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Financiación para el Desarrollo


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Diálogo interactivo en la ONU sobre Financiación para el Desarrollo

por Martin Khor

El espíritu de Monterrey busca un cuerpo para no ser un fantasma.

Con la agudización de la situación de financiamiento de los países en desarrollo luego de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Financiación para el Desarrollo (FpD) celebrada en Monterrey en marzo de 2002, es necesario adoptar medidas para fortalecer los mecanismos de la ONU para el monitoreo y la revisión del proceso de implementación.

De lo contrario Monterrey será un hito más en un camino hacia ninguna parte, llorado por ser otra “oportunidad perdida” en un mundo de muchas oportunidades perdidas.

A esta conclusión se llegó el 30 de octubre en el Diálogo de Alto Nivel sobre FpD, tras un día de debate, y en particular en la “sesión interactiva” en la que participaron gobiernos, organizaciones internacionales, representantes de la sociedad civil y grupos empresariales.

Una de las mayores debilidades del Consenso de Monterrey es que tiene un mecanismo de seguimiento muy débil, debido en gran medida a la extrema resistencia de algunos grandes países desarrollados a que la problemática de financiación tenga un peso importante en el trabajo de la ONU. Actualmente, el seguimiento consiste en una jornada de diálogo anual entre integrantes de la ONU y los jefes de los secretariados del FMI, el Banco Mundial y la OMC; y un Diálogo sobre FpD de tres días de duración realizado cada dos años.

El proceso post Monterrey sufre debido a ello, como quedó claro esta semana al realizarse el primer Diálogo. Roberto Bissio de Social Watch, en representación de las ONG, lo describió con estas palabras a los delegados: "El espíritu de Monterrey que todos alabamos necesita encontrar un cuerpo para vivir. De lo contrario seguirá siendo un fantasma."

Algunos de los puntos claves planteados en el Diálogo fueron:

* La existencia de una tendencia muy alarmante de transferencia de recursos desde los países en desarrollo hacia afuera en vez de hacia ellos, con una flujo neto de fondos hacia el exterior que aumentó de US$ 111 mil millones (promedio anual del período 1998-2000) a US$ 193 mil millones en 2002.

* Un elemento positivo detectado es que se revirtió la caída de la asistencia oficial, aunque los niveles siguen siendo muy inferiores a lo deseable.

* La situación de la deuda externa continúa siendo crítica, la iniciativa PPME (países pobres muy endeudados) resultó inadecuada para los países más pobres y no hay soluciones para los países de ingresos medios.

* Los países en desarrollo siguen a la espera de las ventajas de los aspectos de desarrollo prometidos en el programa de Doha de la OMC, el fracaso de las deliberaciones de Cancún significó un retroceso y las negociaciones deben retomarse pronto. Muchos delegados reclamaron que se eliminen cuanto antes los subsidios agrícolas de los países del norte.

* No se ha avanzado hacia una nueva estructura financiera internacional.

* En Monterrey se reclamó una mayor participación de los países en desarrollo en la toma de decisiones de organizaciones mundiales tales como las instituciones financieras internacionales y la OMC, pero ha habido escasos avances en este sentido.

* Monterrey no fue una culminación sino sólo un punto de partida y es necesario impulsar el trabajo de implementación que apenas ha empezado.

* El proceso de seguimiento y las instituciones de Financiación para el Desarrollo (FpD) son muy débiles y es necesario fortalecerlos si es que se quiere hacer un seguimiento en serio de la implementación.

* El problema central, identificado por muchos, es la falta de voluntad política de los países desarrollados. No hubo acuerdo en cómo fortalecerla.

* Se criticó la exclusión de los países en desarrollo de la toma de decisiones, las estructuras y las prácticas de la OMC, el FMI y el Banco Mundial.

Al introducir el plenario interactivo del jueves, el Presidente de la Asamblea General, Julian Hunte, Ministro de Relaciones Exteriores de Santa Lucía, aludió a la "cuestión candente" de cómo recargar las negociaciones comerciales después de Cancún.

"Parecería que las dificultades de fondo se han entrelazado con las dificultades funcionales," dijo. "Quiero recordarles que nuestros gobiernos acordaron en Monterrey que cualquier proceso de consultas en la OMC debía ser representativo de todos sus miembros y que la participación debía basarse en criterios objetivos claros y simples.

"En vistas de las inquietudes manifestadas después de Cancún en torno a la designación de los Presidentes y los facilitadores de los grupos de negociación, la selección de los participantes de "Sala Verde", y la redacción de nuevos textos, parece que tenemos mucho trabajo para hacer.

¿Dónde empezamos?"

El Ministro de Estado para Asuntos Exteriores de la India, Vinod Khanna, afirmó que el consenso de Monterrey era sólo un "denominador común más bajo" si se lo compara con las recomendaciones del panel de Zedillo y las proyecciones de los recursos requeridos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Monterrey fue, por lo tanto, un punto de partida y no un destino final.

Muchos elementos todavía están por implementarse; por ejemplo, han habido muy pocos avances en la implementación del acuerdo referido a aumentar la participación de los países en desarrollo y a darles más voz en los procesos de toma de decisiones de las instituciones internacionales de comercio, financieras y monetarias. Es muy importante abordar esto en una etapa tan temprana, ya que los sistemas de comercio y financieros no siempre toman en cuenta los intereses de los países en desarrollo.

Con respecto al proceso de seguimiento, le pidió al Secretario General que proporcionara un informe de evaluación sobre por qué -a pesar de los compromisos de Monterrey- las transferencias netas de recursos hacia los países en desarrollo no sólo siguen siendo negativas sino que además se han agravado hasta alcanzar niveles alarmantes. ¿Son los factores comerciales y las asimetrías y desequilibrios persistentes los responsables de esta situación?

El Embajador de Marruecos, Mohamed Bennouna, hablando en nombre del G77 y China, dijo que el informe del Secretario General demostraba que las reformas realizadas por los países en desarrollo no eran correspondidas por el cumplimiento de los compromisos por parte de los países ricos y las instituciones financieras internacionales. Hay una tasa muy baja de flujos de capital y se agudizan los flujos financieros negativos.

El resultado de Cancún no permitió la implementación del programa de Doha. Los países desarrollados deben abrir sus mercados a los países en desarrollo y eliminar sus subsidios agrícolas, afirmó.

De los 42 países candidatos a PPME, sólo 8 alcanzaron el nivel que los habilita a beneficiarse de las medidas de alivio de la deuda. Se requiere mayor flexibilidad para ayudar a estos y a otros países en desarrollo a resolver su deuda.

El G77 y China se lamentaron de que no hubiera habido avances en la revisión de la estructura de capital y los cálculos de cuotas en el FMI y el Banco Mundial. Estas medidas son las únicas que permitirían a los países en desarrollo aumentar su participación en el proceso de toma de decisiones.

México dijo que el programa de Cancún se centró en la forma de reducir los subsidios agrícolas que distorsionan enormemente al comercio y en restablecer la equidad del sistema. Sugirió que la ONU apelara a los miembros de la OMC a que retomaran el debate sobre este tema dentro de la OMC, de manera de lograr un comercio en condiciones justas sin las distorsiones producidas por estos subsidios.

Hablando en nombre propio y del grupo de países en desarrollo (G-20) que representa, Brasil reafirmó el compromiso de reiniciar las negociaciones en la OMC. El aporte del comercio a los objetivos de Monterrey es significativo ya que los países en desarrollo podrían ganar US$ 400 mil millones en 2015 si se liberalizara el comercio agrícola, y por lo tanto deben bajarse los subsidios. Es muy importante el comercio sur-sur, incluido el que se desarrolla a través del esquema SGPC (sistema global de preferencias comerciales entre países en desarrollo). Enfatizó la relevancia de contar con políticas coherentes y el papel central que le compete a la ONU y al ECOSOC.

China reclamó la eliminación de barreras comerciales, tales como el abuso de las medidas antidumping, las MSF y los OTC, y la aplicación de principios comerciales a la agricultura, el sector textil y los productos de los países en desarrollo. Reclamó un mecanismo más obligatorio para el seguimiento de FpD, incluido el establecimiento de un marco de monitoreo y evaluación del Consenso de Monterrey en su conjunto, ubicado dentro de la ONU. También debería establecerse un comité de Financiación para el Desarrollo dentro del sistema de la ONU.

Pakistán opinó que habría que desarrollar las muchas ideas buenas planteadas, o de lo contrario caeremos en una repetición infinita basada en la adhesión demagógica a los compromisos. El proceso de seguimiento debe ser revisado. "Si no nos conformamos con una reiteración periódica de adhesiones demagógicas a los compromisos en la reunión de primavera y en este Diálogo, necesitamos contar con un seguimiento más sustentable. ‘Implementación’ es una palabra que se usa mucho, ¿pero dónde están lo hechos concretos? Necesitamos un seguimiento riguroso a nivel de expertos para evaluar hasta dónde han cumplido sus compromisos los países, y que sirva como insumo para la reunión de primavera y el Diálogo. Debe haber una evaluación de expertos y un mecanismo de seguimiento y monitoreo."

Egipto estuvo de acuerdo en la necesidad de fortalecer los mecanismos de seguimiento para garantizar la coordinación, con un sistema continuo que podría incluir al Banco Mundial y al FMI.

El representante del Banco Mundial sugirió que en la reunión de primavera del ECOSOC, los 54 miembros del ECOSOC dialogaran con los Directores Ejecutivos del FMI y el Banco Mundial, así como con la sociedad civil y los sectores empresariales.

Kenya pidió la eliminación de los subsidios agrícolas. Hoy en día es mejor ser una vaca en Europa, disfrutando de un subsidio de US$2 al día, que un ser humano en un país en desarrollo donde muchos viven con US$1 al día, afirmó el representante de Kenya. También preguntó qué medidas estaban adoptando el FMI y el Banco Mundial para ampliar la participación de los países en desarrollo en la toma de decisiones.

Italia, en nombre de la UE, lamentó profundamente el fracaso de Cancún. La UE cree que las negociaciones de la OMC deben retomarse en cuanto estén listas las partes. Reiteró el objetivo de la UE de incrementar colectivamente su AOD al 0,39% del PBI para el año 2006.

La Ministro de Desarrollo de Noruega dio cuenta de la forma en que Noruega aumentó su asistencia y canceló toda la deuda de PPME. Su objetivo ahora es garantizar la coherencia para que la diversidad de políticas no perjudique a los países en desarrollo. Enfatizó la necesidad de contar con voluntad política para avanzar en la implementación. Propuso un mecanismo efectivo de revisión y monitoreo para abordar las deficiencias de los países desarrollados.

La revisión de 2005 debe ser un hito que demuestre voluntad política para lograr hechos concretos.

EE.UU. destacó la importancia de los recursos nacionales para el desarrollo. Cancún fue una oportunidad perdida en especial para los países en desarrollo. EE.UU. está dispuesto a recortar significativamente sus aranceles y subsidios, pero los países en desarrollo deben eliminar también sus obstáculos al comercio.

John Foster del North-South Institute de Canadá afirmó que luego del fracaso de Cancún se planteaba con urgencia la revisión de las premisas y procedimientos del sistema de comercio. No funcionan los enfoques que plantean un mismo modelo de comercio aplicable a todos.

Asimismo, las instituciones financieras internacionales deben dejar de presionar para imponer medidas inapropiadas de liberalización y privatización a los países en desarrollo. La OMC necesita cambiar sus hábitos y abandonar sus procedimientos manipuladores y carentes de transparencia.

En cuanto al seguimiento, dijo que debe fortalecerse al ECOSOC y coordinar actividades y rever políticas, tendiendo incluso a aumentar los mecanismos de rendición de cuentas de las IFI y la OMC. Esta última debe incorporarse también al sistema de la ONU. Se requiere, por otra parte, una estructura de coordinación para el proceso de FpD.

Roberto Bissio, en representación de Social Watch y el Grupo de Facilitación Internacional de ONG sobre el seguimiento de FpD, resumió los mensajes de las Audiencias de ONG celebradas el martes.

Dijo que la conferencia de Monterrey había sido calificada de éxito porque resultó en promesas de contribuciones de fondos adicionales. Y en efecto, la AOD total aumentó un 5% en el año 2002. Sin embargo, este es un aumento en relación a los niveles históricos más bajos de aportes de asistencia para el desarrollo, y es una pequeña fracción del dinero que se considera necesario para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio. En ese mismo año, antes de la guerra de Iraq, los gastos militares a nivel mundial aumentaron un 6%, alcanzando los US$794 mil millones. Aparentemente, es más fácil conseguir dinero para la guerra que para el desarrollo.

"En las audiencias, las organizaciones de la sociedad civil identificaron diversos mecanismos para obtener recursos, como por ejemplo la propuesta de un Servicio de Financiación Internacional, impuestos y gravámenes a la utilización del patrimonio común, el impuesto propuesto a las transacciones monetarias y la recuperación de activos sacados de nuestros países a través de la corrupción, mecanismos que pueden ser acordados en el marco del seguimiento de FpD.

"Se trató la experiencia de Argentina, como un ejemplo dramático más del fracaso contundente de los "países modelo". Las consecuencias de estos fracasos reiterados las sufren los pueblos, y no los responsables de formular las políticas.

"Se ha expresado reiteradas veces la necesidad de monitorear la implementación de las contribuciones prometidas en Monterrey. En el "nuevo contrato" surgido de Monterrey, una de las partes aún no ha cumplido su lado del acuerdo. Los países desarrollados no están cumpliendo el Objetivo 8 de los ODM, y entre estos países los más rezagados son los miembros del G7. De hecho parecería haber una razón inversamente proporcional, cuanto más grande y poderoso es el país, más lento para avanzar en el cumplimiento de sus compromisos.

"La promesa de una ronda de desarrollo realizada en Doha y aplaudida en Monterrey no logró materializarse en Cancún. La falta de acuerdo revela que existen problemas de gobernanza que tienen raíces históricas. En las últimas dos décadas se ha disminuido el rol de la ONU a instancias de una decisión política del G7. Las Instituciones de Bretton Woods y la OMC han invadido áreas que no estaban previstas en su mandato original.

"La OMC debería encargarse del comercio y no de servicios o de políticas de salud a través de los TRIPs; el FMI debería encargarse de aspectos financieros –asegurar la estabilidad, combatir la volatilidad y la especulación- y no de políticas de comercio exigiendo la liberalización unilateral; el Banco Mundial debería respaldar proyectos bien diseñados y no imponer ajustes estructurales.

"Naciones Unidas debe recuperar su función de establecimiento de estándares normativos, en particular en materia de derechos humanos, derechos laborales y políticas sociales. Hay un desequilibrio vergonzoso entre la capacidad efectiva de hacer cumplir los derechos corporativos a través de sanciones comerciales, por un lado, y la debilidad de los tratados de derechos humanos, por otro, incluido el derecho mismo a la vida.

"Finanzas, comercio y desarrollo están interrelacionados, como bien se reconoció en Monterrey, pero nadie tiene en cuenta esa relación. Las medidas concretas que pueden adoptarse están delineadas en un informe del Grupo de Facilitación Internacional de ONG titulado "Un programa político para la reforma del sistema de gobernanza mundial".

"Siguiendo las recomendaciones de Monterrey, debemos cambiar los poderes de votación en las instituciones de Bretton Woods, asegurando una mayor representatividad en sus directorios para los países en desarrollo y un mecanismo periódico de rendición de cuentas a la Asamblea General de la ONU. La OMC debe ingresar a la familia de la ONU.

"Hay un vacío en el sistema de gobernanza mundial en materia de deuda: Todas las decisiones referidas a viabilidad de la deuda y al monto y las condiciones del alivio de la deuda son tomadas por los acreedores. El mundo necesita un mecanismo dirigido por la ONU que garantice un reparto justo y equilibrado de la carga. Las organizaciones de la sociedad civil por lo tanto urgen a la Asamblea General a que adopte la recomendación del Secretario General de la ONU, contenida en el numeral 137 de su informe, de conformar un grupo de expertos sobre la deuda.

"Debe reforzarse al ECOSOC y el referido documento del GFI explica cómo hacerlo. Grupos de trabajo de expertos con la participación de la sociedad civil pueden brindar asesoramiento para las decisiones políticas. Es necesario establecer un comité ejecutivo permanente para el ECOSOC, según lo indicado en el numeral 182 del informe del Secretario General.

"En resumen, el espíritu de Monterrey que todos alabamos necesita encontrar un cuerpo para vivir. El símbolo de la cumbre de Monterrey fue un albatros, que contra todas las predicciones pudo realmente volar. Ahora sólo necesitamos asegurarnos de que para el año 2005 el albatros pueda encontrar un nido apropiado para empollar sus huevos."

Este artículo puede ser reproducido citando al autor y a Third World Network Features. Por favor envíe copia de la publicación.




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