcionar
todo este escenario es causa de preocupación. Algunos de los “amigos
del presidente” virtualmente han montado su corte esperando que las
delegaciones vengan a hablar con ellos. Otros han decidido llevar adelante
discusiones individuales con delegados de países seleccionados. En estas
reuniones individuales, un delegado no tiene forma de saber lo que pueda
haber dicho otra delegación. Cada país tiene que confiar en la
“honestidad” de ese “hombre verde” en particular para que
transmita fielmente sus propias posiciones a otros delegados y viceversa. Ya están
surgiendo historias sobre cómo las posiciones de algunos delegados están
siendo tergiversadas frente a otras delegaciones. Esto es especialmente
peligroso en los casos donde algunos países en desarrollo han adoptado
posiciones y plataformas comunes, como es el caso del grupo africano. Las
consultas “uno-a-uno” tal como se están llevando a cabo dan
oportunidades de fragmentar el frente al surgir diferentes versiones de
que tal o cual delegación presentó una posición diferente a la posición
común establecida o acordada previamente. En última
instancia, esta trampa está designada para frustrar y subyugar a los países
en desarrollo. Tienen que sortear tres desventajas para poder promover sus
intereses en las negociaciones en curso. Primero llegaron a Doha para
discutir una agenda que excluía sus puntos de vista. Por tanto, en vez de
un texto equilibrado en donde los temas de todos se toman como puntos de
negociación, ahora los países en desarrollo tienen que pelear para que
sus temas sean incluidos en el texto de forma de poder comenzar la lucha
de las negociaciones. En segundo lugar, si logran conseguir esto, tienen
que soportar presiones, chantajes, sobornos y amenazas de los países
desarrollados para mantener sus posiciones en los temas de negociación.
En tercer lugar, y encima de todo esto, ahora tienen que lidiar con un
proceso que está calculado para hacerles imposible incluir sus temas en
la agenda de negociación. Esta es
la esencia de la escandalosa situación que enfrentan los países en
desarrollo en la cuarta reunión ministerial de la OMC. La forma en que
ellos respondan determinará no sólo su futuro, sino ciertamente el
futuro del sistema multilateral de comercio en su totalidad. --- Este
es un servicio especial de la Red del Tercer Mundo en español. Puede ser
reproducido citando la fuente. |