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No. 116 - Diciembre 1998

OMC

EE.UU. y UE insisten con inversiones

por Chakravarthi Raghavan

Mientras las conversaciones en la OCDE sobre un Acuerdo Multilateral de Inversión permanecen estancadas, hay crecientes indicios de que Estados Unidos y la UE pueden estar maniobrando para incluir el tema en la OMC. En el ínterin, quienes se oponen a tal medida recibieron un apoyo inesperado. Jagdish Bhagwati, renombrado defensor del libre comercio, se pronunció en contra de la negociación del tema inversión en la OMC con el argumento de que desviaría al organismo de su objetivo principal de promoción del comercio libre.

Mientras Estados Unidos y los principales países europeos aparecen enfrentados en el tema de las negociaciones sobre las normas multilaterales de inversión en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), hay cada vez más indicios de que Estados Unidos, la Comisión Europea y algunos de sus miembros podrían estar maniobrando para llevar el tema a la Organización Mundial de Comercio (OMC). Según la coalición de ONGs que ha estado haciendo campaña en contra del Acuerdo Multilateral de Inversión (AMI) de la OCDE, la insistencia de Washington de que las conversaciones del AMI permanezcan en la OCDE puede ser "tan solo un artilugio" y parte de una estrategia concertada de Estados Unidos y la Unión Europea "para confundir a los opositores y a los medios de difusión".

Mientras tanto, los críticos de las normas multilaterales de inversión en la OMC recibieron el fuerte apoyo de un "ideólogo del libre comercio", el profesor Jagdish Bhagwati, quien dijo que los derechos de las empresas deben ser balanceados por sus obligaciones, y que si ese tema debe ser resuelto en la OMC sería difícil excluir los temas de mano de obra y medio ambiente, y una agenda tan sobrecargada pondría en riesgo el principal objetivo de la OMC que es promover el "comercio libre". Bhagwati dijo que toda la gama de temas, incluidos los derechos y obligaciones relacionados con las inversiones, y los temas de mano de obra y medio ambiente, deberían ser analizados juntos de manera proactiva y en otro foro.

El tema de la inversión está ahora siendo tratado en un Grupo de Trabajo de la OMC sobre Comercio e Inversión, que se creó en la primera reunión ministerial de la OMC en Singapur, en diciembre de 1996. Según ese mandato, el referido grupo de trabajo deberá informar sobre su trabajo a fin de año, cuando se adopte una decisión sobre cómo proceder en el futuro, con la obligatoriedad de lograr un consenso específico si el proceso de estudio debe trasladarse a la etapa de negociación. En reuniones más recientes del Grupo de trabajo (que comenzó como un estudio sobre inversiones, es decir temas de Inversión Extranjera Directa), varios países industrializados, entre ellos Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Japón, han comenzado a impulsar la inclusión de una definición más amplia que incluya todo tipo de derechos de propiedad y de inversiones, incluso corrientes a corto plazo y corrientes de cartera.

En una carta publicada en el Financial Times del 22 de octubre, Bhagwati, quien en diciembre de 1997 surgió como un fuerte crítico de la posición del FMI y la OMC de impulsar la liberalización y convertibilidad de la cuenta de capital, se pronunció en contra de negociar el tema de la inversión en la OMC.

Cambio de la Unión Europea

No obstante, es posible que la Comisión Europea pretenda utilizar al Parlamento Europeo y a sus miembros conservadores y socialistas, incluidos los grupos francés y alemán, para obtener aprobación. Tanto la Comisión como el Parlamento Europeo "ganarían" en la batalla entre los estados miembros y sus parlamentos nacionales por un lado, y Bruselas y Estrasburgo por el otro -dado que el tema de la inversión extranjera está en parte en el dominio de la Unión Europea y en parte en el dominio de los miembros. Si se lleva el tema de la inversión a la OMC, expandiendo así la jurisdicción y el mandato de la Comisión Europea en este sector, aún si el órgano ejecutivo de la Unión Europea negocia en la OMC en nombre de sus miembros (aunque sea ad referendum, pues deberá ser aprobado unánimemente por el Consejo de Ministros), esto igualmente le daría poder a la Comisión sobre sus estados miembros. Y cualquier cosa que le dé autoridad a la Comisión automáticamente hace entrar en el tema al Parlamento Europeo.

Así como la autoridad de "vía rápida" en Estados Unidos permite a una administración equilibrar y oponer a un grupo de presión contra otro, incluso a quienes apoyan a tales grupos en el Congreso, el mandato de negociación de la Unión Europea permitiría a la Comisión oponer los distintos intereses. La capacidad de la burocracia de Bruselas de prevalecer sobre las burocracias nacionales es otra razón de por qué la Unión Europea favorece una ronda de negociaciones en la que intervienen varios temas, y que deberá ser concluida como un compromiso único.

