Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 119/120 - Setiembre/Octubre 2001
  Tema de tapa
  Ciberzoo
  Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
  América Latina
  Libros
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Tema de tapa


No. 119/120 - Setiembre/Octubre 2001

La crisis de la salud

Patentes y monopolio aumentan los precios

por Cecilia Oh

El sistema de patentes genera monopolios de producción y distribución, de modo tal que las compañías farmacéuticas venden sus productos a precios exorbitantes. El Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) de la Organización Mundial de Comercio (OMC) autoriza este comportamiento anticompetitivo.

El sistema de patentes de productos permite que los medicamentos se vendan a precios excesivamente altos debido a la ausencia de competencia. La patente otorga protección absoluta al producto patentado. Las patentes de procedimiento, por otro lado, protegen la tecnología y los métodos empleados para la fabricación de un producto. Con estas últimas, se puede fabricar versiones genéricas de los medicamentos mediante procedimientos alternativos, lo cual permite que otros fabricantes compitan. Las patentes a los productos, en cambio, impiden la producción genérica.

El Acuerdo sobre TRIPS, que exige patente tanto para los productos como para los procedimientos, permitirá que el dueño de una patente tenga el monopolio sobre la producción y la venta de un medicamento durante el período de vigencia de la patente que, según el Acuerdo, es de un mínimo de 20 años. El propietario puede, por lo tanto, ejercer su monopolio al fijar el precio del producto. Para entender la importancia de la relación entre patentes y precios de los medicamentos hay que tener en cuenta que, según la Organización Mundial de la Salud, un tercio de la población mundial no tiene de acceso a los medicamentos esenciales y la cifra va en aumento.

El efecto de las patentes y los monopolios de precios queda demostrado cuando se compara el precio de los productos patentados o de marca con el de los medicamentos genéricos, así como cuando se contrasta el costo de las materias primas -para fabricar medicamentos- en los mercados abiertos a la competencia con el de las prácticas de transferencia de precios de las compañías farmacéuticas multinacionales.

El precio de los productos patentados o de marca suele ser bastante más alto que el de medicamentos similares producidos a partir de fuentes alternativas o genéricas.

Una comparación de precios entre los medicamentos para el VIH/sida ilustra el hecho de que las multinacionales venden sus productos a precios mucho más altos que los productores genéricos. Por ejemplo, el precio en Estados Unidos del 3TC (Lamivudine) es comercializado por Glaxo a 3.271 dólares (por paciente, por año), mientras que en India, los fabricantes genéricos como Cipla Ltd. y Hetero Drugs Limited ofrecen sus versiones a 190 y 98 dólares respectivamente. En el caso de Zerit (Stavudine), el precio en Estados Unidos del laboratorio Bristol-Myers Squibb es 3.589 dólares (por paciente y por año), mientras que las versiones de Cipla y Hetero cuestan 70 y 47 dólares, respectivamente. En cuanto al Viramune (Nevirapine) que comercializa Boehringer Ingelheim, el precio en Estados Unidos es de 3.508 dólares, mientras que Cipla y Hetero ofrecen sus versiones por 340 y 202 dólares, respectivamente (1). Este punto se ve ilustrado más claramente por la última oferta de Cipla: una combinación de estas tres sustancias contra el sida, para todo un año, a un precio de entre 350 y 600 dólares. La combinación equivalente, en medicamentos patentados, se comercializa entre 10.000 y 15.000 dólares.

Cuando se introduce la competencia de los genéricos cae el precio del producto patentado.

La competencia de los productores genéricos provoca una reducción y nivelación del precio de los medicamentos. Por ejemplo, las compañías de Tailandia e India que fabrican genéricos venden el fluconazol a 0,29 y 0,64 dólares, respectivamente. En cambio, el precio de mercado de medicamentos de marca fabricados con la misma sustancia es de 10,5 dólares en Kenia, 27 dólares en Guatemala y, hasta hace poco, 8,25 en Sudáfrica (2). El caso de Brasil constituye otro buen ejemplo (Ver cuadro). Cuando el gobierno brasileño empezó a producir medicamentos contra el sida de manera genérica, el precio de los equivalentes de marca cayó 79 por ciento. La producción doméstica de medicamentos contra el sida ha hecho posible que Brasil ofrezca un tratamiento universal gratuito, gracias a lo cual el programa de lucha contra el sida de este país ha sido uno de los más exitosos: la tasa de mortalidad por esta enfermedad cayó a la mitad y se ahorraron 472 millones de dólares en hospitalizaciones (3).

Cuando una compañía vende el mismo producto en diferentes países, adopta una política de diferenciación de precios y fija precios "según las posibilidades del mercado".

En un país donde se consiguen medicamentos alternativos o genéricos, un producto de marca se vende a precios menores que en otros lados debido a la competencia. La misma marca puede venderse a precios mayores en otros países donde no existe la competencia de productos genéricos.

Un informe preparado en 1998 por Health Action International sobre Zantac, un medicamento contra la úlcera fabricado por Glaxo, indica que la compañía redujo el precio de dicha sustancia en India -donde se comercializa con el nombre de Zinetac- debido a la competencia.

