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No. 160 - Setiembre 2002

Informe sobre Desarrollo Humano 2002 del PNUD

Déficit democrático en todos lados

por Chakravarthi Raghavan

El Informe sobre Desarrollo Humano 2002 del PNUD, lamentando que actualmente existan carencias democráticas en muchas esferas de la gobernabilidad, trata de "profundizar la democracia en un mundo fragmentado" que en los aspectos económico, político y tecnológico "nunca ha parecido ser tan libre. O tan injusto".

Actualmente hay un "déficit democrático" en el mundo –a escala nacional, tanto en el mundo en desarrollo como desarrollado, y a escala internacional en las instituciones que gobiernan los sistemas mundiales, y más aún en los sistemas económicos (de dinero, finanzas y comercio)- y existe la necesidad de profundizar la democracia en un mundo fragmentado.

Este es el tema básico del Informe de Desarrollo Humano 2002 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), titulado "Profundizar la democracia en un mundo fragmentado", que fue lanzado oficialmente el 24 de julio en Manila.

Democracia y decisiones democráticas en todos los ámbitos son propuestas que no pueden obviarse y, paralelamente con otras propuestas económicas y sociales, pueden lograr ciertos resultados que valgan la pena; pero la historia demuestra que ninguna de ellas puede sobrevivir o durar sola, sin las otras.

Sakiko Fukuda-Parr, autor principal del informe, indicó en un comunicado de prensa del 24 de julio en Ginebra que hacía un avance del mismo que la década del80 y el principio de la del 90 fueron periodos de gran esperanza y entusiasmo sobre la propagación de la democracia, pero actualmente "estamos en un estado mucho más reflexivo y sombrío" acerca de la difusión de la democracia y su calidad, y ha habido algunos retrocesos en los últimos años.

Por otro lado, preocupa que en todo el mundo muchos ciudadanos se sientan defraudados por la democracia, y que después de haber luchado a favor de ella y haberla alcanzado con la esperanza de que mejoraría sus vidas, en el último decenio junto con la democratización también ha habido una serie de retrocesos en el frente social y económico.

Cuando redactan y publican este tipo de informes, las organizaciones internacionales enfrentan el problema de que las planean casi con un año de anticipación en cuanto a los temas y líneas generales. En situaciones normales, este proceso de planificación, consulta a los expertos y redacción del informe sirve al propósito. Sin embargo, surgen problemas cuando, como ahora, hay una crisis de confianza en la economía y política mundial, incluso en Estados Unidos, cuyas instituciones de la economía de mercado han sido promovidas al máximo como modelos de buena gobernabilidad.

En una situación como la de ahora, en que existe un serio riesgo de deflación mundial e incluso los funcionarios de los bancos centrales comienzan a desenterrar a Keynes y su Teoría General en busca de ideas de lo que podría hacerse, propuestas buenas en sí mismas como las del informe del PNUD son desechadas o no se las sigue.

Según el informe, el mundo realizó enormes avances en la apertura de libertades políticas en los decenios de 1980 y 1990. Unos 81 países han adoptado medidas importantes orientadas a la democracia, y de los 200 países del mundo, 140 celebran actualmente elecciones multipartidistas. "Pero la euforia del final de la guerra fría ha cedido a la sombría realidad de la política del siglo XXI", asevera.

Continúa luego enumerando reveses en Pakistán, Zimbabwe y estados que han fracasado, como Afganistán y Somalia, "que se han convertido en semilleros de extremismo y conflictos violentos", pero nada se dice de algunos de los aliados y clientes occidentales que no tienen apariencia alguna de democracia y nunca la han tenido. "En los aspectos económico, político y tecnológico, el mundo nunca ha parecido ser tan libre. O tan injusto", se dice en el informe.

