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Comercio


Nº 211 - Diciembre 2006

Organización Mundial de Comercio

“Charlas informales” para activar a los miembros de Doha

por Martin Khor

Como parte de la llamada “suave reanudación” de las suspendidas negociaciones de la Ronda de Doha de la OMC, un número limitado de delegados de países miembros han realizado una serie de reuniones informales, y planean realizar más.

Varias reuniones informales tuvieron lugar en la Organización Mundial de Comercio (OMC) en la semana del 20 de noviembre, en lo que parece ser el preludio de una reapertura de las negociaciones en el marco de la Ronda de Doha. Esto fue a continuación de la reunión informal del 16 de noviembre del Comité de Negociaciones Comerciales (CNC) de la OMC, cuando el Director General de la organización, Pascal Lamy, dio “luz verde” para comenzar un “trabajo técnico” sobre las diversas cuestiones de Doha.
Las “conversaciones informales” –reuniones informales y exploratorias en las que participan 20 o más delegaciones– se han llevado a cabo para discutir cómo reanudar las discusiones de Doha en materia de agricultura y servicios. Para antes de finales del año está planeado realizar por lo menos tres “conversaciones informales” más para agricultura, esta vez abarcando cuestiones sustantivas. Se cuenta con que sirvan para mantener vivas las brasas de la agenda de Doha, pero pocos creen que puedan convertirse en fuego en poco tiempo.
En la reunión del 16 de noviembre, Lamy había dicho que los que estaban en mejores condiciones para definir cómo continuar en cada sector, así como la velocidad con la cual debería hacerse el trabajo, eran los respectivos presidentes de los diversos grupos de negociación, en consulta con las delegaciones. Esa reunión marcó una “suave reanudación” de las conversaciones de la Ronda de Doha: en la nueva jerga de la OMC, “en algún lugar entre la diplomacia silenciosa y las negociaciones completas”.
Pero el desencadenante de la reanudación no fue la reunión del CNC en sí misma sino una reunión de unos 20 embajadores de países miembros de la OMC convocada el 9 de noviembre por el embajador de Nueva Zelanda, Crawford Falconer. En esa reunión se discutió cómo lograr que las conversaciones se pusieran en marcha nuevamente.
Al día siguiente, Falconer, quien es también presidente de las negociaciones sobre agricultura, convocó (a título personal) una reunión informal de todos los miembros de la OMC, en la cual varios miembros indicaron que querían la reanudación de las discusiones. Brasil, en nombre del Grupo de los 20, habló de la necesidad de reanudar el trabajo técnico.
Varios diplomáticos comerciales en Ginebra comentaron en privado que les parecía que Falconer, y quizás también los presidentes de otros grupos de negociación, no estaban satisfechos con el largo periodo de inacción total en la OMC desde que las conversaciones de Doha se suspendieron por completo a fines de julio, a sugerencia de Lamy. Los presidentes, apoyados por algunas delegaciones, querían que se reanudaran las conversaciones ya que hay numerosas cuestiones técnicas que podrían discutirse, aun si los grandes temas políticos (tales como las cifras específicas que cuantifican las reducciones de las subvenciones y aranceles agrícolas y de los aranceles industriales) todavía no podían resolverse.
Las reuniones del 9 y 10 de noviembre fueron seguidas por una reunión de “sala verde” convocada por Lamy entre unos 20 embajadores, también el 10 de noviembre. Esa reunión condujo a su vez a la reunión informal del CNC del 16 de noviembre, durante la cual se dio a los presidentes la señal de avanzar y consultar a los miembros para reanudar las reuniones técnicas.
Según esta interpretación de una aparente disputa entre Falconer (y posiblemente otros presidentes) y Lamy acerca de cómo podrían reanudarse las conversaciones, el director general de la OMC había considerado que podría haber una reanudación cuando los ministros comerciales del Grupo de los Seis (un grupo de seis miembros influyentes que comprende a Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, India, Japón y Australia) se sintieran dispuestos a reunirse nuevamente, bajo su liderazgo o conducción.
Sin embargo, el antiguo grupo consideraba que se había perdido tiempo, que no se podía tener esperando a la totalidad de los miembros de la OMC, y que podrían reanudarse discusiones útiles, por lo menos sobre “cuestiones técnicas”.
Falconer continuó avanzando solo y emprendiendo individualmente una serie de acciones. Parecería que frente a esto Lamy no tenía muchas más opciones que dar luz verde a los presidentes y miembros para planificar cómo reanudar las “discusiones técnicas”.
Dado que la línea entre lo “técnico” y lo “político” no es clara, hay licencia suficiente para que las conversaciones avancen en Ginebra. La gran interrogante es si hay suficiente potencia como para imprimir movimiento. La mayoría de los analistas y numerosos diplomáticos apostados en Ginebra consideran que la situación política de Estados Unidos continúa nebulosa, y la balanza se ha inclinado en contra de la capacidad de la administración Bush para realizar nuevas ofertas en la OMC dado que el nuevo Congreso controlado por los demócratas estaría -como mínimo- menos inclinado a dar al presidente George W. Bush y a su Representante Comercial la flexibilidad como para actuar a su antojo.
