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Política

Martes 16 de Octubre de 2007

Socialistas del siglo XXI

por Roberto Bissio

Reformista: Los partidarios de Rafael Correa obtuvieron ochenta de las ciento treinta bancas de la Asamblea Constituyente que redactará la vigésima ley fundamental de Ecuador. Anunció que disolverá el Congreso durante los dieciocho meses en que sesione la Constituyente, para evitar duplicidad de poderes, que da la bienvenida a la inversión extranjera (“pero no a la que nos considere colonia”), dijo no estar inspirado en la Constitución venezolana (“no la conozco, confieso mi ignorancia”) y que no sigue ningún modelo: “Yo no creo en modelos.

El socialismo del siglo XXI es una ideología que enfatiza la vocación integracionista de nuestro pueblo, la necesidad de buscar esa nación latinoamericana”. Una necesidad y aspiración de la que no excluye a sus vecinos, Perú y Colombia, con “gobiernos de otra tendencia”.

Honesto: “Mientras que el gobierno fija los precios del trabajo según escalas históricas, los gastos de los asalariados se ajustan a los niveles del mercado mundial. Entre 1988 y 2007 los salarios no han progresado anualmente más que 0,7 por ciento, mientras que las multinacionales instaladas en el país han visto sus ganancias reales aumentar en veintitrés por ciento. Es poco probable que esta situación haya podido desarrollarse sin que el poder se beneficie... sin escrúpulos”. No, quien escribe este discurso que suena familiar no es ningún político izquierdista, sino el economista húngaro Lászlo Bogár, ex ministro de los gobiernos de derecha presididos por Viktor Orbán (1990- 1994 y 1998-2002). El “poder” aludido es el del primer ministro socialista Ferenc Gyurcsány, que el año pasado escandalizó a la opinión pública al confesar que había mentido para ganar las elecciones y acto seguido impulsó un proceso de privatizaciones, en particular de la salud pública.

Marxista: El Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), que comparte el poder en Berlín como socio minoritario de la democracia cristiana en la coalición de gobierno, prepara para las próximas semanas un congreso en el que redefinirá su orientación para poner fin a la “era Schröeder” (Gerhard Schröeder fue canciller entre 1998 y 2005) y dar paso a los “modernizadores” encabezados por el ministro-presidente del estado federal Renania-Palatinado, Kurt Beck. El borrador del nuevo programa retoma un énfasis en el “socialismo democrático” que parecía olvidado, vuelve a definir al SPD como “partido del movimiento obrero” y se reconoce inspirado en el “análisis marxista de la realidad”. El nuevo SPD ya no habla de “globalización” sino de “capitalismo mundial”, explicita entre sus valores básicos la seguridad, la integración y el “reparto justo de la prosperidad”, y considera a los sindicatos como “indispensables” para lograr estos objetivos.

Un análisis del influyente semanario Der Spiegel comenta que este viraje a la izquierda estaría destinado a parar la sangría de activistas y sindicalistas hacia el nuevo partido llamado simplemente “La Izquierda”, que nuclea a ex comunistas y ex socialdemócratas encabezados por Oskar Lafontaine.

Fondomonetarista: Dominique Strauss-Kahn, conocido popularmente como “DSK”, fue finalmente elegido director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) el último viernes de setiembre. Reconoció que “el acuerdo tácito entre los (norte)americanos, que se reservan la dirección del Banco Mundial, y los europeos, que colocan a uno de los suyos a la cabeza del FMI, no tiene más razón de ser”. Dio así la razón a los países emergentes (China, India, Brasil, Sudáfrica, Brasil y México) en su aspiración a tener una mayor cuota de poder en las votaciones de la institución financiera. “Estos países y otros”, agregó, “no quieren que la estabilidad financiera se adquiera a costas de los equilibrios sociales. ¡Y tienen razón!” DSK, ex ministro francés de Economía y Finanzas (1997-1999, durante el gobierno de Lionel Jospin), propone que las resoluciones clave del FMI sean tomadas por un sistema de doble mayoría, de cuotas (el sistema actual) y de número de países (un voto cada uno para los 185 miembros), asegura que “los desequilibrios macroeconómicos generan problemas sociales, y viceversa” y que, “además del presupuesto y la balanza de pagos, hay que tomar en cuenta el corto y largo plazo, la demografía y la agricultura” de un país en desarrollo. Quiere terminar, además, con el reparto de roles que hace del Banco Mundial “la mamá buena” y del FMI “el garrote”.

Sobre su posible candidatura en las elecciones presidenciales francesas de 1912, DSK sólo dijo: “Sigo siendo francés y sigo siendo socialista”

Velo-rucionario: Quien sí es candidato, a su reelección en 2008, es el alcalde socialista de París, Bertrand Delanoë, quien logró recuperarse de su derrota para que la “ciudad luz” fuera sede de los juegos olímpicos de 2012 gracias a la sorprendente popularidad de Velib, el nuevo sistema de bicicletas públicas. Inaugurado en julio, el sistema contabilizó dos millones de usuarios de vélos (bicicleta, en francés) en los primeros dos meses, aunque sólo cuenta por ahora con la mitad de los veinte mil vehículos previstos.

La velorución tiene entusiastas, pero también detractores. Los automovilistas se quejan de la política oficial que ha declarado al automóvil como enemigo número uno y, según los blogs de los ciclistas, la policía (dependiente del gobierno central y no de la ciudad) se estaría ensañando con los usuarios de Velib por cualquier mínima violación de las leyes de tránsito, como si ser usuario de bicicletas públicas fuera sinónimo de ser opositor. Los verdes, sin embargo, alegan que no es suficiente y los anarquistas alertan sobre el sistema automático de pagos con tarjeta de crédito o débito por su potencial de ser usado para controlar cibernéticamente los movimientos de cada uno por la ciudad.

La firma JCDecauz, que instaló las bicicletas sin costo para la municipalidad, a cambio del derecho de vender publicidad en 1628 paneles callejeros, se prepara para competir por el derecho a instalar un sistema similar en Londres. En Washington también habría bicicletas públicas, pero su instalación estará a cargo de una empresa estadounidense. Faltaba más.

Evo-lucionario: El presidente de Bolivia, Evo Morales, fue el invitado especial de Comedy Central, uno de los programas más populares de la televisión de Estados Unidos, donde conocidos humoristas entrevistan celebridades, dan las noticias y por supuesto las comentan, con humor y, a veces, ácidas críticas. Jon Stew comenzó por enfatizar lo obvio: un indígena llega a la presidencia. “Creo que todos –respondió Evo– tenemos derecho a ser candidato”. –En Bolivia..., replicó rápido el entrevistador, ante la hilaridad general.

En apenas ocho minutos de programa, el presidente Morales sólo pudo decir de su gestión que había logrado aumentar el aporte de las petroleras al Estado y con esos recursos está iniciando una “revolución agraria”. –Usted prometió en su campaña electoral –repreguntó Stew– que nacionalizaría los recursos para distribuir dinero a los pobres, que haría la reforma agraria y que convocaría a una asamblea constituyente. Usted –y Stew lo apuntó con el dedo en tono exageradamente acusador– hizo todo eso en ocho meses. ¿Qué está tratando de probar? –No más no me consideres parte del “eje del mal” –se defendió el presidente boliviano con una sonrisa y entre aplausos.

Roberto Bissio es director ejecutivo del Instituto del Tercer Mundo.

Este artículo fue publicado el 11 de octubre de 2007 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay. www.ladiaria.com.uy




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