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Acuerdo de libre comercio entre Tailandia y Estados Unidos es cuestión de “vida o muerte”

por Martin Khor

Unas 10.000 personas protestaron en la ciudad tailandesa de Chiengmai mientras se realizaban conversaciones sobre un acuerdo de libre comercio entre Tailandia y Estados Unidos. Pacientes de sida, ONG, senadores y representantes de la Organización Mundial de la Salud advirtieron que el tratado impediría a los tailandeses acceder a medicamentos baratos. Los acuerdos bilaterales de libre comercio se han transformado en una cuestión de vida o muerte.

Algo extraño ha ocurrido en Chiengmai. Funcionarios de Tailandia y Estados Unidos reunidos para negociar un tratado de libre comercio entre los dos países debieron retirarse del hotel donde conversaban debido a una protesta de 10.000 personas frente al lugar. Los funcionarios tuvieron que salir por la puerta trasera y trasladarse hasta un centro de golf a 20 kilómetros para continuar sus conversaciones.

Las manifestaciones callejeras son comunes durante reuniones de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y del Banco Mundial. Pero los tailandeses que expresaron su enojo en Chiengmai fueron más incluso que los manifestantes ante la conferencia de la OMC celebrada en Hong Kong el pasado diciembre.

Las protestas en Tailandia interesan a la región. Malasia es uno de los países asiáticos que están por empezar negociaciones sobre un tratado similar con Estados Unidos. Es útil entonces que los malasios se enteren de qué se trata la controversia.

Un importante problema es que el acuerdo impediría a los pacientes acceder a medicamentos más baratos debido a la insistencia de Estados Unidos en modificar las leyes tailandesas de patentes.

Además, muchos agricultores son contrarios a la liberalización de las importaciones de alimentos, por temor a que los desplacen del negocio. Los productores de cebollas y ajos de Tailandia ya fueron arruinados por las importaciones baratas de China, después que ambos países firmaran un acuerdo de libre comercio.

Una coalición de organizaciones tailandesas que representan a pacientes de sida, consumidores, agricultores, activistas de la salud, grupos de derechos humanos y otras ONG encabezaron las protestas de Chiengmai.

Entre los manifestantes se encontraban 2.500 personas infectadas con el VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida), que consideran al tratado de libre comercio un asunto de vida o muerte. “Es crucial para nosotros detener estas negociaciones, porque nuestras vidas están en juego”, declaró Nopparat Sa-ngiemjitr, de un grupo de personas que viven con VIH/sida.

“Peleamos contra las patentes de medicamentos con nuestras vidas. Sé que podría ser arrestado o lesionado en choques con la policía, pero estamos dispuestos a correr ese riesgo, porque tenemos más que perder si estas conversaciones prosperan”, agregó.

Algunos negociadores del gobierno tailandés parecían compartir las preocupaciones de los manifestantes. Kanisson Navanukhro, director del Departamento de Derechos de Propiedad Intelectual de Tailandia, que encabezó el equipo negociador tailandés sobre patentes, dijo que las condiciones de Estados Unidos colocaba en desventaja a Tailandia y a los tailandeses que necesitan medicamentos.

“No podemos aceptar las exigencias de Estados Unidos, porque sus condiciones sólo tienden a beneficiar a un país industrializado que tiene una avanzada industria farmacéutica. Tailandia no tiene nada para ganar, porque su capacidad de producción de fármacos es muy pequeña”, advirtió.

William Aldis, un funcionario de la Organización Mundial de la Salud, coincidió en un artículo publicado en The Bangkok Post en que “podría ser un asunto de vida o muerte”. Agregó que Estados Unidos firmó acuerdos similares con otros países que obligan a éstos a endurecer sus leyes de patentes por encima de normas internacionales. Esos países debieron renunciar a mecanismos de flexibilidad y salvaguardas que les otorgaba la OMC para producir o importar versiones más baratas de medicamentos esenciales.