Varios fabricantes genéricos de India producen ranitidina, el nombre genérico de la sustancia activa que contiene el Zantac. Según el informe, 100 tabletas (150 mg) de Zantac se venden a dos dólares en India, tres dólares en Nepal, nueve en Bangladesh, 30 en Vietnam, 37 en Tailandia, 41 en Indonesia, 55 en Malasia, 61 en Sri Lanka, 63 en Filipinas y 183 en Mongolia. También se vende en Australia a 23 dólares, en Canadá a 77, en Chile a 196, en El Salvador a 132, en Sudáfrica a 150 y en Tanzania a 97 dólares (4).

Las compañías multinacionales de medicamentos practican la transferencia de precios para comercializar la materia prima de los medicamentos, lo cual incrementa el costo en los países en desarrollo.

Un estudio de Zafar Mirza (The Network Association for Rational Use of Medication in Pakistan) compara el precio de la materia prima para fabricar fármacos que las multinacionales importan a Pakistán para producir medicamentos a nivel local. Mirza descubrió que varias multinacionales exportan materia prima a sus subsidiarias en Pakistán a precios mucho más altos que el valor de los mismos materiales en el mercado abierto internacional, donde existe competencia (5). En el caso de una sustancia producida por una compañía alemana, el precio de la materia prima en la filial de Pakistán es de 11.902 dólares el kilogramo, mientras que el precio en el mercado internacional es de 320 dólares. En una multinacional de origen italiano, el precio de la materia prima transferida de su sede central a Pakistán aumenta 7.044 por ciento respecto del precio en el mercado internacional.

Existe la creencia de que las compañías farmacéuticas venden sus productos de marca más baratos en los países en desarrollo. Pero a menudo, éste no es el caso.

El precio de ciertos productos es más alto en varios países en desarrollo. Esto hace que los medicamentos sean menos accesibles, ya que los países con menores ingresos por persona deben pagar precios más altos que en el Norte por los mismos medicamentos.

Otro estudio de la Health Action International muestra que el precio al por menor de 10 de cada 13 medicamentos comúnmente utilizados para los cuales había datos disponibles era más alto en Tanzania (cuyo PIB anual por habitante es de 120 dólares) que en Canadá (cuyo PIB anual por habitante asciende a 19.380 dólares). Los precios promedio al por menor de 20 medicamentos comúnmente usados en 10 países en desarrollo de América del Sur y Central son todos más altos que el promedio al por menor de los mismos medicamentos en 12 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el "club de los países ricos". El precio promedio de los medicamentos estudiados en Sudáfrica era más alto que en cualquiera de los ocho países de Europa occidental de los cuales se obtuvieron datos (6).

Conclusiones

Estos datos sugieren que la industria farmacéutica fija el precio de los medicamentos estableciendo límites según las posibilidades del mercado (7). El objetivo principal es maximizar los beneficios eliminando la competencia y manteniendo el monopolio de mercado. La protección de la patente es la herramienta más eficaz que tienen las multinacionales para eliminar la competencia de los fabricantes de medicamentos genéricos y así controlar la producción, la comercialización y la fijación de precios de los fármacos.

La industria farmacéutica y sus defensores oficiales justifican el uso de patentes para los medicamentos y los precios altos con el argumento de que la investigación y desarrollo en esta área es extremadamente costosa. Pero por ahora hay escasas pruebas que confirmen esta afirmación. Según las estimaciones de la propia industria farmacéutica, se invierten entre 350 y 500 millones de dólares en crear una nueva sustancia. Pero las investigaciones independientes indican que la inversión es de 30 a 160 millones. Cualquiera sea de estas cifras, los réditos de muchos medicamentos contra enfermedades mortales superan fácilmente la inversión en investigación y desarrollo. Por ejemplo, en 1999, la venta de ciproflaxina de Bayer llegó a totalizar 1.630 millones de dólares, mientras que Pfizer vendió fluconazol por 1.000 millones de dólares (8).

Las multinacionales sostienen que su enorme inversión en investigación y desarrollo explica el exorbitante precio de los medicamentos, pero esto es discutible. Varios medicamentos patentados no fueron descubiertos por científicos de dichas empresas, sino por instituciones públicas y universidades, que suelen ser responsables de la investigación inicial de la mayoría de los medicamentos. Por ejemplo, el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos ha descubierto varias sustancias eficaces para combatir el sida. De hecho, el Instituto estima que en 1995 contribuyó con 30 por ciento del total de la investigación y desarrollo en salud, mientras que la industria privada aportó 52 por ciento (9). Y sin embargo, quien recibe la mayor parte de las ganancias de la producción y venta de medicamentos es la industria farmacéutica. Además, los datos disponibles sugieren que dichas compañías gastan más en marketing y administración que en investigación y desarrollo. Como porcentaje de ventas, el gasto en investigación y desarrollo representa entre 10 y 20 por ciento, mientras que marketing y administración llegan a 30 o 40 por ciento (10).