Hasta que no se aclare la situación, y hasta que no haya una señal de que Estados Unidos está en condiciones de ofrecer una mejor oferta en las negociaciones agrícolas para reducir su nivel autorizado de subvenciones agrícolas internas, los otros grandes actores no están dispuestos a adoptar ninguna medida para mejorar sus propias ofertas.
A pesar de esta falta de movimiento real, y de las escasas perspectivas de que ocurra en un futuro cercano, ha habido un aumento significativo de la actividad en la OMC luego de la reunión informal del CNC.
El 21 de noviembre, Falconer realizó otra reunión sobre agricultura en la misión de Nueva Zelanda, a la que asistieron entre 20 y 25 embajadores.
Según un diplomático, la reunión abarcó principalmente cuestiones de proceso, en torno a cómo lograr que se mantengan las conversaciones sobre agricultura. La conclusión fue que Falconer debía convocar a otras tres reuniones de este pequeño grupo de 20-25 delegaciones, esta vez para discutir cuestiones sustanciales antes de fines de diciembre.
En la reunión del 21 de noviembre, Estados Unidos propuso que las conversaciones informales abordaran ciertas cuestiones, y mencionó la necesidad de que los miembros identificaran qué productos agrícolas podían ser incluidos en las categorías de “productos especiales” y “productos sensibles”. No obstante, otros miembros, entre ellos la Unión Europea, India, China e Indonesia, rechazaron ese criterio y en su lugar sugirieron que antes de entrar en detalles había que discutir primero las cuestiones en general.
La primera de las tres conversaciones informales se realizó el 29 de noviembre en torno al tema del apoyo nacional (subvenciones).
Además de estas conversaciones informales de un pequeño grupo, habrá también una reunión informal de integración abierta antes de fin de año, para mantener informadas a las delegaciones.
Falconer también celebrará “reuniones confesionales” –el término de la OMC para las reuniones que permiten a delegaciones o grupos individuales “confesar” al presidente cuál es su verdadero parecer sobre las flexibilidades, los resultados finales y las posiciones de otros en las negociaciones.
Este criterio de tres vías en materia de agricultura permitirá que vuelva a haber cierta actividad. Sin embargo, numerosos diplomáticos son pesimistas acerca de si habrá un avance real.
En otros sectores de las negociaciones de la Ronda de Doha, el presidente del grupo de negociaciones sobre acceso a los mercados para los productos no agrícolas, el embajador de Canadá Don Stephenson, también ha realizado reuniones “confesionales” con diversas delegaciones y grupos. Diplomáticos de la OMC esperaban que Stephenson convocara a una reunión informal para todas las delegaciones a fines de noviembre o principios de diciembre para hacer saber sus percepciones y permitir el intercambio de opiniones. Sería un preludio para negociaciones más sustanciales, tal vez también dentro del modo “informal”.
En materia de servicios, también se han celebrado varias reuniones informales. En una reunión de los “Amigos de los Servicios” (delegaciones con un interés activo en los servicios), liderada por Estados Unidos y la Unión Europea, se discutió cómo reactivar las negociaciones de servicios como parte de la “suave reanudación” general de las conversaciones de Doha.
El presidente de las negociaciones sobre servicios, el embajador de México Fernando de Mateo, organizó una “cena informal” para determinadas delegaciones, siguiendo el ejemplo de Falconer. Y se han celebrado varias reuniones bilaterales, por ejemplo, entre la Unión Europea y varios países.
Hasta ahora las reuniones sobre servicios se han centrado en el proceso, pero se planean futuras reuniones que entrarán a discutir acerca de la sustancia, tanto en el acceso a los mercados como en las reglamentaciones internas. Algunas delegaciones están afines a fijar nuevos plazos para ofertas revisadas y posiblemente finales, en la medida que ya vencieron los plazos fijados por la Conferencia Ministerial de Hong Kong.
Las fuentes dijeron que la Unión Europea está interesada en dar un ímpetu a los servicios paralelamente al ímpetu que se espera retorne a las negociaciones sobre agricultura y acceso a los mercados para los productos no agrícolas. No obstante, un analista comercial señaló que este tipo de “paralelismo” se había perdido en las intensas semanas previas a la suspensión de las conversaciones de Doha, cuando el centro de atención estaba casi exclusivamente puesto en agricultura y acceso a los mercados para los productos no agrícolas. Es difícil imaginar, pues, cómo podría haber un gran regreso de las negociaciones sobre servicios y acceso a los mercados de no haber primero un gran paso adelante en las conversaciones sobre agricultura.
En todo caso, las conversaciones plurilaterales en torno a ciertos sectores de servicios no habían producido resultados importantes incluso antes de la suspensión de julio, y hay muy pocas probabilidades de que ocurran hasta que no se reanuden las negociaciones completas sobre agricultura.




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