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No. 153 - Enero/Febrero 2002

OMC

¿Se institucionalizan los "hombres verdes" de Doha?

por Chakravarthi Raghavan

Los procedimientos decisorios antidemocráticos a los que se recurrieron en la última Conferencia Ministerial de Doha podría convertirse en un rasgo institucional del organismo conforme a una propuesta presentada por el director general, Mike Moore, para "mejorar" el funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Mike Moore, ha sugerido utilizar "facilitadores" nombrados con bastante anterioridad a la próxima Conferencia Ministerial, los cuales podrían "viajar y celebrar consultas". Sería una forma de mejorar "la gestión y sistemas" de la OMC y sus procesos decisorios en las reuniones ministeriales.

De aceptarse la sugerencia de Moore -contenida en una carta que envió, poco después de su regreso de Doha, a los embajadores de los países miembros de la OMC- se "institucionalizaría" el proceso de consulta y toma de decisiones que se puso en juego en los preparativos de la Cuarta Conferencia Ministerial y durante la misma.

El Comisario de Comercio de la Unión Europea, Pascal Lamy, en un discurso pronunciado en Berlín con posterioridad a Doha, dijo que las "absurdas" dificultades en la toma de decisiones en la OMC señalan la necesidad de una reforma urgente de la organización, "algo que sé que Mike Moore, el actual director general, anhela ver".

Campaña sutil

Mientras tanto, a través de informes en los medios "simpatizantes de la OMC" desde la reunión ministerial de Doha -que fueron destacadamente reproducidos en la publicación diaria de la OMC de recortes de noticias y "para beneficio" de las delegaciones que de lo contrario no los hubieran visto- ha habido una campaña sutil contra el sucesor de Moore, Supachai Panitchpakdi, de Tailandia.

En un discurso pronunciado en Nueva Delhi el 2 de diciembre en una reunión organizada por el Foro Económico Mundial, Supachai habló de la necesidad de que las negociaciones de la OMC se realizaran con gran cuidado para asegurar que los países en desarrollo obtuvieran todos los beneficios de la agenda de Doha. Si bien considera que el resultado fue bueno, advirtió que los países en desarrollo tendrían que esperar a que comenzaran las negociaciones para ver los resultados. También dijo que la ayuda técnica prometida en Doha a los países en desarrollo y en especial a los menos adelantados, es "necesaria antes de que comiencen las negociaciones, para permitirles a esos países participar de manera informada".

Los informes iniciales salidos de Doha habían indicado que Supachai, quien deberá asumir el cargo en agosto de 2002, tal vez no lo haga y en lugar de eso pase a ocupar un alto cargo en su país, incluso como primer ministro. Se mencionaron nombres de probables sucesores: el embajador de Hong Kong en la OMC, Stuart Harbinson, y el ministro de Comercio de Sudáfrica, Alec Erwin.

Este intento falló cuando de Tailandia llegó la noticia de que no había base alguna para los rumores de que Supachai volvería a la política interna de su país y que las próximas elecciones no serán hasta el 2005. Luego venía un comentario del Financial Times -debidamente reproducido en el diario de la OMC-, de que el ex presidente de México, Ernesto Zedillo, está interesado en el puesto pero que antes debía "manejar la partida" de Supachai, y que "la idea de que se eche atrás atrae a varios gobiernos que no estaban convenidos de su capacidad de culminar una ronda".

Un proceso basado en el poder

En conversaciones privadas, varios de los embajadores y negociadores de una serie de países en desarrollo que estuvieron presentes en Doha y han estado evaluando la reunión y su resultado, señalaron que tanto en el proceso que condujo a la Conferencia Ministerial como en la propia Conferencia, se eludieron las normas y el sistema "basado en normas y dirigido por los miembros" se convirtió en un sistema basado en el poder y dirigido por la Secretaría apoyada por la Unión Europea y Estados Unidos.

Durante el proceso preparatorio así como en la propia Conferencia, el proceso de consultas se convirtió en un proceso en el cual los miembros, individualmente y/o en grupos plurilaterales, "negociaban" con la Secretaría y, más tarde en Doha, pasaron por la farsa de que los ministros dieran sus opiniones a los "facilitadores" que habían sido nombrados por el presidente de la reunión de Qatar de manera antidemocrática y sin consulta previa.

En Ginebra, en los preliminares de Doha, el presidente del Consejo General, el representante de Hong Kong Stuart Harbinson, se reunió con algunos embajadores de manera individual, o en grupos, y celebró algunas "consultas generales" como forma de ejercicio de transparencia.

