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   Nº 205 - Junio 2006
Tendencias / Energía
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Nº 205 - Junio 2006

Bolivia-Cuba-Venezuela

Se lanza Tratado de Comercio de los Pueblos

por Eduardo Gudynas

Los presidentes de Cuba, Bolivia y Venezuela dieron un paso más en su camino hacia la integración bajo la Alternativa Bolivariana para América (ALBA), firmando un “Tratado de Comercio de los Pueblos”.

El Tratado de Comercio de los Pueblos (TCP) es una idea del presidente de Bolivia, Evo Morales, lanzada en el marco de su oposición a las negociaciones de los conocidos tratados de libre comercio promovidos por Estados Unidos con los países andinos. La propuesta de Morales, presentada dentro del programa bolivariano para la región que viene defendiendo el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, es mirada con atención tanto por simpatizantes como por críticos.
La firma del TCP es un hecho importante ya que ofrece un poco más de sustancia a las ideas del ALBA, que por ahora reposan esencialmente en una lista de propósitos y objetivos. Este nuevo acuerdo fue firmado el 29 de abril en La Habana por los jefes de Estado de los tres países, y consta de 14 artículos, incluyendo una larga sección final con las acciones mutuamente acordadas.
Se presentan diversos objetivos, tales como la elaboración de un plan estratégico de complementación productiva, la promoción del intercambio tecnológico, el establecimiento de acciones conjuntas para eliminar el analfabetismo y planes en cultura, ciencia y tecnología. En cuanto a los flujos de capital, se defiende la inversión orientada a fortalecer la inclusión social, la industrialización de los recursos y la seguridad alimentaria.
Las inversiones conjuntas que puedan realizar estos países podrán “adoptar la forma de empresas públicas, binacionales, mixtas, proyectos de administración conjunta”. También se acuerda instalar subsidiarias de los bancos nacionales, convenios de créditos recíprocos y mecanismos de compensación, además de cooperar en el área de comunicaciones. En el caso de inversiones conjuntas, el acuerdo indica que en la medida de lo posible, el país sede contará con al menos el 51 por ciento de las acciones. Los países.
También se establecen propuestas más específicas. Por ejemplo, en el caso de la relación de Cuba con Bolivia, se anuncia la instalación de servicios oftalmológicos en varias ciudades bolivianas, el otorgamiento de 5.000 becas de estudio en Cuba, apoyos para la alfabetización y el uso de energía, y la cooperación en la aviación comercial. En el caso de la cooperación de Venezuela con Bolivia se incluye una donación de 30 millones de dólares para el área social, el apoyo para el fortalecimiento institucional de los ministerios encargados de ese ramo en Bolivia y la asistencia técnica. Se anunció el aumento de las ventas de crudos, productos refinados, GLP y asfalto (incluyendo donaciones de algunos de estos materiales). Caracas además se comprometió a crear un fondo especial de hasta 100 millones de dólares para el financiamiento de proyectos productivos y de infraestructura, y aumentará las importaciones desde Bolivia. También se otorgarán 5.000 becas de estudios y se ofrece cooperación en biodiversidad, cultura y telecomunicaciones.
Cuba y Venezuela eliminan sus arancelerias a las importaciones de Bolivia y se comprometen a la compra de oleaginosas y otros productos agrícolas que pudieran perder sus destinos tradicionales en los demás países andinos al ser desplazados por la soja proveniente de Estados Unidos A su vez, Bolivia se comprometió con esos países a exportar sus productos mineros y agropecuarios, incluyendo hidrocarburos, ofrecer su apoyo en estudios sobre pueblos originario, medicina tradicional e investigación en biodiversidad.
Un apretado análisis debe comenzar por indicar que este texto no es un tratado marco, sino un acuerdo. Es evidente que buena parte del convenio ofrece una serie de principios generales, y en este caso es muy similar a otros acuerdos bilaterales o multilaterales donde se expresan compromisos en cooperación económica, comercial y cultural. Pero también hay acciones concretas, entre las que se destaca una fuerte donación venezolana al gobierno de Morales, junto a la cooperación en fortalecimiento institucional en el sector energía y minería. En ese terreno, el apoyo de Caracas a las agencias gubernamentales bolivianas ha desatado muchos fantasmas y críticas, pero en realidad debería ser bienvenido ya que es una alternativa concreta a las clásicas “asesorías” del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) o el Banco Mundial.
Pese a que el acuerdo está orientado a ofrecer alternativas comerciales, en este terreno las primeras medidas son limitadas o sólo se insinúan. Se anuncia una forma de liberalización convencional por medio de la anulación de aranceles y se propone una medida de gran impacto simbólico y económico como es la compensación por medio de la compra privilegiada de soja boliviana en caso de perder los mercados en países como Colombia, debido a la firma de un tratado de libre comercio con Estados Unidos. También se anuncian posibles empresas mixtas, con una posible mayoría accionaria del país sede, pero no se indican los procedimientos concretos. En otros temas comerciales, como medidas sanitarias y fitosanitarias, reglas de origen o derechos de propiedad, no hay medidas concretas.
El anuncio de buscar la complementación productiva entre naciones debe ser bienvenido. Es un paso importante que va más allá de las simples relaciones comerciales. Pero de todas maneras ese objetivo debe ser clarificado. La complementación puede quedar reducida a un mero intercambio comercial de diversos productos sin que propicie una articulación entre procesos productivos. Pero además, si verdaderamente se busca una integración alternativa la complementación es necesaria pero no suficiente, y se debe avanzar en la coordinación de las políticas sectoriales – un tema que no está incluido en el presente acuerdo. Tampoco hay novedades sobre cómo sería la institucionalidad de un TCP (o incluso del ALBA), lo que no es un problema menor, ya que tanto la Comunidad Andina de Naciones como el Mercosur languidecen por debilidades en ese aspecto.
El TCP es un paso importante, ya que la promoción desde Caracas del ALBA, la alternativa al ALCA, se inspira en muchas metas añoradas, pero todavía es necesario lograr contenidos concretos para llevarlo a la práctica. El hecho de intentarlo es un buen comienzo.

--------------- Eduardo Gudynas es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Equidad, Ecología) – El texto completo del acuerdo está disponible en www.integracionsur.com




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