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Nº 184 - setiembre 2004

Ricardo French Davis.

Más de un modelo de economía de mercado.

por Rocío Lapitz

En un artículo reciente, el economista chileno Ricardo Ffrench Davis postula “reformas a las reformas” apostando a nuevas relaciones de mercado, por ejemplo fortalecimiento de exportaciones con mayor valor agregado, apoyar el pequeño empresariado, reducir la brecha educativa y controlar los flujos de capital.

Existe más de un modelo de la economía de mercado – sostiene el conocido economista chileno Ricardo Ffrench Davis. Es una posición con la cual casi todo el mundo estaría de acuerdo, ya que revela una fuerte dosis de sentido común. Sin embargo, tiene un cierto sentido crítico en los ambientes económicos convencionales, donde se ha cultivado la perspectiva que existe una única estrategia económica, fuertemente basada en el mercado y que se puede ejemplificar con la carta de principios del Consenso de Washington.
Ffrench Davis, que ha sido economista de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) en la sede en Santiago de Chile y ahora es asesor del organismo de las Naciones Unidas, sostiene en el artículo “Globalización y crecimiento con equidad” (Revista Foro N° 36, Santiago de Chile, junio de 2004) que uno de los problemas más graves que enfrenta América Latina es el mito de que existe “un modelo único de economía de mercado”. Bajo ese “pensamiento único” se asumió que todas las economías del continente eran homogéneas y casi idénticas, y que las recetas válidas para unos países también serían fácilmente aplicables en otras naciones, donde lograrían resultados.
Sin embargo, “la globalización es muy heterogénea, incompleta y desbalanceada”, afirma Ffrench-Davis. La cada vez más intensa globalización lleva a que se tomen en cuenta los sectores más emprendedores, pero dejando de lado aquellos sectores que no tienen el dinamismo suficiente como para ser parte de este proceso. Las sociedades latinoamericanas son muy diferentes entre ellas, por lo que este proceso de desarrollo de algunos sectores y rezagos en otros genera cierto disgusto entre grupos sociales, mucho más en sociedades que han vivido graves crisis económicas.
El economista chileno también hace una reflexión sobre la mirada economicista de la globalización que promueven algunos organismos. Si bien entiende que el sistema financiero es clave para cualquier proceso de crecimiento, no lo es todo. Advierte que se debe “priorizar el capital productivo y de largo plazo” y agrega que “actualmente el financiamiento para la inversión productiva es menor que en los ochenta; esto es, menor que en la ‘década perdida”.
Ffrench Davis propone una serie de políticas que sería necesario abordar para “hacerse espacio en la globalización”. La primera apunta a la “macroeconomía real”, la cual debe incluir tres pilares fundamentales: la búsqueda de una tasa de inflación baja para obtener cierto equilibrio de precios permitiendo la inversión productiva con cierta previsión del futuro; un equilibrio presupuestario del sector público; y un enfoque financiero estable a través de una política activa que regule el tipo de cambio y las tasas de interés. Sin embargo estos pilares no son suficientes por si solos, ya que cada uno de ellos depende del otro para que el crecimiento económico sea sustentable.
La segunda postula una “educación para el futuro” donde debe revertirse la tendencia que aumenta las desigualdades entre los sectores de mayores y los de menores ingresos en el plano educativo. Se reconoce que el deterioro a partir de la crisis de la deuda ha sido enorme. Por tanto, lo que pasará en las próximas décadas depende de qué hagamos ahora. Si bien el tema de la educación empieza por generar mejores programas escolares, también es cierto que en los años venideros la oferta laboral que exista en el mercado será aquella que en estos años de crisis se instruyó de manera muy precaria, que tuvo que salir a trabajar sin terminar sus años de estudio, en donde las condiciones educativas fueron dejadas de lado por las autoridades, etc. Esas personas serán quienes ocuparán los puestos del futuro, en donde la mecanización es cada vez más profunda, donde las capacidades requeridas serán cada vez más exigentes, es por ello que el enfoque educativo debe empezar más temprano que tarde, y donde se debe enfocar a una capacitación integral.
