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   No. 134 - Junio 2000
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Actualidades / Trabajo


No. 134 - Junio 2000

Informe de la OIT

El Panorama Mundial es Inquietante

por Chakravarthi Raghavan

Aún queda mucho por hacer para que se acepten e implementen los principios fundamentales de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de libertad de asociación y derecho a la negociación colectiva, según el último informe del organismo. Los sindicalistas son objeto de ataques físicos, categorías enteras de trabajadores no tienen derecho a organizarse y la negociación colectiva pierde su eficacia mientras la globalización sigue su curso, marcada por desigualdades y creciente marginación.

El panorama mundial respecto de los principios fundamentales de la Organización Mundial del Trabajo (OIT), que son el derecho de los trabajadores a organizarse y negociar en forma colectiva, es "preocupante". En algunos países, el ejercicio de los derechos significa un riesgo para los trabajadores, mientras que en otros la legislación es inadecuada o es buena en la teoría pero no se lleva a la práctica. Estas declaraciones las formuló el director general de la OIT, Juan Somavía, quien recalcó que la globalización, es decir, la apertura e integración de los mercados, junto con la introducción de innovaciones tecnológicas y reformas políticas, no beneficia a todo el mundo. "La inseguridad y el temor a no poder ascender socialmente o a caer definitivamente" alimentan el descontento.
Somavía hizo estas declaraciones en una conferencia de prensa convocada para presentar el primer informe global de la OIT luego de su Declaración sobre los Principios Fundamentales y los Derechos en el Trabajo. El objetivo del documento es mostrar un panorama mundial sobre la situación de cada categoría de principios fundamentales identificados en la Declaración adoptada por la OIT hace dos años. Este primer informe sobre la situación mundial cubre las áreas de libertad de asociación (Convenio de la OIT de 1987) y el derecho a organizarse y negociar colectivamente (Convenio del 87). Somavía reconoció las limitaciones de estos instrumentos para conseguir aumentos salariales y estabilidad laboral.
El director de la OIT tuvo que contestar preguntas tales como cuál es la respuesta de la OIT al incremento progresivo de la brecha salarial entre el sector más alto de la sociedad y el más bajo, realidad que se aplica al país más rico del mundo. También le preguntaron qué hace su organización cuando los empleadores de determinado lugar tienen derecho a despedir a los trabajadores que hacen huelga y tomar nuevos empleados, porque la comunidad internacional no puede controlar la implementación de sus leyes en un país que no ratifica los convenios argumentando que su constitución brinda esos derechos. Y se le planteó incluso que, por otro lado, el derecho a organizarse y negociar en forma colectiva no le sirve a la fuerza de trabajo del mundo en desarrollo para conseguir mejoras salariales debido al gran número de desempleados y a la expansión constante del sector informal de la economía.
Somavía aclaró que la OIT no conoce trucos de magia para resolver los problemas de la democracia, el desarrollo y el diálogo social, así que sólo puede apoyar a quienes se ocupan de resolver esos asuntos y organizar al sector informal, algo que ya está haciendo en India el grupo de mujeres SEWA, que en poco tiempo contará con 500.000 integrantes y será reconocido como sindicato.
Lo más peligroso sería ver los problemas y concluir que son insolubles, señaló el director general. Ciertos aspectos de la globalización, como la revolución tecnológica en la información y las comunicaciones, son irreversibles. Pero existen otros que se pueden cambiar y revertir para garantizar que "todos tengan un trabajo decente". Somavía indicó que "una economía mundial donde las personas no tienen derecho a organizarse carece de legitimidad social". Organizarse para hacerse escuchar es "ejercer un derecho humano fundamental y también el derecho al desarrollo, que es esencial".

Muy lejos en la práctica

El informe anual Su Voz en el Trabajo asegura que "en varios países del mundo, muchos trabajadores que intentan organizarse aún son víctimas de intimidaciones, amenazas e incluso asesinato". Aunque la libertad de asociación y el derecho efectivo a negociar en forma colectiva fueron reconocidos como derechos fundamentales por los 175 estados miembros de la OIT, aún se está "muy lejos de la aceptación universal de dichos principios en la práctica". Los gobiernos, en su calidad de guardianes de la democracia, deben hacer algo más que hablar de esos principios, agregan los autores del informe.
El informe señala que en Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos y Omán el gobierno prohibe organizar sindicatos. En Bahrain y Qatar, por ejemplo, las autoridades niegan el derecho de las organizaciones de trabajadores independientes a formar comités o consejos sindicales.
Además del examen de la OIT a las denuncias de asesinato de sindicalistas ocurridos en Colombia, Ecuador, Guatemala, Indonesia y República Dominicana, los autores del documento mencionan: * ataques físicos contra militantes sindicales y trabajadores en Colombia, Ecuador, Etiopía, Guatemala, Haití, Mauricio, Sudán y Zimbabwe; * arrestos y detenciones en China, Costa de Marfil, Djibouti, El Salvador, Etiopía, Gabón, Marruecos, Pakistán, Paraguay, República Democrática de Congo, República de Corea, Senegal y Sudán; * exilios forzados en Bahrain y Birmania; * violación de la propiedad e instalaciones sindicales en Costa de Marfil, Etiopía, Líbano, Nicaragua, República Centroafricana, Rusia y Senegal.
El informe subraya además que categorías enteras de trabajadores aún no están cubiertas o carecen explícitamente de protección legal en los siguientes casos: * los agricultores están desprotegidos o no tienen derecho a organizarse según la legislación nacional de Afganistán, Bolivia, Burundi, Estados Unidos, Honduras, India, Jordania y Paraguay, entre otros; * los trabajadores domésticos, en su mayoría mujeres, no tienen derecho a formar organizaciones en Brasil, Jordania, Kuwait y la provincia de Ontario, en Canadá; * los trabajadores inmigrantes tienen muchos obstáculos para formar sindicatos o integrarse a los ya existentes en Kuwait; tienen prohibido ser dirigentes sindicales en Mauritania, Nicaragua, Ruanda y Venezuela, y no están cubiertos por la legislación laboral de Kyrgyzstán.
El sector público es, después del agrícola, el que cuenta con mayor número de trabajadores cuyos derechos a organizarse y negociar en forma colectiva están restringidos. La justificación más común para esto es que, como empleados del Estado, sus responsabilidades no son compatibles con la pertenencia a un sindicato y con las acciones colectivas que implican dichas organizaciones.

Inclusión y exclusión a la vez

La globalización es controvertida porque causa impactos diversos según los países, comunidades e individuos, subraya el informe. La economía mundial no beneficia a todas las personas o regiones del mundo y la revolución tecnológica no ha llegado aún a todos los sitios del planeta. Varios países están integrados a la economía global mientras que otros quedan cada vez más al margen, lo cual se traduce en un incremento de las desigualdades.
"Esta inclusión y exclusión de pueblos, regiones y sectores económicos, que se produce en forma simultánea, es una característica importante de la globalización y constituye uno de sus mayores peligros", señalan los autores del documento.
El informe contiene un análisis extenso de la situación pero no presenta demasiadas soluciones y remedios, más allá de insistir sobre la importancia de los principios en los que se basa la Declaración de la OIT.
Los empleadores, los sindicatos y los gobiernos se ven obligados a tener en cuenta la competencia de otros países como consecuencia de la liberalización comercial y financiera, la integración de los mercados, la expansión del comercio de bienes y servicios así como del flujo de capital, y la reducción de los costos de transporte y comunicaciones.
La internacionalización de la producción, que ofrece múltiples opciones de salida de capital, redujo gravemente el sentido y el impacto de la negociación colectiva. Algunos han argumentado que la negociación, dadas las circunstancias, debería hacerse a nivel internacional, pero "no hubo avances importantes en esa dirección".
El documento destaca también la creciente "diferencia en materia de representación" que existe en el mundo del trabajo. La segmentación de los mercados laborales y la reestructuración de la producción, consecuencias de la innovación tecnológica y de la privatización a gran escala, redujeron en forma considerable el tamaño de la unidad promedio de producción. La mayor flexibilidad de los métodos de trabajo, así como el aumento de los subcontratos y empleos de medio horario hacen que sea más difícil organizar a los trabajadores en defensa de sus propios intereses.
El crecimiento de la economía informal hizo que aumentara la proporción de trabajadores que no cuentan con ninguna forma de representación colectiva. Más de 80 por ciento de los nuevos puestos de trabajo creados en África y América Latina en la década del 90 fueron del sector informal.
"Se obtuvieron progresos considerables en cuanto a la aceptación e implementación de la libertad de asociación y el derecho a la negociación colectiva. Sin embargo, aún hay demasiadas personas para quienes es imposible o muy difícil utilizar este método para mejorar su posición en la vida", denuncian los autores del informe de la OIT.
El informe llama a los miembros de la OIT a encontrar modos de: * garantizar que todos los trabajadores puedan formar un sindicato o unirse al sindicato que prefieran sin temor a ser intimidados o sufrir represalias y que los empleadores tengan la libertad de crear o integrarse a asociaciones independientes; * alentar actitudes abiertas y constructivas por parte de las empresas privadas y los empleadores hacia la representación libremente elegida de los trabajadores y al desarrollo de los métodos de negociación acordados y a las formas de colaboración complementarias en cuanto a los términos y condiciones de trabajo; * alentar a las autoridades públicas a reconocer que el gobierno del mercado laboral, basado en el respeto hacia los derechos y principios fundamentales, contribuye significativamente a estabilizar el desarrollo económico, político y social en el contexto de la integración económica mundial, la expansión de la democracia y la lucha contra la pobreza.

Seguimiento desigual

El documento establece que todos los miembros tienen la obligación de respetar los principios de los cuatro grupos "centrales" establecidos en la Declaración (adoptada en junio de 1998) y subraya la diferencia entre dicha Declaración y el seguimiento que se hace luego, ya que el informe anual presenta la opinión de la OIT y refleja el papel supervisor de la Organización. Los gobiernos deben presentar informes sobre los convenios que integran y éstos están sujetos al análisis de un Comité de Expertos.
Nada ilustra mejor la desigualdad mencionada que el caso de Estados Unidos, campeón de los derechos de los trabajadores en la Organización Mundial de Comercio (OMC). Al no ratificar los convenios con el argumento de que su constitución garantiza esos derechos, el gobierno estadounidense evita el examen del comité de expertos que informa sobre el respeto o violación, en la práctica, de las leyes sobre libertad de asociación y negociación colectiva. La formulación y adopción de la Declaración fue un contexto favorable al país en este aspecto, a instancias de Washington y durante el período del antecesor de Somavía, Michel Hansenne.
Daniel Lazare ("America the Undemocratic", New Left Review, nov-dic 1998) opina: "La situación de la legislación laboral de Estados Unidos es escandalosa. Categorías enteras de trabajadores, a menudo los más vulnerables y explotados, tienen prohibido sindicalizarse; (esto se aplica a) el servicio doméstico, el sector agrícola, los empleados con un contrato a término y los que trabajan a destajo. (...) Seis décadas después de haber organizado las luchas de los años 30, miles de personas son despedidas cada año por organizar sindicatos, actividad que supuestamente cuenta con protección federal. Según una encuesta, 71 por ciento de la fuerza laboral cree que quienes se atrevan a organizarse perderán su puesto de trabajo. Sin embargo, son pocas las veces que las autoridades federales hacen algo más que hacer una observación a quienes violan la ley".
El informe de la OIT no discrimina la falta de derechos adecuados para trabajadores agrícolas en Estados Unidos y dice poco sobre los estados de ese país cuyas leyes sobre el "derecho a trabajar" son para ayudar a los empleadores a prohibir la sindicalización, y donde los estados y comunidades se promocionan como "estados sin sindicatos" para atraer inversionistas extranjeros.
Somavía reconoció las limitaciones de la OIT como organización internacional y dijo que sólo puede brindar información clave para influir y presionar en las sociedades abiertas.
El informe tiene un párrafo sobre las compañías internacionales y las organizaciones de empleadores representantes de los intereses del sector privado que reconocieron la necesidad de seguir la "elevada ruta" de la competitividad global y apoyar iniciativas de responsabilidad social dentro de dicho sector. Además, alude a las gestiones que hacen referencia específica a las cuatro categorías de derechos laborales fundamentales, porque brindan oportunidades considerables para la realización de esos principios. También se refiere al secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, quien en 1999 propuso crear un "Compactado Global" entre la ONU y la comunidad empresarial del mundo (que se reúne anualmente en Davos, Suiza, para realizar el Foro Económico Mundial) y llamó a la Organización Internacional de Empleadores a apoyar activamente a dicha asociación.
Pero en una nota al pie aparece un juicio colectivo del órgano de gobierno de la OIT (documento 273/WP/SDL): "La sección que trabaja sobre Dimensiones Sociales de la Globalización constató que, de las cuatro categorías de principios laborales fundamentales, la libertad de asociación y el derecho a la negociación colectiva fueron las que recibieron menos atención en estas iniciativas privadas".




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