Se señala que la pobreza, medida por el índice del Banco Mundial de un dólar diario (para la subsistencia), ha aumentado no sólo en el África Subsahariana sino en las demás regiones salvo Asia oriental y el sudeste asiático. Los indicadores sociales demuestran que muchos países han retrocedido aún cuando el decenio de 1990 fue un periodo de auge. En todos lados hay un sentido de creciente desigualdad e injusticia.

En el informe se dice que si bien los países con democracia han experimentado reveses, a los que están bajo regímenes autoritarios les ha ido peor. Sin embargo, revela que incluso en los países desarrollados con democracias en funcionamiento, existe alienación y apatía públicas, y menos del 50 por ciento de los ciudadanos se anotan y participan en elecciones en Estados Unidos, y más recientemente ha ocurrido algo similar en el continente europeo, como el caso de Francia.

El informe también intenta hacer referencia a la falta de gobernabilidad democrática en el ámbito internacional, más aún en las instituciones económicas –como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio (OMC)-, y a las fuerzas que contrarrestan esta tendencia y que surgen en forma de movimientos de la sociedad civil dentro de los países y a escala mundial.

"Aunque la aparición de una sociedad civil mundial ha creado oportunidades para consolidar la democracia en el plano internacional, es necesario reformar las instituciones internacionales existentes. Hay que permitir que los países en desarrollo tengan más voz en las operaciones que los conciernen. Dada su enorme y creciente influencia, esas instituciones deben ser consideradas aún más responsables de sus políticas y de sus actividades", señala el informe.

Con relación a la OMC, en el documento del PNUD se dice: "Cada país miembro tiene un escaño y un voto, lo cual es sumamente democrático, pero de hecho, las decisiones se toman por consenso, en el que influyen con mucha fuerza los países más grandes y más ricos".

Esto se queda corto. No se siguen ni adoptan ni siquiera las simples propuestas de procedimiento, que en otras organizaciones serían consideradas axiomáticas. Algunas de esas propuestas a las que hay oposición o no se adoptan -en función de la necesidad de flexibilidad- son: armar y difundir de antemano las agendas de las reuniones y conferencias ministeriales; no utilizar inauguraciones ceremoniales para adoptar agendas, por ejemplo; introducir textos de negociación sólo en reuniones de inauguración formales; distribuir proyectos de temas específicos por adelantado a todos los miembros para permitir que sean estudiados por las capitales; y que las presidencias de los comités y la Secretaría funcionen imparcialmente.

El informe del PNUD señala que la influencia de Estados Unidos en el FMI y la OMC se debe no tanto a su poder sino al "prestigio mundial" del país, y que instituciones internacionales representativas más democráticas (como el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas y la Asamblea General) también son consideradas las menos poderosas.

"En realidad, los países poderosos (esenciales para que toda institución internacional tenga éxito) tienden a aproximarse a instituciones que les dan mayor poder, y esos países llevan ese poder consigo a todas partes: en las reuniones de ‘sala verde’ de la OMC o en las del Directorio Ejecutivo del FMI. Las iniciativas para hacer que aumente la participación de los países en desarrollo han de tener en cuenta esos hechos reales y fundamentales", afirma el informe.

Sin embargo, como varios científicos políticos y comentaristas no ortodoxos de Estados Unidos han advertido públicamente, las tentativas de utilizar esta "influencia mundial" para forzar a las economías con más peso a remodelarse conforme al modelo estadounidense (tanto directa como indirectamente a través del asesoramiento en materia de políticas sobre la "buena gobernabilidad" que propagan el FMI, el Banco Mundial, la OMC y las instituciones de las Naciones Unidas) ya han tenido consecuencias en el exterior, y ahora ha sido afectada hasta la "madre patria" (véase el colapso de Enron, WorldCom y otras empresas, y la espiral a la baja del mercado de acciones).

En las condiciones actuales es difícil pensar que se repita la experiencia de 1929-30, pero un largo periodo de estancamiento o bajo crecimiento en Estados Unidos, con efectos inevitables en todo el mundo, podría también tener repercusiones en el escenario político. (SUNS)




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