Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 98 - Diciembre 1999
  Tema de tapa
  Ciberzoo
  Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
  América Latina
  Libros
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Tema de tapa


No. 98 - Diciembre 1999

FRACASO EN SEATTLE

Los acontecimientos del 3 de diciembre

por Walden Bello

La Tercera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) terminó en un fracaso total poco antes de la medianoche del 3 de diciembre, cuando los negociadores no lograron ponerse de acuerdo sobre una declaración común y una nueva ronda de negociaciones. Como anfitrión de la reunión, Estados Unidos sufrió su peor fracaso diplomático desde la crisis de los rehenes de Irán, en 1979.

Las conversaciones en la Tercera Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio (OMC) se vieron comprometidas por la conjunción de una serie de desacuerdos internos y las gigantescas e incesantes protestas de los manifestantes apostados afuera del local. Los que frente a las puertas de la cárcel del condado de Seattle pedían la liberación de alrededor de 400 compañeros, estallaron en gritos de júbilo cuando se enteraron de la victoria. "Democracia de base 1, globalización empresarial 0", declaró Lori Wallach, director de la Campaña por un Comercio de los Ciudadanos, de Ralph Nader.

Por su parte, los delegados no lograron zanjar las diferencias en torno a los temas de liberalización agrícola, comercio de organismos modificados genéticamente, normas comerciales y laborales y transparencia en la toma de decisiones. En la rueda de prensa que anunció el fracaso de las conversaciones, tanto la Representante Comercial de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, como el director general de la OMC, Mike Moore, admitieron que había que revisar los procesos de toma de decisiones de la organización.

El camino al Apocalipsis

A medida que la reunión ministerial de la OMC se encaminaba al Apocalipsis en las primeras horas del día, los países en desarrollo fueron acumulando las frustraciones sufridas por su marginación de las negociaciones. "Vemos que algunos países manipulan el proceso a puertas cerradas", expresó el canciller de Guyana, Clement Rohee, en una rueda de prensa en el Hotel Madison Renaissance.

Las frustraciones también estallaron en las calles. En los dos días previos hubo constantes manifestaciones y marchas. La más destacada fue una marcha espontánea de más de mil personas que se dirigieron a una cárcel del condado donde se encontraban varios cientos de manifestantes detenidos por la policía a lo largo de los tres días que duró la conferencia.

La dinámica que se desarrolló dentro y fuera de la reunión ministerial interactuó de una forma muy interesante. Eran pocas las delegaciones de los países en desarrollo que compartían la prioridad de los miles de manifestantes en Seattle, puesta en los derechos ambientales y laborales. No obstante, la muestra de rabia en las calles hizo que varios delegados de países del Sur se animaran a resistir los métodos no transparentes a través de los cuales tanto Estados Unidos como la Unión Europea han intentado imponer sus objetivos comerciales. "Transparencia" fue la exigencia que relacionó a muchos delegados de adentro con los manifestantes de afuera.

La respuesta a la mano dura

En las primeras horas del viernes 3 de diciembre, parecía que Estados Unidos se encaminaba a una derrota en dos temas claves, en gran medida debido a la aplicación de una diplomacia de mano dura. Todo indica que la férrea oposición de los países en desarrollo había desbaratado la propuesta de Washington de organizar un Grupo de Trabajo para estudiar el vínculo entre comercio y normas laborales. La percepción ahora es que el presidente Bill Clinton contribuyó a este resultado. En una declaración a un diario de Seattle dijo que la OMC debía utilizar sanciones comerciales para hacer aplicar los derechos laborales, lo que enfureció a varios delegados de países en desarrollo.

El intento de Estados Unidos de crear un Grupo de Trabajo sobre el comercio de productos manipulados genéticamente también produjo respuestas negativas. El primer día de las negociaciones, el comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy, aparentemente cedió a las presiones de Estados Unidos. Esto desencadenó la ira de los ministros de comercio y ambiente de varios países europeos, lo que forzó a la Unión Europea a deshacer el acuerdo con Washington. Había una oposición generalizada al establecimiento de un grupo de trabajo de ese tipo y la razón fue expuesta en una declaración emitida por varias organizaciones no gubernamentales (ONG) filipinas que realizaron cabildeado con los gobiernos de los países de Asia en Seattle: La OMC "no es el foro adecuado para negociar normas que rijan el comercio de biotecnología", señalaron. "Tales normas deben ser discutidas y negociadas dentro del contexto de las negociaciones para el Protocolo de Bioseguridad en el marco del Convenio de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica. El potencial social, ambiental y de riesgos a la salud que podría surgir del comercio de organismos modificados genéticamente (OMG), se resuelve mejor en negociaciones ambientales que en negociaciones comerciales".

Punto muerto en agricultura

Las ONG asiáticas -como el Consejo sobre Seguridad Alimentaria, del sudeste asiático, y la organización Comercio Justo- se concentraron principalmente en tratar de influir en el texto de la declaración ministerial sobre agricultura. Así, pudieron seguir de cerca el fracaso de las negociaciones en este sector.