Ffrench Davis otorga un papel importante a las pequeñas y medianas empresas (pymes). Señala que se debe apoyar a este tipo de empresas en pro de una mayor equidad y elevación de la productividad media. Las economías latinoamericanas tienen una gran cantidad de pymes: existen más de 60 millones de ellas y generan aproximadamente 150 millones de empleos. Además, más del 95 por ciento de las empresas en América Latina son pequeñas y medianas.
En el plano de las exportaciones, se las debe expandir de manera de lograr un mejor crecimiento. Pero se pide que la política cambiaria sea consistente con este objetivo. Si bien el tipo de cambio libre genera mejores condiciones en ciertos momentos, en el largo plazo genera cierta inestabilidad. El autor propone la “flexibilidad administrativa”.
A juicio del economista chileno, las exportaciones deben ser enfocadas de manera diferente a lo que se ha hecho en las últimas décadas, tratando de que contengan mayor proceso productivo. Las economías latinoamericanas se caracterizaron durante muchos años por exportar productos primarios con escaso proceso productivo. Pero si se quiere alcanzar una senda de crecimiento, una manera de lograrlo es a través del desarrollo de la industria local, generando riqueza interna.
Además, las exportaciones no son el único factor de crecimiento. Muchos países latinoamericanos dependen de los ingresos por exportaciones, de los impuestos que éstas dejan en las arcas fiscales, para poder desarrollar políticas internas de crecimiento. Además, tradicionalmente muchas de estas economías son “dependientes” de pocos productos exportables, por lo que si el mercado cambia y se vuelve negativo para alguno de esos productos, la economía toda se resiente.
Para que el producto interno bruto mantenga cierto equilibrio se debe tener una concordancia entre los aportes que hacen los productos exportados y los no exportados al PIB de la economía. La producción de no exportables representa alrededor de cuatro o cinco por ciento del PIB, según el informe de Ffrench-Davis, reflejando la importancia que éstos tienen.
El economista chileno también postula generar mercados. En ese campo, advierte que la excesiva mirada financista de los últimos años poco aportó al proceso de inversión productiva y a la innovación tecnológica. Por lo tanto, las reformas deben abarcar a la totalidad de la economía, abarcando además del sistema financiero, al sistema productivo, y especialmente a éste. Sólo una economía con un desarrollo del sector productivo de largo plazo puede alcanzar una meta de crecimiento suficiente como para poder atacar los problemas de pobreza y equidad social que afecta a todas y cada una de las economías latinoamericanas.
Las posiciones de Ffrench Davis usualmente son rotuladas como “reformas a las reformas”, en tanto mantienen confianza en los mecanismos de mercado pero reclaman cierto intervensionismo para regularlo. En los últimos tiempos ha prestado más atención también al componente social. En una entrevista en febrero al diario La Nación, de Santiago de Chile, afirmó que le parece esencial una “mirada económica que considere la distribución de ingresos”. Y agregó: “Eso no se hace sólo con medidas sociales, sino que con políticas económicas de crecimiento con equidad. Porque si uno se limita a lo social, a medidas como mejorar la asignación familiar, las pensiones, incluso aspectos de la educación, no estás introduciendo la noción de crecer con equidad. Hay que lograr que el sistema sea capaz de estar dando más trabajo, más estabilidad, mejor trato a las pequeñas y medianas empresas -un sector clave- porque son las que dan empleo y están muy arrinconadas con dificultades de acceso al mercado de capitales, a la tecnología”.
Estas posiciones de Ffrench Davis de alguna manera se asemejan al nuevo papel que están asumiendo economistas de posturas liberales clásicas, tales como P. Krugman y J. Stiglitz, que critican duramente las posturas extremas neoliberales. Sus críticas contribuyen decididamente a dejar en claro que son necesarios los cambios de rumbo.

------------ Rocío Lapitz es analista de información en D3E (Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad América Latina).




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