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   No. 133 - Mayo 2000
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No. 133 - Mayo 2000

OMC

Mecanismo para tratar problemas de implementación

por Chakravarthi Raghavan

El Consejo General de la Organización Mundial de Comercio estableció, en su reunión del 3 de mayo, un mecanismo para "tratar" problemas urgentes de implementación y recibió propuestas cuya finalidad es lograr que los países menos desarrollados accedan al mercado. Sin embargo, aún no se sabe si dicho mecanismo llevará a que se tomen decisiones significativas sobre cuestiones que inquietan desde hace tiempo a las naciones en desarrollo, o si las menos desarrolladas obtendrán beneficios importantes de las propuestas de acceso al mercado.

El Consejo General de la Organización Mundial de Comercio (OMC) estableció, en su sesión especial del 3 de mayo, un "mecanismo" para "tratar" los problemas de implementación de los períodos de transición para el ingreso a la OMC que plantearon los países en desarrollo durante los preparativos de la Tercera Conferencia Ministerial, realizada en Seattle en diciembre de 1999. El Consejo escuchó también la propuesta de acción autónoma que presentaron los países del grupo Quad (Canadá, Unión Europea, Estados Unidos y Japón) y algunos otros con el fin de que los productos de los países menos desarrollados tengan más posibilidades de acceso al mercado. Bangladesh declaró en nombre de las naciones más pobres que dichos proyectos resultaron "altamente decepcionantes".

Mecanismo de implementación

Durante las sesiones especiales, se le pidió al Consejo General de la OMC que evaluara las dificultades existentes para la implementación, identificara posibles vías de solución y tomara decisiones acerca de las acciones apropiadas. La primera reunión se realizará en junio y el procedimiento quedará completo a más tardar en la fecha, aún no convenida, de la Cuarta Conferencia Ministerial de la OMC. El Consejo General deberá dirigir a los demás organismos de la OMC a efectos de que brinden resultados adecuados y actúen de modo conveniente, además de tener en cuenta todo asunto relativo a la implementación que se esté considerando en otros sectores de la Organización. Pero la decisión se refiere a posibles negociaciones de comercio multilateral. Los problemas de implementación y extensión de los períodos de transición previstos en varios acuerdos de la OMC, el acceso al mercado de los países menos desarrollados y el inicio de las negociaciones en agricultura y servicios, fueron identificados como áreas de prioridad para "restituir la confianza" dentro de la OMC luego de la debacle de Seattle.
Los países en desarrollo presionan por la implementación de dichos períodos de transición desde 1996 y presentaron una serie de propuestas con el propósito de corregir los desequilibrios e injusticias del sistema y asegurarse de recibir los beneficios que esperaban de la OMC. Al principio, los principales países industrializados ignoraron esos reclamos, pero después los neutralizaron con la promesa de brindar asistencia técnica. Sólo en las últimas semanas previas a Seattle, y con muchos reparos, los países industrializados se dieron cuenta de que el problema no iba a desaparecer y empezaron a manifestar su voluntad de resolverlo. Pero incluso entonces intentaron hacer el menor esfuerzo posible. Estados Unidos y algunos otros países insistieron en que no podían aceptar nada que implicara cambios a las normas y acuerdos existentes, ya fuera en forma de enmiendas, interpretaciones o entendimientos. La Comisión Europea fue más diplomática y habló de su voluntad de considerar esos asuntos como parte de una nueva ronda de negociaciones comerciales.
Después de Seattle, muchos de los principales países en desarrollo dijeron claramente en conversaciones informales que si no se iniciaban acciones favorables para resolver los problemas planteados, sería difícil persuadirlos de invertir capital en sectores nuevos e incluso en los ya existentes. Durante las consultas informales, algunos países del Sur llegaron a mostrarse más vehementes que los industrializados al cuestionar el concepto de "crear confiabilidad" o al denunciar que la implementación afecta a todos los países en desarrollo a través de todos los acuerdos. Costa Rica es uno de esos casos, ya que en las reuniones informales argumentó, junto con Argentina, que se trata como máximo de "mejorar la confianza" en el sistema y que el tema de la implementación crea dificultades para algunos con respecto a algunos acuerdos, y no en todos.
El 3 de mayo, Costa Rica y Singapur se unieron a Canadá, la Unión Europea y Japón para pedir una nueva ronda de negociaciones comerciales y una mayor liberalización. Un presidente tomó nota de las declaraciones (a favor y en contra de todo vínculo directo e indirecto con las nuevas negociaciones multilaterales) y comentó que el espíritu del entendimiento es "no perjudicar la postura de los países miembros en ninguna otra posible negociación multilateral". El acuerdo, donde la palabra "posible" figura antes de "negociación multilateral de comercio", fue alcanzado después de negociaciones muy difíciles en torno al lenguaje a utilizar en las reuniones informales, que trataban del problema central de la OMC: hacer o no una nueva ronda, sin corregir las injusticias del pasado. El último párrafo de la decisión sobre la implementación dice: "este procedimiento no debe causar perjuicios sobre ninguna decisión que tome en el futuro el Consejo General para seguir avanzando en este sector, ni siquiera en el contexto de posibles negociaciones multilaterales de comercio". Aún hay que ver si habrá negociaciones "de buena fe" sobre el asunto y si se tomarán decisiones para "tratar" los problemas de implementación, o si las sesiones especiales servirán simplemente como procedimiento para marcar el tiempo y/o vincular soluciones para lanzar una nueva ronda de asuntos (propuesta de Canadá, la Unión Europea, Japón y algunos de sus seguidores del mundo en desarrollo, como Costa Rica y Singapur), donde se harán concesiones menores y se otorgarán períodos más amplios para la implementación a cambio de que los países en desarrollo asuman más obligaciones en otras sectores.
Dada la situación de la OMC después de Seattle, resolver estos asuntos se convirtió en parte importante del proceso de "construcción de la confiabilidad" y la decisión del 3 de mayo de establecer un mecanismo especial fue vista por varios países en desarrollo apenas como la primera etapa de un largo y difícil proceso. Este es el primer paso que se da en la dirección correcta, declaró el embajador de Pakistán, Munir Akram, luego de la reunión. El embajador de República Dominicana, Federico Alberto Cuello Camilo, sostuvo que, si bien se dejó establecido un procedimiento, la "confianza" sólo se podrá construir en base a las decisiones significativas que se tomen dentro del proceso de solución al problema de implementación que plantearon los países en desarrollo. Pero el embajador de la Unión Europea, Roderick Abbot, indicó que la decisión era "tratar" los asuntos de implementación, lo cual es diferente de las "negociaciones" sobre agricultura y servicios.
Desde el fracaso de Seattle y luego de las consultas realizadas por el director general de la OMC, Mike Moore, los países en desarrollo están decididos a lograr que se inicien las negociaciones previstas en el acuerdo de Marrakech (sobre agricultura y servicios) y a resolver los asuntos de implementación de los períodos de transición para integrarse al sistema de la OMC. Aunque sin establecer lazos directos, varios países del Sur, en particular los miembros del "grupo de ideas afines" que presentó propuestas detalladas en Seattle y logró que las mismas se vieran reflejadas en el borrador de la declaración ministerial, insistieron en la necesidad de encontrar soluciones para sus inquietudes respecto de la implementación de los períodos de transición antes de considerar si aceptan o no las nuevas obligaciones en las negociaciones sobre agricultura y servicios o en cualquier otro sector.

"Gran decepción"

Los países del Quad anunciaron que, con respecto al problema del acceso al mercado que padecen los países menos desarrollados, asumirán acciones autónomas para que "casi todos" los productos procedentes de los países menos desarrollados tengan acceso libre de impuestos y de cuotas a sus mercados, manteniendo la "coherencia con sus requisitos internos y obligaciones internacionales". Chile, Corea, Eslovenia, Hungría, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, República Checa y Suiza advirtieron que harían algo similar.
El director general de la OMC comentó que los resultados eran alentadores, autónomos y voluntarios, y que en lo colectivo, se sumaban a las mejoras tangibles y significativas del acceso de los países menos desarrollados al mercado. Si bien se trata de una señal positiva, existen inquietudes comprensibles respecto de asuntos como la posible diversificación comercial. Por lo tanto, el Consejo General debería revisar regularmente la evolución de las cláusulas sobre acceso al mercado, no sólo para garantizar su impacto positivo en los destinatarios sino también para evitar efectos negativos imprevistos sobre los demás. Bangladesh declaró en nombre del grupo de los países menos desarrollados que el resultado es "una gran decepción".
Durante años se le aconsejó a ese grupo de naciones que no dependiera de la ayuda de organismos internacionales para usar el comercio como instrumento para el desarrollo. Ellos aceptaron este consejo y participaron activamente en la OMC y, en las vísperas de Seattle, formularon y presentaron un Nuevo Plan de Acción que consistía en una combinación de acceso al mercado, asistencia técnica y creación de infraestructura.
La propuesta del Quad (anexada a su documento del 31 de marzo) en respuesta a las aspiraciones de los países menos desarrollados, fue una "gran decepción". Según Bangladesh, que citó las declaraciones públicas de varios presidentes de países industrializados que prometían brindar acceso libre de impuestos a todos los productos procedentes de los países menos desarrollados, "el acceso libre de impuestos y de cuotas" no es tan sólo una exigencia de las naciones más pobres sino que también es apoyada por varias figuras políticas del mundo industrializado. "Lamentablemente, sin embargo, (dicha idea) no se ha traducido en acciones o negociaciones a nivel administrativo". Antes del documento del Quad había esperanzas, pero después de su presentación, la sensación que provocó fue parecida a la del proverbio chino que aconseja: "si no vas a poner un huevo, haz el favor de no cacarear como una gallina".
El documento contiene algunos elementos positivos, como el pedido a todos los países de que informen de sus acciones y establezcan un mecanismo para realizar revisiones y evaluaciones regulares, pero otros aspectos anulan las expectativas de los países menos desarrollados. Primero, no se propone nada nuevo en términos de acceso al mercado y asistencia técnica "más allá de las promesas hechas en Singapur (1996) o en la reunión de alto nivel sobre los países menos desarrollados, e incluso hubo rechazo hacia lo que circulaba, aunque informalmente, en Seattle". Segundo, el uso de términos restrictivos como "requisitos internos" y "obligaciones internacionales", que limita aún más el abanico de posibilidades. Tercero, "casi todos" los productos implica la amenaza de restringir el acceso a ciertos artículos que los países menos desarrollados volvieron muy competitivos, con tiempo y grandes esfuerzos. Finalmente, en cuarto lugar, el concepto de expansión del marco de integración a otras economías diluyó la atención que se concentraba en los países menos desarrollados y fue una clara negación de los compromisos asumidos en Singapur y en la reunión de alto nivel.
"Siempre hubo una lejana simpatía hacia estos países. Lo que se necesita ahora es una iniciativa mayor para que eso se traduzca en acciones genuinas. El documento del Quad fue el inicio de algo que apreciamos y de lo cual hemos tomado nota. Pero es inadecuado y aún falta mucho por hacer", advirtió el representante de Bangladesh. Además, este grupo de países tiene sus esperanzas cifradas en la próxima conferencia que realizará la Organización de las Naciones Unidas en Bruselas el próximo año, a propósito de su situación. "Sin embargo, es necesario que se restablezcan nuestras esperanzas en la OMC y que se restituya nuestra confianza", concluyó el delegado de Bangladesh.




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