Según el secretario de Agricultura de Filipinas, Edgardo Angara, los países en desarrollo del Grupo Cairns -de países agroexportadores desarrollados y en desarrollo-, vinieron a Seattle decididos a que la reunión aceptara un texto enérgico sobre el "trato especial y diferenciado" de las políticas agrícolas de los países en desarrollo.

Por otro lado, la intransigencia de la Unión Europea obligó a los representantes de otros países a retroceder para suavizar la redacción del artículo sobre subvenciones agrícolas y apoyo interno, que favorecía sus intereses. En lugar de reclamar la "eliminación" de los subsidios a las exportaciones y del apoyo interno, el proyecto del segundo día pedía "reducciones sustanciales". Un término de moda de la Unión Europea -"multifuncionalidad"- fue suprimido de los borradores de Seattle. El término se refiere a la idea de que las normas internacionales de comercio debieron tomar en cuenta el hecho de que la agricultura no es sólo un sector productivo sino que cumple otras funciones importantes, como ser el sustento del ambiente, de la seguridad alimentaria, de la cultura y del paisaje regional.

En general se considera que el término sirve como justificación para el proteccionismo. No obstante, algunos observadores dijeron que la esencia de la multifuncionalidad fue conservada en ese proyecto, que reclamaba que las negociaciones tomaran en cuenta "intereses no comerciales" que incluyen "la necesidad de proteger el ambiente, la seguridad alimentaria, la viabilidad económica y el desarrollo de zonas rurales, y la seguridad alimentaria, sin perjuicio del Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias".

No obstante, delegados de ONGs filipinas y del sudeste asiático manifestaron su disconformidad con los diferentes proyectos. Una de las críticas se refería a que no se hacía una mención específica a las prácticas de Estados Unidos que distorsionan el comercio agrícola, en especial el uso de créditos de exportación y dumping.

Otra fuente de malestar fue que en el último proyecto se eliminó toda referencia a las "crestas arancelarias" y a la "progresividad arancelaria", dos métodos con los cuales la Unión Europea y Estados Unidos discriminan productos agrícolas de exportación de países en desarrollo. Pero la mayor frustración de las ONG se debió a que el texto no incluía el objetivo de lograr la seguridad alimentaria como compromiso central del comercio agrícola mundial. Tampoco el compromiso de cubrir las necesidades de los países pobres importadores netos de alimentos.

Pero incluso sin tomar en cuenta las preocupaciones de las ONG, las negociaciones entre los gobiernos no alcanzaron para zanjar las diferencias en el tema agricultura. A su vez, las conversaciones sobre este tema reflejaron la dinámica frustrante de las negociaciones en su conjunto, condenadas al fracaso.

Los acontecimientos

A últimas horas de la tarde la situación continuaba estancada en el Centro de Convenciones, que todavía seguía rodeado de policías y efectivos de la Guardia Nacional.

Según comentarios de Edcel Custodio, jefe de la delegación comercial de Filipinas en Ginebra, dos bloques de países, uno de África y otro de América Latina y el Caribe, hicieron declaraciones formales muy fuertes indicando que, de continuar el mismo nivel de transparencia, no aprobarían ninguna declaración propuesta, boicoteando así cualquier declaración en común, ya que supuestamente la OMC debe trabajar en consenso.

A esa altura, "el proceso de negociaciones entre bambalinas, conocido como 'salas verdes' o 'super salas verdes', había enfurecido a tantos delegados del Tercer Mundo, que éstos amenazaron con retirarse", comentó un periodista. "La opinión generalizada fue que las intervenciones de la presidenta de la Reunión Ministerial, Charlene Barshefsky, -recibidas con silbatinas y abucheos- fueron cada vez más despóticas".

La Unión Europea y Estados Unidos hicieron el último intento de conseguir unos 18 o 20 países para lograr una declaración. No hubo criterio alguno para la integración del grupo, y eso fue la gota que desbordó el vaso. A las 21:30 horas "era cada vez más claro que no habría una declaración", dijo el secretario de Agricultura de Filipinas. Para ese entonces circulaban toda suerte de rumores acerca de fórmulas para limpiar la imagen. El resultado final, en el que no hubo ninguna declaración ni acuerdo acerca de una nueva ronda, fue la peor solución posible para el anfitrión.

La combinación mágica

Hubo varios factores que contribuyeron al fracaso de la OMC en Seattle, pero la desarticulación de las negociaciones y de la propia OMC como institución fue producto de una combinación de factores. Uno de ellos es que la OMC llegara a Seattle con un proyecto ministerial que reflejaba muchas diferencias Otro fue la profunda divergencia entre la Unión Europea y Estados Unidos en temas claves. Y un tercero, el tono rebelde de los delegados de países en desarrollo, que se sintieron respaldados por una movilización popular y protestas callejeras sin precedentes.

Luego del fracaso de las conversaciones de Seattle, los gobiernos regresarán a Ginebra, donde las negociaciones en agricultura, servicios y aplicación, encomendadas por el Acuerdo de Marrakech de 1994, comenzarán en alguna fecha de enero. Pero con la falta de una declaración de consenso que especifique los temas claves a ser negociados y establezca calendarios para su culminación, el solo hecho de mantener esas negociaciones limitadas demostrará ser una tarea hercúlea.






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy