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Actualidades / Propiedad intelectual


Nº 186 - Noviembre 2004

Programa para el desarrollo de OMPI.

Fuerte apoyo del Sur.

Antes de que se adoptara la decisión sobre el programa para el desarrollo, los países del Sur subrayaron la importancia de integrar la dimensión de desarrollo al trabajo de la OMPI, pero esa posición no contó con el apoyo de los países industrializados.

La propuesta de introducir un programa para el desarrollo en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) fue presentada en la Asamblea General por Brasil y Argentina el 30 de setiembre. Brasil fundamentó la propuesta diciendo que el desarrollo era reconocido incluso por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) como un principio muy importante, y la OMPI, como organismo de la ONU, debería guiarse por sus principios. La propiedad intelectual no es un fin en sí mismo. Si el desarrollo es el principio general, entonces la OMPI debería actuar en apoyo de ese objetivo.
Argentina expresó que la propuesta presentada tocaba la esencia misma de la OMPI. El desarrollo es un aspecto fundamental del programa internacional y no puede ser eludido por la ONU y sus organismos especializados. Eso abarca a la OMPI, de la cual la ONU reconoció su función de promover una actividad intelectual creativa, mejorando la transferencia de tecnología y acelerando el desarrollo. La propuesta exhorta a la OMPI a cumplir esa función. Lo que sorprende no es que se haya hecho la propuesta, añadió Argentina, sino que recién se haga ahora en 2004.
Egipto, en nombre del Grupo Africano, dijo que el desarrollo era la máxima prioridad de África y que era natural que África acogiera la propuesta de poner el desarrollo al frente de las actividades de la OMPI. Sudáfrica se pronunció a favor de la propuesta y declaró que el desarrollo debe estar inserto en la OMPI.
Sri Lanka, en nombre del Grupo de Asia, expresó que la propuesta era oportuna y que debía pesar en el objetivo de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU y complementar los programas económicos de la OMPI.
India expresó que todo el daño causado por el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) de la OMC debía tener algún lado bueno y era que había generado conciencia en todo el mundo sobre los problemas asociados con la propiedad intelectual. Añadió que para que los países en desarrollo se beneficien debe establecerse la obligación de que los países industrializados transfieran tecnología. De lo contrario, el rasgo permanente será el flujo asimétrico de regalías desde el Sur.
Filipinas apoyó la propuesta y estuvo a favor de crear un grupo de trabajo que debería informar a la Asamblea General el año próximo. Pakistán también habló a favor de trabajar en un programa para el desarrollo amplio para la OMPI, y en elaborar propuestas en un comité. Sugirió una moratoria a las nuevas normas de propiedad intelectual.
Los principales países industrializados no apoyaron la adopción de medidas de acción sobre una agenda para el desarrollo en la OMPI. Indicaron que este organismo ya había hecho bastante por los países en desarrollo y que, en lugar de crear un grupo de trabajo para un programa de desarrollo, debería realizarse una evaluación del trabajo de la OMPI con referencia al desarrollo.
Canadá, hablando en nombre del Grupo B (cuyos miembros son países industrializados) expresó que los objetivos estratégicos de la OMPI eran correctos y que había que partir de la competencia fundamental y mejorar el sistema de propiedad intelectual. Señaló que la OMPI dio a los países en desarrollo asesoramiento y herramientas para integrar la propiedad intelectual a la política de desarrollo.
Holanda, en nombre de la Unión Europea, dijo que la OMPI tenía la función de promover la actividad intelectual creativa y transferir tecnología, como en su acuerdo con la ONU. La OMPI debería evaluar su contribución e informar a los organismos apropiados.
Estados Unidos señaló que la propuesta da a entender que fuertes grados de propiedad intelectual pueden ser negativos para los objetivos de propiedad intelectual general, y que la OMPI había desatendido esta premisa, afirmación con la que no podía estar de acuerdo. Si bien la propiedad intelectual por sí sola no genera desarrollo, opinó, la noción de que debilitar las normas de propiedad intelectual podría provocar desarrollo es errónea. La idea de que la OMPI ha desatendido el desarrollo es insostenible, ya que ha destinado recursos con fines de desarrollo y sus tratados tienen flexibilidades; los países en desarrollo no tienen por qué aceptar los tratados de la OMPI si no lo desean. Estados Unidos aceptó que se hiciera una evaluación de los programas de la OMPI de manera que puedan resolver las preocupaciones de los países en desarrollo.




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