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Fuga de cerebros médicos afecta a países pobres

por Martin Khor

El 7 de abril, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre el “impacto mortal” de la escasez de personal médico en países en desarrollo. Paradójicamente, muchos países pobres subsidian a los ricos enviándoles miles de médicos y enfermeros.

Muchos países en desarrollo enfrentan una grave escasez de trabajadores de la salud porque muchos de sus médicos y enfermeros parten hacia las verdes pasturas de países ricos.

La OMS dio la voz de alarma al anunciar que al mundo le faltan 4,3 millones de trabajadores de la salud y que esto tiene un “impacto mortal” sobre la capacidad de los países de combatir las enfermedades o responder a nuevos desafíos, como la gripe aviar.

La migración de médicos y enfermeros es “un subsidio perverso” que los países pobres otorgan a los ricos, dice la OMS. El equivalente a 23 por ciento de los médicos formados en África subsahariana trabaja en países ricos, y hasta 37 por ciento de los médicos sudafricanos ejerce en esos países.

La escasez de trabajadores de la salud fue elegida como tema para el Informe sobre la Salud en el Mundo de este año, publicado el 7 de abril.

El sudeste asiático padece la mayor escasez de trabajadores de la salud en términos absolutos, y África es la más afectada en términos relativos.

Las cifras sobre “fuga de cerebros” son pasmosas. “Hay más enfermeros de Malawi en Manchester que en el propio Malawi, y más médicos etíopes en Chicago que en Etiopía”, señaló la parlamentaria europea Gladys Kinnock, citada en un informe de la agencia IPS.

El año pasado, Kenia perdió 2.998 enfermeros graduados, que emigraron principalmente a Estados Unidos y Gran Bretaña. En Canadá, Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Estados Unidos, un cuarto o más de todos los médicos proceden de países extranjeros.

Estados Unidos, que tiene más de la mitad de todos los enfermeros del mundo, necesitará 800.000 más para 2012 y los conseguirá del exterior, según un artículo publicado en The Independent.

No resultan beneficiosas las políticas e incluso campañas de los países ricos para reclutar personal de salud de países pobres. El mes pasado, el comisario de Justicia de la Unión Europea, Franco Frattini, planteó propuestas para reclutar profesionales altamente especializados, entre ellas la emisión de una “tarjeta verde” para investigadores, ingenieros y médicos.

“Me preocupan las propuestas de Frattini”, dijo Kinnock, y exhortó a los líderes europeos a no buscar trabajadores de la salud en los países más pobres del mundo.

El informe de la OMS reconoce que la migración de trabajadores de la salud genera miles de millones de dólares en remesas.

Sin embargo, cuando los médicos y enfermeros emigran, los países que financiaron su educación pierden el rendimiento de su inversión y terminan proveyendo sin quererlo una especie de “subsidio perverso” a los países ricos, dice la OMS.

Las facultades de medicina de Sudáfrica informan que entre un tercio y la mitad de sus egresados emigran cada año al mundo industrializado, según Danielle Grondin, de la Organización Internacional para la Migración, citada en la agencia IRIN.

“Hay agencias de contratación muy poco éticas. Hemos visto casos en que los ‘reclutadores’ van a un país africano y contratan al total de una clase que se gradúa”, afirmó Grondin.

¿Qué puede hacerse sobre esta fuga de cerebros? Una posibilidad es calcular el “subsidio” pagado por un gobierno para la formación de un médico o enfermero, y reembolsarle ese monto en caso de emigración de esos trabajadores de la salud.

El costo podría ser asumido por el país al que emigra el trabajador, dado que sería el beneficiario de la transferencia de “capital humano”, capacitado a un gran costo para el país de origen.

Un informe publicado en 2005 por las organizaciones Save the Children y Medact estimó que Gran Bretaña se ha ahorrado 65 millones de libras en costos de formación de médicos y 38 millones en formación de enfermeros, sólo por los que recibió de Ghana desde 1999.

Gran Bretaña podría compensar a Ghana por el costo de la capacitación de los médicos y enfermeros cuyos servicios utiliza. Esto tiene sentido tanto ético como comercial, dado que es más barato capacitar a un profesional en un país pobre que en un país rico, por lo tanto éste ganaría aunque tuviera que pagar.

Sin embargo, es improbable que los países ricos acepten pagar, dado que han obtenido ese capital humano en forma gratuita durante años.

También se podrían establecer códigos de conducta sobre reclutamiento por los países ricos. Gran Bretaña estableció un código de empleo para el Servicio Nacional de Salud hace seis años, por el cual prohibió la contratación de personal en los países que padecen la peor escasez. Sin embargo, tanto los hospitales del Servicio Nacional como clínicas privadas han encontrado formas de eludir esa norma.

Otra medida podría ser impedir que el personal de país deje su país de origen, o exigirles que reembolsen el costo de su formación universitaria, en forma total o parcial.

No obstante, es difícil reconciliar las prácticas de “caza furtiva” de los países ricos y el respeto al derecho de los individuos a buscar una vida mejor, como señaló Grondin. La OMS sugiere que los países en desarrollo tomen medidas para alentar a los médicos y enfermeros a permanecer en sus países, por ejemplo mejorándoles el salario y las condiciones de trabajo. – Third World Network Features 2953/06




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