Se realizó luego en México una reunión limitada de ministros a fines de agosto, donde, como lograron reconstruir varios embajadores de las conversaciones mantenidas con los que participaron, surgió un programa de trabajo variado. Luego, en la noche del 2 de setiembre, Harbinson produjo un proyecto de Declaración Ministerial, que fue discutido ampliamente en una reunión informal del Consejo General. A eso siguieron más procesos de consultas realizadas por Harbinson (sobre la declaración) y algunos alineados a Moore (sobre aplicación y otros temas).

Luego se hizo la reunión limitada en Singapur el 13 y 14 de octubre, en la que participó más o menos el mismo grupo de ministros que en México. Consiguientemente, Harbinson y la Secretaría formularon un programa y proyecto de trabajo sobre los temas anteriores y los nuevos, y el 27 de octubre fue presentado como el proyecto revisado de Harbinson.

Después de más discusiones en el Consejo General, Harbinson afirmó su derecho a enviar directamente a Doha, sin autorización del Consejo General, el proyecto de declaración del 27 de octubre formulado por él y el proyecto de decisión en materia de aplicación formulado por él y Moore. Harbinson y Moore también ignoraron los requisitos del Consejo General y las cartas oficiales enviadas por algunas delegaciones para presentar oficialmente sus propias opiniones y posiciones antes de la Conferencia Ministerial de Doha.

Allí se presentaron los textos controvertidos de Harbinson y Moore -omitiendo por completo el protocolo relacionado a tales eventos- en la reunión de la ceremonia de apertura después de los discursos y en el barullo que rodeó la partida desde la sala del Emir de Qatar, de manera que nadie pudo objetar el procedimiento.

Al día siguiente, en la primera reunión de jefes de delegación del Comité Plenario, el presidente de la Conferencia, el ministro de Comercio de Qatar, anunció que tal como se había presentado y acordado en la sesión de apertura, el texto de Harbinson formaría el documento de trabajo. También anunció los nombres de los "facilitadores" y luego continuó con la apertura de la discusión sobre temas sustanciales, intentando ignorar las objeciones que levantaron algunos ministros de Comercio, entre ellos el de India. Los métodos antidemocráticos que rodearon el nombramiento y trabajo de los facilitadores provocaron que se les pusiera el nombre de "los hombres verdes", por las negociaciones de "sala verde" que se caracterizaron por manipulaciones similares.

Mirando en retrospectiva, lo que surge es que la presentación de los ministros de sus puntos de vista en diversos temas, seguidos en los tres días siguientes (y noches) por reuniones de los facilitadores con determinados ministros o grupos de ellos, fue sólo un procedimiento para hacer creer a los ministros que eran parte de un proceso y mantenerlos ocupados, a diferencia de los ocurrido en anteriores conferencias de Seattle y Singapur.

Los "facilitadores" y la Secretaría trabajaban en una conclusión que no tenía relación alguna con las opiniones volcadas por varios ministros, como varios de ellos admitieron en privado incluso en Doha en la noche del 13 al 14 de noviembre.

Esto fue seguido esa misma tarde, alrededor de las 18 horas, por el proceso de "sala verde" en la Suite Presidencial Nº 11 del centro de conferencias. Fue una reunión que transcurrió en gran parte durante la noche, con escasas interrupciones para consultas de Estados Unidos y la Unión Europea, y para que Estados Unidos pudiera someter a su asesor legal los proyectos de la Unión Europea sobre medio ambiente, producidos en la "sala verde", repentinamente alrededor de las tres de la madrugada del 14 de noviembre.

Las discusiones en la "sala verde", según se informó dirigidas en inglés sin que mediara interpretación alguna -sin las habituales protestas de las delegaciones de habla francesa o española presentes-, y la forma en que se invitó a los ministros a participar -y a representar países y grupos de países-, aparentemente desembocó en una situación en que uno de los ministros latinoamericanos no pudo seguir la sesión en inglés.

Y la forma en que se "extendió" la propia Conferencia Ministerial -a pesar de un anuncio previo de que la medianoche del 13 era el plazo-, sin el proceso habitual de una reunión plenaria para decidirlo, y la realización de la reunión final, claramente evidenció para muchas delegaciones las manipulaciones que caracterizaron al proceso.

En su discurso en Berlín, Lamy describió a la OMC como uno de los tres pilares de la gobernanza mundial, junto al Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, de un lado, y al sistema de las Naciones Unidas, del otro. El Comisario de la Unión Europea expresó su satisfacción por el resultado de Doha, incluso los temas nuevos (los cuatro "temas de Singapur": comercio e inversión; comercio y políticas de competencia; transparencia en la contratación pública; y promoción del comercio), si bien sus comentarios llevaron a la conclusión de que prevé que las negociaciones llevarán mucho más tiempo y que las normas del sistema de comercio que abarcan esos sectores entrarán en vigencia recién alrededor del 2010.

Saludemos al sistema de gobernanza mundial apoyado en tres pilares.




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