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¿Qué deuda canceló el G8?

por Romilly Greenhill

Cinco años después de que 70.000 activistas se reunieran en Birmingham,Gran Bretaña, para exigir al Grupo de los Ocho países más poderosos del mundo (G-8) la anulación de la deuda de los países más pobres,sólo una minúscula porción de esa deuda ha sido cancelada, reveló un reciente estudio.

Un año después de esa protesta, esos mismos ocho líderes cedieron a la presión popular y se comprometieron a perdonar 100.000 millones de dólares de la deuda. Tal medida, afirmaron, proveería una “salida duradera” para la insostenible carga de la deuda de países que la han soportado demasiado tiempo. Por lo tanto, cinco años después de Birmingham y cuatro años después de la histórica cumbre en Colonia, Alemania, ¿canceló la deuda el G-8? Esta fue la pregunta que intentaron responder Jubilee Research y colegas de Cafod y Jubilee Debt Campaign, en un informe lanzado en el quinto aniversario de la cumbre de Birmingham.

El informe concluyó que parte de la deuda fue cancelada, pero no lo suficiente. Aunque la cantidad anulada asciende a 36.300 millones de dólares, esto representa apenas un tercio del compromiso de Colonia y 10 por ciento del total de la deuda identificada como “impagable” por la campaña Jubileo 2000.

Además, los países pobres continuaron adquiriendo nuevos préstamos a un ritmo acelerado. Para los 26 países que pasaron el llamado “punto de decisión” en la iniciativa para Países Pobres Muy Endeudados (HIPC), del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI), el alivio total de la deuda desde 1998 asciende a 29.000 millones de dólares, pero los nuevos créditos casi igualan esa cifra, sumando 24.000 millones.

¿Qué pasó con el resto de la deuda? Todavía está allí, arrastrándose en los balances externos de países desesperadamente pobres, desde Congo hasta Comoros, y desde Níger hasta Nicaragua.

Ocho países han obtenido cierta reducción en su deuda, pero los demás siguen empantanados en la iniciativa HIPC, atados por condiciones del FMI, demoras en el proceso de privatización y la renuencia de los acreedores a desembolsar el efectivo.

Es una historia aburridamente vieja, un tambor que hemos golpeado por años. Pero es también una historia que debe seguir contándose. El asunto es si el público no ha olvidado el problema, si no lo considera algo acabado, y no parece que sea así. El 16 de mayo, exactamente cinco años después de la cumbre del G-8 en 1998, la organización hermana de Jubilee Research, Jubilee Debt Campaign, organizó una jornada conmemorativa de talleres, reuniones, música y manifestaciones en el sitio de la cumbre original, en Birmingham.

A diferencia del 16 de mayo de 1998, la misma fecha de 2003 cayó un viernes, y un viernes muy lluvioso. En Birmingham hacía un frío congelante, un viento fuerte, y ni siquiera había líderes del G-8. Sin embargo, los activistas llegaron. Aparecieron miles de activistas, en cadenas rojas y amarillas, portando carteles “sandwiches” o coloridas bufandas de Jubileo 2000. La ciudad estaba adornada con afiches, guirnaldas y banderas gigantescas. La catedral de St. Philip, en el centro de Birmingham, estaba desbordante, y los últimos en llegar debieron esperar fuera bajo la lluvia, esforzándose por escuchar los discursos a través de los altavoces. En definitiva, los activistas llegaron en gran número.

Pese a esta actividad, la cumbre del G-8 este año en Evian, Francia, resultó un fracaso en lo relativo a la deuda, porque no produjo nuevos compromisos financieros ni un esfuerzo renovado en aras de la largamente prometida cancelación de la deuda.

En cambio, el G-8 se limitó a ofrecer “estímulo y asistencia” a los países que precisan un alivio de la deuda, como si ellos fueran responsables por las demoras, y no los acreedores, incluidos el Banco Mundial y el FMI.

Casi fueron ignorados los pedidos de líderes africanos, entre ellos los presidentes de Sudáfrica, Nigeria, Argelia y Senegal, de ayuda adicional para los países pobres y de medianos ingresos.

Pero para la autora de esta nota, el mensaje de “Birmingham 2003” al G-8 fue el siguiente: todavía estamos aquí. La deuda sigue en la agenda internacional, y al público aún le importa. Los discursos ambiguos no ganarán respeto ni votos, y en definitiva, no ayudarán a los pobres del mundo.

La jornada de activismo en Birmingham demostró que las personas comunes, desde maestros jubilados hasta estudiantes, no han dejado de preocuparse.

- Third World Network Features

Acerca de la autora: Romilly Greenhill trabaja en la New Economics Foundation (NEF). Este artículo fue publicado por primera vez en Radical Economics (Edición Nº 13, julio/agosto de 2003), publicado por la NEF, bajo el título “Did the G8 Drop the Debt? Five years after the Birmingham Human Chain, what has been achieved, and what more needs to be done?” Disponible en el sitio web de Jubilee Research (www.jubileeresearch.org)

Al reproducir este artículo, acredítelo a Third World Network Features y, si corresponde, a la revista cooperadora o agencia involucrada, e inserte el pie de autor. Sírvase enviarnos recortes.




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