El funcionario de la OMC agregó que una reciente reunión de expertos internacionales, organizada por autoridades tailandesas, urgió al gobierno de Tailandia a no ceder su derecho soberano a aprovechar esos mecanismos. La reunión sugirió que Tailandia siguiera el ejemplo de Malasia y emitiera licencias obligatorias a fin de suministrar medicamentos para el VIH/sida.

“La supervivencia de 600.000 tailandeses que viven con VIH/sida depende de la disponibilidad de esos medicamentos”, advirtió Aldis. El costo del programa gubernamental de tratamiento del VIH podría aumentar de 38 a 500 millones de dólares anuales para dentro de 10 años, porque la resistencia del virus a las drogas utilizadas actualmente hará necesario sustituirlas por otras más costosas.

La renuncia a los mecanismos de flexibilidad en la aplicación de derechos de propiedad intelectual “pondría en riesgo la supervivencia de cientos de miles de ciudadanos tailandeses”, concluyó el funcionario.

Algunos parlamentarios tailandeses se unieron al movimiento de protesta. El senador Kraisak Choonhavan planea demandar al gobierno por violar la Constitución en la conducción de las conversaciones. Recientemente se reunió con negociadores estadounidenses en Chiengmai, y después exhortó al gobierno a rechazar cualquier capítulo del acuerdo relacionado con derechos de propiedad intelectual.

“Nos preocupa que un acuerdo de libre comercio bloquee la producción de medicamentos genéricos, lo que a su vez aumentaría el precio de los fármacos. Las únicas opciones para el gobierno ahora son retirarse de las negociaciones o vender la salud pública a cambio de dudosos beneficios”, advirtió.

Las propuestas de Estados Unidos fortalecerían los monopolios sobre fármacos de tres formas. En primer lugar, los plazos de las patentes de medicamentos serían extendidos más allá de los 20 años exigidos por la OMC.

En segundo lugar, el acuerdo de libre comercio exigiría a Tailandia cinco años de “exclusividad” sobre datos de pruebas clínicas, es decir que los productores genéricos de medicamentos no podrían obtener la aprobación de seguridad de éstos sobre la base de los datos ya suministrados por la empresa original, aunque los productos sean similares.

Esto impide a las versiones genéricas ingresar al mercado por cinco años, aun si no existe una patente sobre el medicamento. Así, los consumidores tendrán que pagar los altos precios de las empresas originales.

En tercer lugar, el acuerdo de libre comercio restringiría los argumentos que puede usar un gobierno para emitir licencias obligatorias a fin de suministrar versiones genéricas de fármacos patentados.

Ante las protestas públicas, ministros tailandeses aseguraron al público que el tratado no restringirá el acceso de la gente a los medicamentos. Pero es improbable que Estados Unidos firme un acuerdo que no incluya las disposiciones sobre patentes que pretende, como lo demuestra la experiencia.

El 13 de enero, se le planteó esa hipótesis a la portavoz estadounidense Neena Moorjani. “Hasta ahora no hemos firmado ningún acuerdo de libre comercio que no incluya esas disposiciones”, dijo. “Los acuerdos que firma Estados Unidos se ajustan a los mismos estándares, no importa con qué país estemos tratando”.

Lo que está ocurriendo en Tailandia es una lección para otros países asiáticos que están considerando acuerdos bilaterales con Estados Unidos.

Cualquier posible beneficio en cuanto al acceso al mercado estadounidense debe medirse contra graves repercusiones, incluso el aumento de la competencia para los productores nacionales, y especialmente el impacto sobre el acceso a los medicamentos.

Malasia ha utilizado licencias obligatorias para importar tres tipos de medicamentos para el VIH/sida, y así pudo ofrecer esos fármacos a precios mucho menores. En el futuro, las licencias obligatorias también podrían utilizarse para importar o fabricar medicamentos genéricos necesarios para todo tipo de dolencias, incluso la neumonía atípica y la gripe aviar.

La posibilidad de suministrar medicamentos genéricos más baratos quedaría comprometida mediante un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos.

Como advirtieron ONG y pacientes de sida en Tailandia, y como lo confirmó el funcionario de la OMS, la decisión de negociar un tratado de ese tipo con Estados Unidos involucra “asunto de vida o muerte”. (FIN) Third World Network Features




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