Con posterioridad a su reciente visita a Bruselas, la Representante Comercial de Estados Unidos, Charlene Barshefsky, fue cautelosa en el apoyo a la idea de una ronda de negociaciones sobre varios temas. E incluso con la reanudación de las conversaciones o consultas de la OCDE y la manifestación de Estados Unidos de su preferencia por las conversaciones de inversión en la OCDE, el Comisionado de la Unión Europea, Leon Brittan, fue ante una sesión plenaria del parlamento europeo a declarar que apoyaba la idea de cambiar el AMI a la OMC. Cuando anunció que Francia no participaría en las conversaciones de la OCDE, el primer ministro, Lionel Jospin, había sugerido que las negociaciones sobre inversión deberían estar en la OMC.

Las delegaciones del Tercer Mundo en la OMC dicen que fue obvio que la razón por la que Canadá y Francia querían las negociaciones en la OMC es que podrían utilizar a los países en desarrollo y su oposición para atenuar las demandas que Estados Unidos les impone en la OCDE. Estados Unidos, a partir de su propia experiencia de la Ronda Uruguay y de las negociaciones sobre el Acuerdo general sobre el comercio de servicios y los Aspectos de las medidas de inversión relacionadas con el comercio, también concluyó que la mejor vía para lograr su objetivo de libertad para los inversionistas es asegurar un acuerdo de "alta calidad" en la OCDE, donde todos los miembros están comprometidos con la movilidad de capital, y luego llevarlo a la OMC y obtener lo máximo posible del mundo en desarrollo.

Brittan comunicó a la reunión del Parlamento Europeo que la idea de una negociación sobre el tema inversiones en la OMC era suya y que había sido una gran preocupación desde el comienzo, es decir, desde la publicación del documento de la Comisión en 1995 sobre "Un terreno parejo para la inversión en todo el mundo". Brittan se refirió a la reanudación del Grupo de Trabajo de la OMC sobre Comercio e Inversión (presidido por el embajador tailandés ante la OMC) y expresó su opinión de que éste sería el momento de iniciar las negociaciones. Según fuentes del Parlamento Europeo, todos sus miembros, salvo los pertenecientes al grupo de los Verdes, apoyaron a Brittan y se manifestaron decididamente a favor de trasladar las negociaciones a la OMC.

Wolfgan Krewissl-Doerfler (Alemania), Paul Lannoye (Bélgica) e Inger Schoerling (Suecia), alertaron sobre los peligros de tal decisión. La parlamentaria socialista Mutin y la alemana Erika Mann apoyaron fervientemente a Brittan. Algo desacostumbrado fue la escasa presencia de miembros franceses en la discusión. Los socialistas fueron representados únicamente por Mutin y Mann, quienes apoyaron a Brittan y advirtieron contra la "apropiación" del poder parlamentario por las ONG.

Desequilibrio

En su carta al Financial Times, Bhagwati argumentó que el AMI en su forma actual presenta desequilibrios en tres aspectos: busca eliminar restricciones a las empresas para asegurar eficiencia en la asignación mundial de los recursos, pero no prohíbe los subsidios (o incentivos) que los países otorgan para atraer a las empresas, aunque éstos también distorsionan la eficiencia. Pero hay más, argumenta el exponente del libre comercio. El AMI ofrece un conjunto de derechos para las empresas pero no incluye de manera sistemática ninguna obligación de su parte, tales como obligaciones "de parte interesada" de las empresas a las comunidades donde actúan. El AMI también hace muy poca concesión a los puntos de sensibilidad política de los países receptores y su visión de sus intereses económicos. Si bien podría lograrse que se fijaran las obligaciones de las empresas para con las comunidades y los intereses económicos y objetivos de los países receptores en caso de que se negociara el AMI en la OMC, hay otras "razones poderosas" por las que el tema no debe figurar en la agenda de la OMC, dice Bhagwati.

En la medida que la OMC es un "compromiso único", cualquier AMI revisado de esa manera tendría carácter obligatorio para todos sus miembros. Los temas planteados por un AMI son polémicos, y esto "llevaría a la OMC gratuitamente al ámbito político, ya sobrecargado, y pondría en peligro su misión real de lograr el comercio libre". Bhagwati señala que él y otros como él habían argumentado a favor de que los temas de trabajo y ambiente fueran considerados de manera "proactiva" por otros tratados e instituciones comerciales, dejando a la OMC la tarea del comercio libre.

Es difícil decirles a los grupos de presión que tratan de imponer esas agendas en la OMC que no lo hagan, aún cuando se está imponiendo la agenda del AMI en la OMC. Ya fue bastante malo, dice Bhagwati, impulsar en la OMC cuando acabó la Ronda Uruguay la Protección de la Propiedad Intelectual, un tema de aplicación de los derechos de propiedad contra países esencialmente pobres, más que de negocio en el que todos ganan. Pero agrega que con la protección de la propiedad intelectual y el AMI adentro, será difícil refutar la acusación de que lo que es bueno para el capital en la OMC no es bueno para el "trabajo" o la "naturaleza".




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