El argumento de las compañías farmacéuticas de que los altísimos precios de sus medicamentos en los países en desarrollo constituyen un incentivo para la investigación y desarrollo de nuevos medicamentos, no es suficiente. El 80 por ciento del mercado de fármacos se encuentra en Estados Unidos, Europa, Japón y Australasia. Toda Africa representa apenas 1,3 por ciento del mercado mundial de fármacos. De hecho, Africa y Asia, que concentran 67 por ciento de la población mundial, representan apenas ocho por ciento del mercado planetario (11). Los pequeños mercados del mundo en desarrollo no afectarán de manera significativa los costos de la investigación y desarrollo. Los réditos de la industria farmacéutica también se verán escasamente afectados por el hecho de que los países del Sur reduzcan la entrega de patentes para poder fabricar y comercializar medicamentos a precios más bajos.

Los países del Grupo Africano declararon en la OMC: "Todo esto ha despertado el interés público y, a muchos de nosotros, nos ha llevado a concluir que las patentes han permitido a las compañías farmacéuticas aumentar el precio de sus productos muy por encima de lo que pueden pagar muchas personas. Hay quienes incluso alegan que, contra los principios y objetivos del Acuerdo sobre TRIPS, el actual modelo de protección de los derechos de propiedad intelectual está demasiado inclinado en favor de quienes detentan dichos derechos y contradice el interés público. (...) Del mismo modo, se dice con o sin razón que las patentes protegen a las compañías farmacéuticas de la competencia de otras firmas y otros productos". (12)

Una conclusión importante de K. Balasubramaniam, de Pharmaceutical Adviser of Consumers International, es la siguiente: "Los consumidores de los países en desarrollo pueden acceder regularmente a medicamentos cuando los intermediarios químicos, las materias primas y los productos terminados están disponibles a precios competitivos en el mercado mundial. Esto no será posible cuando los nuevos medicamentos contra enfermedades mortales estén protegidos por 20 años y los propietarios de las patentes tengan el monopolio exclusivo de fabricación, distribución y venta. El único modo de garantizar que tanto los intermediarios químicos como las materias primas y los productos terminados estén disponibles en el mercado mundial a precios competitivos y que los países puedan importarlos libremente es contar con una legislación adecuada, que admita las licencias obligatorias y la importación paralela. Los países en desarrollo necesitan ayuda para promulgar esas leyes. No deberían apurarse a comenzar el complejo proceso de reforma de la legislación nacional sobre derechos de propiedad intelectual". (13)

Uno de los aspectos principales -y tal vez el más molesto- de la crisis de patentes y medicamentos es que los gobiernos del Sur se encuentran con obstáculos cuando quieren aplicar las cláusulas del Acuerdo sobre TRIPS para otorgar licencias obligatorias y autorizar importaciones paralelas para comprar o producir medicamentos a precios accesibles.

El caso del acceso a medicamentos accesibles ha echado luz sobre uno de los aspectos inquietantes del Acuerdo sobre TRIPS, que ha facilitado -y sigue haciéndolo- comportamientos anticompetitivos y un flujo comercial de productos a precios influidos o determinados por elementos propios del monopolio, que impide el comercio a precios de libre mercado. Esto es contrario al principio de liberalización comercial de la OMC.

Notas 1. Kavaljit Singh (2001), "Patents vs Patients: AIDS, TNCs and Drug Price Wars, Public Interest Research Centre".
2. Oxfam (2001), "Patent Injustice: How World Trade Rules Threaten the Health of Poor People", Oxfam Briefing Paper.
3. Médicos Sin Fronteras (2001), "Prescriptions for Action, MSF Briefing for the European Parliament on Accelerated Action Targeted at Major Communicable Diseases within the Context of Poverty Reduction".
4. Health Action International (1998), HAI News, No. 100, abril de 1998.
5. Health Action International (1994), HAI News, No. 78, agosto de 1994.
6. Health Action International (1998), op. cit.
7. Balasubramaniam, K. (2001), "Acceso a los medicamentos: patentes, precios y política social - La perspectiva de los consumidores", ponencia presentada en el Seminario Internacional de Oxfam sobre Propiedad Intelectual y Desarrollo: ¿Qué futuro tiene el Acuerdo sobre TRIPS de la OMC?, 20 de marzo de 2001.
8. Médicos Sin Fronteras (2001), op. cit.
9. Oxfam (2001), op. cit.
10. Médicos Sin Fronteras (2001), op. cit.
11. Balasubramaniam (2001), op. cit.
12. Zimbabwe (2001), "Declaration of Zimbabwe on Behalf of the Africa Group on the Crisis Arising from the Effects of Patents on Prices and Affordability of Pharmaceutical Drugs", Misión Permanente de Zimbabwe en la OMC, Ginebra.
13. Balasubramaniam, K. (2000), "Implications of the TRIPS Agreement for Pharmaceuticals: Consumer Perspectives", Consumers International.

-------------

Este artículo fue extraído del informe de la Red del Tercer Mundo titulado "TRIPS, patentes y acceso a los medicamentos: propuestas para hacer aclaraciones y reformas".






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy