Instituciones Financieras Internacionales
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Viernes 24 de Setiembre de 2004
Persiste la desigualdad económica en Panamá
Quince años después de la reforma neoliberal del mercado que se hizo en Panamá, el país sigue teniendo enormes desigualdades económicas. Una minoría de individuos controla más de la mitad del producto bruto interno, mientras la mayoría de los panameños vive en la pobreza – 95,4 por ciento de los indígenas figuran entre los afectados.
A una década y media de haberse iniciado la reforma neoliberal del mercado, Panamá sigue teniendo enormes desigualdades económicas. Una minoría controla más de la mitad del PIB, mientras la mayoría vive en la pobreza.
La embajadora de Estados Unidos en Panamá, Linda Watt, advirtió hace poco que la mala distribución de la riqueza constituye un campo fértil para el extremismo político y los movimientos guerrilleros. Watt declaró que unas 80 personas, en su mayoría ligadas a grupos empresariales, “controlan” más de 50 por ciento del producto interno bruto (PIB), de alrededor de 12.000 millones de dólares, mientras 40 por ciento de la población, es decir 1,2 millones de personas, subsisten con dos dólares por día y el 20 por ciento más pobre vive con menos de un dólar diario (El Panamá América, 30 de junio de 2004). La mayoría de las familias más ricas del país tienen intereses en la construcción, la red bancaria, el canal o la zona franca de Colón.
Las cifras que menciona Watt, sin embargo, difieren de las demás fuentes. Según el Informe de Desarrollo Humano para América Central y Panamá, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el 30 por ciento más rico de la población recibe 64,8 por ciento del PIB.
Los pobres (que ganan menos de dos dólares por día) representan 37,3 por ciento de la población, según datos obtenidos en 2003 por el Departamento de Análisis y Políticas Económicas (DAPE). Según las estadísticas preparadas por el Instituto de Estudios Nacionales de la Universidad de Panamá, 18 por ciento de la población recibió 70 por ciento del PIB en 2003, lo cual indica un aumento de la desigualdad.
Las estadísticas anuales preparadas por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) también indican un aumento de la pobreza, ya que los hogares pobres pasaron de ser 34 por ciento en 1985 a 36 por ciento en 1991, y llegaron a 41 por ciento en 2002. Según las proyecciones de Cepal, si la economía sigue creciendo, el número de personas que viven en condiciones de extrema pobreza se reducirá en 2015 a la mitad del total de 1990. Pero parece que la población indígena no tendrá la misma suerte.
Según las estadísticas del DAPE, 95,4 por ciento de los panameños que viven en las reservas indígenas sufren de pobreza extrema, mientras que los no indígenas del área de San Miguelito que viven en las mismas condiciones representan 11,3 por ciento. La pobreza se concentra en las comunidades indígenas, donde los servicios de salud son limitados y no hay servicios básicos como agua potable.
La población rural, en provincias como Veraguas, también vive en situación crítica. En regiones productoras de bananas, como Baru, y en Colón, alrededor de 28 por ciento de la población activa es víctima del desempleo, que en todo el país es de 16 por ciento, según las estadísticas del Instituto de Estudios Nacionales.
Sólo la mitad de la población de entre 22 y 35 años (52 por ciento) gana un promedio de 350 dólares por mes. Una investigación del Instituto de Estudios Nacionales muestra que cuánto mayores son los ingresos de una persona más posibilidades tiene de recibir aumentos. Los trabajadores que ganan más de 2.500 dólares por año obtienen, en promedio, 300 dólares cada tres años. Los que ganan el salario mínimo, es decir, 251 dólares mensuales, deben esperar un decreto presidencial para conseguir algo.
Según las estadísticas gubernamentales, el costo mínimo de alimentación de una familia panameña asciende a los 225 por mes. Las organizaciones sociales calculan que el mismo es de 350 dólares. Y mientras tanto, el precio de los servicios básicos sigue aumentando. El costo del teléfono residencial aumentó 250 por ciento en ocho años y el precio de la electricidad subió 60 por ciento en el mismo lapso. En 2003, el transporte público aumentó 66 por ciento al pasar de 15 a 25 centavos de dólar.
El economista Juan Jovane, ex director del Instituto de Seguridad Social, acusa a las políticas económicas neoliberales de promover y mantener la desigualdad: “El modelo económico ha hecho que la riqueza se concentre en manos de los monopolios y oligopolios de Panamá, que controlan la economía”.
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Este artículo fue extraído de Central America Report (20 de agosto de 2004, Vol. XXXI, No. 32), publicado por Inforpress Centroamericana.
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